¡Habla memoria!

Novak Djokovic, el hombre detrás de la máquina

El serbio tiene un pasado que explica su personalidad y sus ambiciones. En este 2015, en el que apunta a consolidarse como el mejor tenista del mundo, repasamos 15 historias de una vida plagada de acontecimientos llamativos.

Por Redacción EG ·

17 de julio de 2015
Imagen Como si fuera un espadachín, Nole devuelve la pelota con un pase de magia.
Como si fuera un espadachín, Nole devuelve la pelota con un pase de magia.
Entre el 17 y el 19 de julio, Novak Djokovic será la gran estrella del choque entre Serbia y Argentina por los cuartos de final de la Copa Davis. El escenario de Tecnópolis será también el termómetro que medirá la reacción del público ante Nole, un jugador acostumbrado, por igual, a los aplausos y los abucheos. Con una historia de vida que comienza con la Guerra de Yugoslavia y las presiones de su padre y desemboca en el presente con su paso arrollador por el circuito, el serbio intenta afianzarse como el mejor tenista del mundo, tras convertir en una lucha de tres la dicotomía Nadal-Federer que ya lleva una década de vigencia. Para entender cómo vive y cómo piensa el número uno del ranking ATP, repasamos 15 circunstancias que lo pintan de cuerpo entero.

1. Infancia clandestina
Nole se crió durante la Guerra de Yugoslavia, un conflicto armado entre las distintas repúblicas balcánicas que asoló la península entre 1991 y 2001. Allí se acostumbró a vivir en búnkeres de refugiados, a comer salteado y a sufrir la muerte de algunos de sus familiares más cercanos. El año pasado, contó en una entrevista con el diario The Guardian que los mismos que les daban alimentos de día los bombardeaban de noche, y que sobrevivir al horror no le dejó traumas, sino que lo hizo más fuerte. “La primera vez que escuchas que los aviones se te vienen encima, tiemblas de miedo –recordó–, pero cuando pasan una, dos, tres veces y todavía sigues vivo, te conviertes en invencible. Realmente crees que nada te sucederá porque estás preparado para todo”. En medio de los bombardeos “humanitarios” de la OTAN sobre Belgrado, la ciudad más afectada por la guerra junto a Sarajevo, Djokovic aprendió a jugar al tenis y a forjar su voluntad de hierro. 

2. Su papá quería que jugara tenis de mesa
Srdjan Djokovic, el exigente padre de Nole, jugó desde que era un niño al ping-pong y de no haber sido por los conflictos políticos de su país, en el que durante mucho tiempo se exigía un permiso del gobierno comunista para cruzar la frontera, habría podido llegar a ser un jugador destacado. Sin embargo, la tediosa burocracia del régimen y el temor de abandonar Yugoslavia y no poder ingresar nuevamente, disolvieron las aspiraciones de Srdjan, que no aceptó fácilmente que su hijo eligiera otra disciplina para iniciarse en el deporte. No obstante, cuando la ex tenista y entrenadora Jelena Gencic vio jugar a Novak a los seis años y juró que era el mayor talento que había visto desde la explosión de Monica Seles, su padre, que también es un destacado instructor de esquí, aceptó su elección y lo llevó a la academia de Niki Pilic.

3. ¿Loco yo?
Antes de descollar con su tenis y de tutear a Federer y Nadal en la discusión por el número uno del ranking ATP, Nole ya era conocido por su sentido del humor. Famoso por sus imitaciones de Maria Sharapova, Lleyton Hewitt, John McEnroe y Guga Kuerten, se ganó el apodo de Djoker, una conjugación de la primera letra de su apellido y de la palabra “bromista” en inglés. También tiene hábitos menos conocidos, pero igual de llamativos: durante los partidos se habla a sí mismo para motivarse, insultarse o incluso darse algunos consejos y, si es necesario, refutarse, y una cábala que mantiene desde su primera visita a Wimbledon es comer pasto del court central. Según él, tiene el sabor del sudor del éxito.

