De la A a la Z

Radja Nainggolan, de la A a la Z

Si el nombre es difícil, su historia lo fue aún más: su padre lo abandonó de chico y se crió junto a su madre en Bélgica, donde se destacó en el Germinal Beerschot, antes de irse a probar suerte a Italia con 16 años. Volante de batalla, conquistó a la Serie A con su espíritu de lucha y hoy es un gladiador de la Roma, donde lo adoran. Fanático de los tatuajes y la buena vida, también debió habituarse a que le pregunten por su hermana, futbolista y lesbiana.

Por Alejandra Altamirano Halle ·

17 de junio de 2015
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AMBICION. Tuvo una infancia con privaciones y ahora aprovecha el presente de lujo que le ofrece su trabajo. En una entrevista con la revista italiana Sportweek, el mediocampista de la Roma confesó que su vida es otra: “La plata cambia a la gente. Me cuesta ponerme límites. Cuando tenés tanto dinero querés las cosas más bellas, las más caras. A lo que la gente común no puede acceder. Me gusta tener unas buenas vacaciones, un lindo auto y una casa bella”.

BLOEMENTUIN. Es el nombre del parque rodeado de edificios tipo monoblock del barrio Linkeroever, Amberes, en el que solía jugar a la medianoche. A juzgar por sus palabras era un lugar difícil: “Muchas veces le pedía a mi hermana que no jugara, por su seguridad. Tenía miedo de que la lastimaran o saliera herida. Se jugaba por prestigio, no sólo por diversión. Yo era más duro, pero ella simplemente era una chica”.

CARRERA. Comenzó a los cinco años en el Tubantia Borgerhout de Amberes. Con 10, pasó al Germinal Beerschot, donde hizo las juveniles. A los 16 años, arribó a préstamo al Piacenza. Le costó afianzarse, antes de ser la gran revelación de la Serie B en la temporada 2008/09. En 2010, llegó cedido a Cagliari. Rindió bien como volante defensivo y le compraron la mitad del pase. En enero del 2014 debutó en la Roma, donde tiene un rol más central.

DE PLEINTJES. Es el nombre de un documental sobre la cultura futbolística de Amberes. Lo protagonizan Radja y su hermana Riania, junto a músicos, actores y otros jóvenes que crecieron divirtiéndose con amigos en las plazas y parques de la ciudad. Cuentan cómo despuntaron el vicio de la pelota y las posibilidades que les abrió compartir el juego con otros chicos de realidades sociales y culturales totalmente diferentes.

ESCANDALO. En abril de 2014, la policía de Cagliari respondió al llamado de una persona que lo encontró discutiendo con su esposa Claudia en plena calle. En el auto, estaba su hija de dos años Aysha. Lo culparon de maltrato familiar, lesiones y amenazas. Ellos se descargaron vía twitter. “Métanse en sus putos asuntos. Hay problemas de familia, pero no hay golpes”, explicó él. Mientras que ella escribió: “¿Quién no pelea con su marido? Fue sólo una discusión”.

FAMILIA. Riania es su hermana gemela, con quien comparte su pasión por el fútbol desde chicos. Ella juega como mediocampista de la Res Roma en la Serie A desde julio de 2014. Le pega poco al arco, porque tiene miedo de errar. Pero es buena para asistir. Aunque no es tan alta, de cabeza las gana todas. Son muy apegados. Tras la muerte de su mamá, ambos se tatuaron su nombre (Lizy) en idioma elfo de los libros de El Señor de los anillos.

GAY. Su hermana Riania es lesbiana. Tuvo una relación con una joven durante un tiempo y se tatuó su nombre en el pecho. Según ella, en Bélgica tenía más libertad. “Podía ir de la mano con mi compañera por la calle sin problemas, en Italia puedo hacerlo pero siempre encuentro alguno que me mira mal. Sobre todo, entre los ancianos. ¿Pero quién eres para juzgarme? Prefiero una mujer que me haga feliz que un hombre que me trate mal”, declaró.

HUMILDE. Cuando le preguntaron si se sentía como un rey (es lo que significa Radja en indonesio), respondió: “Jamás. Es el nombre que me dieron, que no elegí y que deberé llevar siempre. No me significa nada. Me considero una persona humilde”. Acto seguido afirma que en la cancha no se puede mostrar sin confianza y que le gusta su rol porque le permite defender, crear y terminar las acciones. “Y todo eso me sale bien”. ¿Humilde? Hmmm...

