¡Habla memoria!

Alavés de los milagros, finalista de la Copa UEFA 2001

El equipo vitoriano, integrado por varios argentinos, arañó la hazaña y bañó de anécdotas pintorescas el fútbol europeo.

Por Redacción EG ·

05 de julio de 2015
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Los periodistas españoles se sorprendieron al ver a los futbolistas de Deportivo Alavés arribar al aeropuerto con ropa de calle. Les esperaba un vuelo a Alemania para disputar el partido decisivo de la Copa UEFA de la temporada 2000/2001 y los jugadores vitorianos, lejos de los lujosos trajes italianos, se confundían con los aficionados que seguían a su equipo. “Si así hemos llegado a la final, así iremos a la final”, repetía José Manuel Esnal –Mané- el entrenador de ése Frankenstein que llegó a Dortmund para definir el título ante el poderoso Liverpool, el más europeo de los conjuntos ingleses.

 

En el curso de aquella Copa UEFA Alavés jamás dejó de sentirse un intruso, y su peregrinaje estuvo plagado de anécdotas tragicómicas. En Turquía, dónde comenzó el camino del Pink Team –apodado así por el llamativo color rosa de su camiseta, totalmente ajeno a su historia-, Ángel Garitazo, el ayudante de campo de Mané, ingresó sin visado y fue retenido en el aeropuerto cuando intentaba regresar a España. Había ido a espiar a Gaziantepsport y la policía sólo lo dejó partir cuando comprobó que era el hombre de la foto que aparecía en un periódico deportivo que anunciaba el partido de la próxima semana. Ese fue apenas el primer escollo que tuvo que superar algún integrante del equipo que fue ninguneado y obligado a entrenarse a cincuenta o sesenta kilómetros de los estadios visitantes cuando tuvo que jugar en Italia o Alemania.

 

“Cuando nos tocó enfrentar a Inter pensamos que hasta ahí habíamos llegado, pero si pasábamos…”. Óscar Téllez era uno de los futbolistas más reconocidos de aquel plantel y, a pesar de que confiaba en su equipo, la diferencia era abismal. Alavés había dejado en el camino al Gaziantepsport turco y a los noruegos de Lillestrom y Rosenborg, pero el duelo contra el Inter de Ronaldo, Vieri y Recoba era, probablemente, el más desparejo de los octavos de final. Sin embargo los vitorianos, luego de empatar 3-3 en España, lograron un heroico triunfo por 2-0 en el San Siro.

 

El Pink Team –de férreo 4-4-2- era un equipo desbalanceado, flojo en defensa y fuerte en ataque. Recibía tres goles por partido pero respondía con cuatro. Acéfalo de figuras estelares, los destacados eran el rumano Cosmin Contra, Jordi Cruyff, Javi Moreno y el propio Téllez. A ellos los apoyaban el arquero Martín Herrera, Hermes Aldo Desio y Martín Astudillo. El capitán era Antonio Karmona, una institución que acompañó desde el comienzo el surgimiento del Alavés. Fue un grupo que jamás perdió las costumbres y que respetaba la “tradición de la tortilla”, una práctica en la que el equipo se juntaba una vez a la semana a comer en el vestuario luego del entrenamiento.

 

Mientras Alavés seguía avanzando a paso firme en la Liga española –esa temporada finalizaría décimo, lejos de los puestos de descenso que estaba acostumbrado a merodear-, la Copa UEFA ganaba una revelación. Ya en los cuartos de final la víctima fue el también sorprendente Rayo Vallecano, y en semifinales el Kaiserslautern de Youri Djorkaeff con un espectacular global de 9 a 2. En la final esperaba Liverpool, que había dejado de lado a Barcelona y alcanzaba su primera definición europea tras la tragedia de Heysel.

 

La del Westfalenstadion de Dortmund fue, quizás, la mejor final europea de la historia. Liverpool tuvo contra las cuerdas a Alavés durante todo el partido, aunque los vitorianos –que arrancaron perdiendo a los tres minutos- devolvieron golpe por golpe a los Owen, Gerrard, Heskey y compañía. El Pink Team, enfundando en una camiseta inspirada en los colores de Boca, ya que el rosa chocaba con el rojo de los ingleses, estuvo por debajo todo el partido y recién convirtió el 4-4 en el último minuto del tiempo reglamentario. Para Liverpool marcaron Babbel, Gerrard, McAllister y Fowler, mientras que para los alavenses lo hicieron Iván Alonso, Javi Moreno por duplicado y Jordi Cruyff.

 

El partido se definió recién en la prórroga y a tres minutos de los penales, cuando ya el Alavés resistía con nueve hombres por las polémicas expulsiones de Magno Mocelin y Antonio Karmona. El gol de oro –la Copa UEFA de ese año fue la primera en incluir la modalidad en una final de clubes- fue convertido en contra de su propio arco por Delfí Geli, que en su intento de despejar un centro al área de Gary McAllister terminó venciendo a Herrera y le dio el título a los ingleses.

No obstante, la victoria de Liverpool no empaña la gesta conseguida por Alavés, que fue recibido en su llegada a España al grito de “campeones”. Los vitorianos quedaron en la historia de la Copa UEFA como el primer equipo que consiguió jugar una final de la competición en el año de su debut y también como el conjunto que más goles convirtió en una misma edición, con un total de treinta y seis conquistas. Además, la del Alavés fue condecorada por la UEFA como la mejor afición de 2001.

 

Después de la final el equipo se desmanteló, aunque con algunos sobrevivientes de aquel heroico grupo, más algunos refuerzos de renombre, Alavés llegó a disputar la segunda Copa UEFA de su historia. Fue la de la temporada 2002/2003, y también su gloria y su cruz: el equipo cayó en segunda ronda ante Besiktas y tras una mala campaña en la Liga española acabó descendiendo. En la actualidad el club acaba de regresar a la Primera División luego de haber buceado en las categorías de ascenso. ¿Habrá segunda vuelta para el club que obró el milagro y se convirtió en el subcampeón más glorioso de la competición europea? 

 

Por Matías Rodríguez