¡Habla memoria!

Ajax 1995, la escuela holandesa vuelve a reinar en Europa

El equipo de Van Gaal se floreó por Europa con un equipo plagado de promesas que luego serían estrellas. Un digno depositario del testigo de Cruyff.

Por Redacción EG ·

09 de julio de 2015
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El Ajax es un equipo que vive de rachas. Su historia se remonta y se basa en ellas, tan cíclicas como esporádicas, aunque sumamente recordadas y marcadas a fuego por el buen fútbol. Con la cantera como motor vital de cada proyecto a largo plazo de proceso continuo que tendrá su fin glorioso cuando el éxito lo disponga, el club más representativo de los Países Bajos recorre su pasado dividido en dos grandes etapas, la setentosa de Michels, Cruyff, Neeskens, Reep y Krol y aquella que la sucedió con altura: la de Van Gaal y sus golden boys.

El paso del ex entrenador del Barcelona por el Ajax coincidió con una exquisita camada de juveniles holandeses dispuestos a todo, incluso a destronar al Milan superpoderoso que Capello había heredado de Sacchi. El designio que Van Gaal comenzó en 1991 tuvo su punto cúlmine en 1995, cuando tuvieron la posibilidad de mostrase por Europa luego de haberse adjudicado la Liga local. La Champions les recibió con un grupo por demás complicado en donde estaba el AEK Atenas, el Austria Salzburg y el Rossonero, vigente campeón luego de una goleada histórica en la final ante el Barcelona de Guardiola, Romario y Stoichkov. Ninguno fue rival y el Ajax acabó primero en la liguilla de octavos de final a cinco puntos del escolta Milan. El gran equipo se estaba gestando.

La condición de revelación del Hajduk Split croata poco pudo hacer para impedir el avance de los holandeses que los aplastaron con un 3-0 irrefutable en el partido de vuelta. La semifinal era una realidad y esperaba el Bayern Munich. Otra vez un empate a cero en la ida dejaba la serie abierta pero el desaparecido estadio De Meer sería testigo de una de las mejores producciones del Ajax. Litmanen en dos oportunidades, George, Ronald de Boer y Overmans harían estériles los tantos alemanes de Scholl y Witeczek para sellar 5-2 inolvidable que colocó al equipo en una nueva final europea.

Van Gaal y sus pupilos estaban viviendo el sueño, ese sueño al que le faltaba superar una sola barrera para convertirse en realidad y abrazar la gloria para siempre. Esa barrera se llamaba, una vez más, Milan.

Los italianos tenían un equipo de superestrellas: Baresi, Maldini, Panucci, Boban y Simone eran algunos de los cucos capaces de atormentar a cualquiera rival, pero el Ajax tenía un as bajo la manga. El as no era otro que el fútbol mismo, en toda su esencia y método. Un conjunto capaz de todo con la posesión de la pelota como idea básica y el juego de posición, el movimiento a dos toques y por el piso impuesto desde la cuna a los jóvenes cracks que tiempo más tarde regocijarían Europa. El equipo titular de la final fue de gala: Van der Sar, Reiziger, Blind, Rijkaard, Frank de boer, Seedorf, Davids, Ronald de Boer, Litmanen, Finidi George y Overmans. Todos ellos quedaron en el recuerdo, pero en gran parte fue gracias al doceavo complemento, la figura del partido decisivo que saltó a la cancha desde el banco para darle justicia a la historia misma, un tal Patrick Kluivert que a los 18 años actuó como juez y parte en una de las finales de Champions más recordadas dándole el triunfo a uno de los mejores Ajax de todos los tiempos.

Ese equipo tuvo un antes y un después, incluso llegó a disputar otra final europea al año siguiente que perdería ante la Juventus, pero la Champions League de 1995 fue la mejor exhibición del Ajax de Van Gaal, el mismo Ajax que aguarda revivir una etapa dorada formando valores en De Toekomst con el claro objetivo de volver a ganarse la admiración del mundo con su fútbol de galera y bastón.

Por Matías Rodríguez