IDENTIDAD. “No nací en Indonesia, pero está en mis raíces”, cuenta. Su mamá, la belga y católica Lizy Bogaerts, había estado casada con un ecuatoriano con el que tuvo tres hijos antes de conocer al padre de Radja y Riania (ver M). Marianus Nainggolan, un indonesio protestante del pueblo Batak, que los abandonó cuando tenían cinco años. “Es muy fácil reaparecer cuando tu hijo es un futbolista”, opinó sobre la intención de su papá de entablar contacto hace poco.

JAGUAR. Ya ni sabe la cantidad de tatuajes que tiene. Según él, cada uno de ellos habla por él y tiene su propia historia. El que más lo representa es el que tiene en la espalda: dos alas con la frase “Rest in peace” (descansa en paz) junto a la fecha de nacimiento y muerte de su madre (ver L). Una de sus más recientes incorporaciones es la de un jaguar con un velero. El animal lo representa a él (“un combatiente”, se define) y el barco significa el sentido de la vida.

KEITA. Su compañero en la Roma es uno de sus modelos a seguir: “Ganó todo y quiere seguir ganando”. Aunque asegura que no tuvo un verdadero ídolo de chico ni tiene un único referente, respeta a muchos jugadores por sus virtudes: a Gattuso por su determinación, a Xavi por su habilidad técnica y al chileno Arturo Vidal por su pressing. Durante el Mundial de Brasil, que vio desde el sillón, deseaba poder parar a otro que admira: Leo Messi.

LIZY. Su mamá falleció de cáncer en octubre de 2010. Radja y sus hermanos se enteraron de que ella padecía la enfermedad apenas tres meses antes de su partida. Riania cree que su mamá lo sabía desde antes, pero prefirió ocultarlo para protegerlos y no alterar la carrera de su hijo. Radja la considera el símbolo de su familia, la figura que los mantuvo unidos. “Ella tuvo que trabajar mucho para pagar las deudas, pero fue una madre muy presente. No nos faltó cariño”, se emociona.

MARIANUS. Su padre, al que no había visto ni logrado contactar durante dos décadas, lo fue a ver cuando Radja visitó Indonesia hace dos años. Lo invitaron a un programa de televisión y consultado sobre su papá, no se mordió la lengua y contó quién era él y cómo los había abandonado para volverse a su país. “Inventó todo tipo de excusas sin sentido, pero no puedo perdonarlo. El dice que Dios lo juzgará, pero no creo en El. Respeto a quien cree, yo no creo que exista”, reveló.

NAPOLI. En enero de 2014, después de haber sido sondeado por la Juventus, el Milan y el Inter, acordó su pase a la Roma con un contrato de préstamo y una opción de compra que ascendía a 18 millones de euros. A último momento, el Napoli hizo un mejor ofrecimiento económico pensando en su gran poder de reventa, pero el belga desistió de la jugada de los napolitanos y eligió mudarse al club de la capital italiana.

ORIGENES. Se formó en el Germinal Beerschot, del que surgieron Thomas Vermaelen y Jan Vertonghen. Ese fue el club que lo catapultó a Italia con sólo 16 años. Un agente suizo lo vio en un entrenamiento y lo llevó a Piacenza. Desde entonces, Alessandro Beltrami (foto) se convirtió en algo más que su representante. Para Radja este hombre es “un miembro más de mi familia, es como un hermano, podría decirse que le debo la vida”.

PINIGOL. Se hizo inseparable del chileno Mauricio Pinilla en el Cagliari. La dupla se encargó de compartir en las redes sociales decenas de selfies haciendo todo tipo de actividades juntos: compras en Dubai, cortándose el pelo uno a otro, descansando en un avión, festejando cumpleaños, saliendo a comer y hasta visitando al Papa en San Pedro. Desde que abandonó Cerdeña no encontró otro compinche así.

QUERIDO. Apenas llegó a Cagliari, se puso en el bolsillo a su entrenador Pierpaolo Bisoli, quien dijo: “Es completo, hace el ida y vuelta con naturalidad, tiene un buen tiro y pase largo, una fuerza de piernas en los primeros tres metros que es de locos. No erra pases y recupera una cantidad increíble de pelotas. Delante de la defensa da lo mejor, pero también por la izquierda juega bien. Su único defecto es, quizás, el cabezazo”.