4. El colmo de un tenista
Es difícil imaginar a un nadador que no pueda soportar el agua, y también a un tenista que sea alérgico al polvo de ladrillo. Sin embargo, Nole se enmarca dentro de este último grupo y, si bien aprendió a sobrellevarlo, sufre sinusitis e inflamación en los ojos cada vez que pisa una cancha de tierra batida. La primera vez que se hizo público su padecimiento fue en el Roland Garros de 2005, en el que un jovencísimo Novak de 18 años tuvo que retirarse cuando ganaba 4-6, 6-2 y 3-2 contra Guillermo Coria porque después de tres pausas médicas tenía dificultades para respirar. No obstante, esa fue la primera, pero no la última vez que la pasó mal con el polvo de ladrillo, porque en la final del ATP 250 de Umag 2006 se desmayó en el medio de un punto ante el suizo Stanislas Wawrinka. Allí fue cuando decidió dejar las pistas de arcilla e iniciar un tratamiento especializado, que incluyó una cirugía de nariz para corregir su tabique desviado, y que lo llevaría a consagrarse en 2007 en Estoril.

5. Cultura pop
Nole es un fanático del baile y de la música, y en 2010 aceptó participar en el videoclip de la popular canción Hello, de Martin Solveig y Dragonette, que fue una de las más escuchadas del mundo en 2011. El cortometraje, realizado en Roland Garros, muestra a Solveig jugando contra Bob Sinclair, otro reconocido DJ, y Djokovic entra en acción cuando el umpire da por mala una pelota de Solveig y por eso él ingresa a la cancha para convencerlo de lo contrario. En el videoclip también aparece el excéntrico Gael Monfils.

6. Amado y criticado
Hay un dicho popular que asegura que nadie es profeta en su tierra y, si bien no sabemos si en Serbia lo aplicarán o no, Djokovic podría dar fe de ello. En 2011, luego de ganar su primer Wimbledon, fue invitado por el gobierno serbio a un acto en la plaza principal de Belgrado, y 100.000 personas lo aplaudieron de pie mientras Nole reía nervioso enfundado en su chaqueta blanca. Pasado ello, decidió mudarse a Monte Carlo y constituir su domicilio en el principado. Según él, fue para preservarse de ese ambiente que lo maravilló, pero que le provocó una presión desmedida, sin embargo, las autoridades serbias, incluido el ex presidente Boris Tadic, lo criticaron por querer beneficiarse de las prerrogativas fiscales y pusieron en duda su nacionalismo. “Haber nacido en este país me hizo mejor tenista –respondió Djokovic–, porque siempre luché para demostrarle al mundo que también hay serbios buenos”.

Imagen
7. Constructor de sueños
En noviembre de 2007 materializó uno de los primeros objetivos que se propuso cuando llegó a ser profesional: construir una organización dedicada a ayudar a los niños marginados de su país. “Al fin y al cabo, mi único deseo es que cada chico serbio tenga derecho a soñar”, señaló. Hoy, la Fundación Novak Djokovic, con sede en Belgrado, tiene representantes en 19 ciudades (una de ellas es Buenos Aires) y se financia a través de las colaboraciones de empresas multinacionales, de entes asociados a las Naciones Unidas y de pequeñas contribuciones de los particulares a través de la web novakdjokovicfoundation.org. Su novia Jelena Ristic es la directora de la organización.

8. Disciplina de campeón
Nole repite que su éxito, además de su talento, se debe a sus ordenados hábitos fuera de las canchas. Djokovic no toma alcohol, no fuma, no sale por las noches y no se entrena más de lo que su cuerpo puede soportar (“Trabajo la elasticidad y la resistencia, porque para jugar al tenis no es necesario ganar potencia muscular”). Tampoco come alimentos con gluten porque es celíaco ni se saltea el desayuno, en el que aprovecha para ingerir todas las vitaminas y minerales que degradará en el entrenamiento. Además, no consume lácteos, azúcares ni ciertos tipos de verduras, y solamente toma agua mineral tibia, porque dice que cuando se enfría obstruye el flujo sanguíneo. En cada partido, entre punto y punto, come media banana para evitar calambres y lesiones musculares, y todas las mañanas controla el color de su orina para constatar la hidratación.

9. Un café con Novak
La familia aprovechó las ganancias de Nole en el circuito (que ya superan los 75 millones de dólares) e invirtió en el mundo de la gastronomía. Su papá Srdjan y su tío Goran son los encargados de expandir las actividades de la sociedad anónima y a la cadena de restaurantes que tenían montada, en 2014 le agregaron una compañía de bares temáticos que se llama Novak Café y que se ubica en Belgrado. Cuando está en la ciudad, Djokovic suele aparecer de sorpresa en el lugar y sorprender a los comensales, que hacen largas filas para sacarse fotos o para pedirle un autógrafo.

