Cabañas: "Si tengo que apostar por un campeón, voy por Argentina"

"Argentina tiene el mejor equipo del mundo; Messi está no sé cuántos escalones arriba del resto y si se hace un poco de justicia, ustedes deberían ser los campeones. Si tengo que apostar mi dinero a una sola Selección, lo hago por Argentina".
El que llena de flores al equipo de Martino es Roberto Cabañas,el paraguayo que supo ganarse el corazón de la hinchada de Boca con su primer pique y trabada. Se lo expresó a El Gráfico en un evento realizado por Adidas en Casa América, en Santiago, junto a otro loco lindo del fútbol, René Higuita.

"Estuve muy de acuerdo con la contratación de Ramón Díaz para mi país. Nosotros venimos de quedar últimos en las Eliminatorias y no pudimos ir al Mundial que se hizo en el patio de nuestra casa, así que necesitábamos sobre todo a un motivador, y Ramón lo es de sobra: ha levantado a River en un momento difícil y en nuestro país la gente ha empezado a creer otra vez. Ramón no sólo debía motivar a los juagdores, también a la gente", explicó un extrañamente dócil Cabañas, que por un momento guardó sus balas en la cartuchera, se olvidó de los duelos picantes que mantenía con Ramón en la previa de los superclásicos de los 90, y a la vez se diferenció de su compatriota José Luis Chilavert, quien había sacudido feo al riojano. "Es un momento para estar unidos", argumentó.

Cuando se le consultó si Paraguay estaba para ser campeón, apeló a su sinceridad: "No, la verdad que para campeón no lo veo, pero sí para darle un susto a cualquiera. El que quiera ganarnos deberá esforzarse mucho y darlo todo. Contra Brasil, hay que salir a esperar y hacer nuestro juego, nada de ir a buscarlo. En la previa, estamos un 30 % para nosotros y 70 % para Brasil".

Ante la pregunta de El Gráfico de quién es el Cabañas del fútbol actual, algún jugador atlético, combativo, mañoso, el propio Cabañas corrigió el calificativo: "¿Vos querés decir sucio, no? Un delantero sucio, ¿no? Pues no hay, porque cuando yo nací el molde se dañó". Y ante la risa del auditorio se puso un poco más serio: "A mí me daban muy duro en la cancha, quizás era el único futbolista del mundo que usaba canilleras adelante y detrás de las pantorillas, mis compañeros me decían que iba a ir a una guerra, pero lo cierto es que cuando recibía de espaldas al arco, ahí me daban con todo. Y yo les decía a los defensores, y lo repetí muchas veces: ojo por ojo, diente por diente, si ustedes me pegan, yo les voy a pegar, en algún momento del partido les voy a pegar". Ahí volvió el Cabañas que todos conocemos.