ROLES. Apenas llegó al Piacenza, quería jugar de enganche. Su entrenador, Mario Somma, le pidió que cambiara de posición y le encargó que fuera un mediocampista polifuncional:  “Cuando llegó tenía 16 años, era muy joven y quería jugar como segundo punta. Ese rol no era eficaz para sus características y le pedí que cambiara de rol, no tenía lo necesario para ser enganche. En cambio, como mediocampista era completo. Los resultados me dieron la razón”, afirmó su ex DT. 

SMART. No tuvo una vigilia de Navidad muy tranquila el año pasado. Dejó estacionado su Smart Brabus Negro en el estacionamiento del aeropuerto de Fiumicino, en Roma, antes de salir de viaje para Inglaterra. Al regresar, se encontró con la ventanilla rota y el hurto de camisetas para niños enfermos que iba a regalar por las Fiestas. Obviamente, hizo catarsis a través de twitter: “Gracias al aeropuerto de Fiumicino por el gran regalo de Navidad”.

TACKLE. Ir al piso es una de sus grandes fortalezas. Lo bautizaron Ninja en su paso por Cagliari, por su espíritu de lucha dentro de la cancha y sus orígenes asiáticos. Ya en la Roma, se ganó el título de mejor tackleador europeo. Defiende en zona, en busca de un corte limpio. Aunque a veces, puede fallar. La prueba es el pobre Federico Mattielo, del Chievo Verona, que sufrió la fractura de tibia en un duro choque con Nainggolan.

UNICO. En su debut en la Roma, en la victoria 4-0 ante Genoa, completó 102 pases. “Es un jugador de alto nivel. Tiene muchísimo talento y no estoy sorprendido por su integración con el equipo. Nuestro juego le sienta bien. Nosotros jugamos con la pelota al piso y él sabe cómo hacer todo: robarla y pasarla largo”, declaró el DT Rudi García sobre su estilo. En un año se adueñó de la titularidad y es un intocable en el mediocampo, junto a De Rossi.

VARIADOS. Son los gustos extrafutbolísticos de Radja. En una entrevista para la televisión de Indonesia declaró que los tatuajes son su pasión y una forma de expresarse.  Confesó ser fanático del cantante Chris Brown y del hip hop. Y sí, viste como un rapero. Siempre tiene a mano un frasco de perfume. Pero su colección de fragancias no puede superar a la de gorras: tiene tantas que asegura que puede usar una distinta cada día del año.

WILMOTS. El DT de la selección de Bélgica lo dejó afuera del Mundial de Brasil 2014. Si bien Radja ya se alineaba entre los mejores mediocampistas de la Serie A, no había participado de las Eliminatorias y apenas había jugado algunos amistosos con su seleccionado. El entrenador decidió prescindir de él y, en su lugar, prefirió a Axel Witsel, Steven Defour, Moussa Dembéle y Maruoanne Fellaini. “Todavía no lo digiero, porque merecía estar en Brasil”, opinó.

XENOFOBIA. Se solidarizó con su compañero Gervinho, al que los hinchas del Feyenoord le tiraron una banana inflable gigante. “Tienen jugadores de color en su equipo y pecan de racismo. No al racismo. Ignorancia pura”, criticó. Es, además, embajador de la campaña #allaciamoli contra la homofobia. “Se hacen diferencias entre las personas por sus inclinaciones sexuales. Mi hermana tuvo una historia con una chica.  Las elecciones libres y pensadas, se deben respetar”, dice.

YO. Nainggolan se valora mucho. Tanto que, para ponderarse un poco, es capaz de hundir a un colega. “Me merezco un lugar en los 23. Mirá a Kevin De Bruyne, sentado en el banco del Chelsea, y convocado en la selección. No tengo nada en su contra, es sólo un ejemplo, él es un ganador y ha hecho un gran trabajo. Pero me parece tonto que te llamen sólo por estar en un gran club”, declaró en 2013, enojado por su falta de oportunidades con la camiseta de los Diablos Rojos.

ZAFADO. Verborrágico, directo y espontáneo,  Radja comparte detalles de su vida privada en twitter. Desde sus vacaciones hasta sus visitas a la peluquería para el cuidado de su cresta.  Retwittea las fotos de los que le copian el osado look. Sus detractores también reciben una respuesta. No se calla si lo provocan. Les responde sin problemas, con un vaffanculo o tifosi di merda. “¿Qué voy a hacer, esperar hasta que sea un ex jugador para responder?”, se escuda. 

Por Alejandra Altamirano Halle

Nota publicada en la edición de mayo de 2015 de El Gráfico