10. Especialista en finales
Contra Roger Federer (19-20) y Rafael Nadal (20-23) tiene récords negativos en cruces directos, sin embargo es el único jugador que ostenta una marca positiva ante ambos en finales. Al suizo lo derrotó en nueve oportunidades y perdió en otras cinco, mientras que al español lo superó doce veces y cayó en diez ocasiones. Con Nadal, además, tiene una rivalidad personal por una cuestión generacional que es considerada una de las más grandes de la historia del tenis. En su carrera por imponerse lograron establecer marcas difíciles de igualar, como haber jugado cinco finales consecutivas de Grand Slam desde Wimbledon 2011 hasta Roland Garros 2012 o haberle dado forma al partido más repetido (se enfrentaron 43 veces) de la Era Abierta.

11. Caballero de San Sava
Por el trabajo de su fundación y por haber prestado apoyo a un monasterio en Kosovo, la Iglesia Ortodoxa Serbia, a la que Nole adhiere religiosamente, lo condecoró con la Orden de San Sava, el máximo reconocimiento extendido en la ortodoxia oriental que premia a aquellas personas que demuestran su amor por el pueblo serbio. La medalla, que antes homenajeó a Nikola Tesla, uno de los inventores de la electricidad, y a la activista sordociega Hellen Keller, se la entregó en persona el patriarca Irineo de Serbia. Es el único deportista que logró el reconocimiento.

12. Jugador copero
La Copa Davis es uno de los torneos que más disfruta Nole, que incluso presentó un proyecto ante la ITF para que el desarrollo de la competencia adopte un formato similar al de los mundiales de fútbol, con una fase de grupos y luego cruces directos. Su debut en el Grupo Mundial fue en 2006, representando a Serbia y Montenegro, y frente a Stanislas Wawrinka logró el único punto en la caída 4-1 con Suiza. En 2010, ya con Serbia, ganó la Ensaladera de Plata al superar por 3-2 a Francia en la final (venció a Gilles Simon y a Gael Monfils en singles) y en 2013 su equipo cayó 3-2 con República Checa en el partido definitorio, aunque él cosechó los dos puntos serbios (derrotó a Tomas Berdych y a Radek Stepanek). Contra la Argentina tiene un solo antecedente: en las semifinales de 2011, disputadas en Belgrado, perdió por abandono con Juan Martín del Potro y la serie quedó 3-2 para los visitantes.

13. El prócer de los billetes
La popularidad que tiene en Serbia desafía los límites lógicos, y tal es así que en 2012, cuando asumió el presidente Tomislav Nikolic, tuvo como primera medida instruir a su gabinete y al Banco Nacional para que estudien la posibilidad de ilustrar los billetes de 2.000 dinares con el rostro de Djokovic. Finalmente, la idea fue desestimada porque los detractores se ampararon en la nula relación del tenista con la política.

Imagen
14. Hombre de familia
Por su personalidad extrovertida, Nole también se prestó a participar en torneos de exhibición que luego le trajeron dolores de cabeza cuando la prensa rosa lo asoció con alguna tenista del circuito WTA. En junio de 2011, jugó en Londres un doble mixto con Maria Sharapova como pareja, y un fotógrafo los retrató, sonrientes, en los vestuarios, lo que le dio alas a los rumores de pasillo. No obstante, la rusa desestimó las versiones y dijo que sólo eran buenos amigos. Algo similar le sucedió con Ana Ivanovic, su compatriota a la que conoce desde que eran niños. Su verdadera relación es con Jelena Ristic, con quien está de novio desde 2005 y tiene un hijo de un año llamado Stefan.

15. Roland Garros, peligrosa obsesión
“París era una fiesta” es el título de la autobiografía del escritor Ernest Hemingway, en el que narra los mejores años de su vida transcurridos en la capital francesa. Los recuerdos de Djokovic, hasta ahora, no coinciden en nada con los del Premio Nobel estadounidense, porque en diez participaciones en Roland Garros (el único Grand Slam que no ganó) nunca pudo obtener el título y se ha llevado decepciones mayúsculas como las dos finales perdidas, en 2012 y 2014, con Rafael Nadal, rey indiscutido en el Philippe-Chatrier. “Ya logré en mi carrera mucho más de lo que esperaba y podría retirarme tranquilo en este momento, pero aquí me sucedieron las cosas más increíbles y es un desafío personal, no me rendiré hasta regalarle mi mejor versión a Roland Garros”, declaró en 2011, temporada en la que ganó los abiertos de Australia, Estados Unidos y Wimbledon. Al cierre de esta edición, intentaba quebrar el embrujo en París...

Por Matías Rodríguez / Fotos: AFP

Nota publicada en la edición de junio de 2015 de El Gráfico