TMA: Todo menos Argentina

Un nuevo proyecto para olvidar el 7-1

Después de la paliza que recibió en el Mundial, Brasil comenzó un proceso de renovación. Desde que asumió Dunga, ganó los 10 amistosos que jugó, pero la Copa América serán sus primeros partidos oficiales.

Por Redacción EG ·

11 de junio de 2015
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Por su historia y pergaminos, hablar de crisis futbolística en Brasil suena a un oxímoron. Sin embargo, es una realidad. En el Mundial que organizó para bordar su sexta estrella, terminó estrellado. Dos años antes, el presidente de la Confederación, Ricardo Texeira, había renunciado por causas de corrupción. Un año después del 7-1, José María Marin, el sucesor del yerno de Havalange, fue arrestado… por sobornos.

En el medio de tal desaguisado está el fútbol. No hacía falta tener demasiada imaginación para comprender que Scolari no seguiría en su cargo. No estuvo a la talla de las exigencias y en el país donde el fútbol es una fiesta, terminó transmitiendo preocupaciones. Ganó en el debut con ayuda del árbitro, no pudo contra México, superó Octavos por penales y en semifinales Alemania le propinó una paliza histórica. Tácticamente desnudó las falencias de un equipo atado con alambre.

La primera opción de reemplazo era Tite, campeón del mundo con Corinthians en 2012, pero Marin prefirió a Dunga para que cumpliera funciones de restaurador. Curiosamente, los últimos grandes sismos de su selección tuvieron epicentro en Alemania (sede del Mundial 2006, victimario en 2014) y “salida” con el mismo director técnico. Dunga le debe mucho bastante a los germanos y sobre todo porque nunca los sufrió como rival desde el banco de suplentes.

“Mi primer pasaje fue para rescatar el valor de la selección brasileña y obtener resultados. Mi segundo paso es para preparar a la selección para 2018”, dijo el día en que fue presentado. La agenda de compromisos viene cargada: Copa América 2015, Juegos Olímpicos 2016 y paralelamente el regreso a las Eliminatorias.

Imagen David Luiz sobresale iluminado en el festejo de gol vs. Honduras. Es el capitán del nuevo barco.
David Luiz sobresale iluminado en el festejo de gol vs. Honduras. Es el capitán del nuevo barco.
Para ahogar las penas, el segundo ciclo de Dunga comenzó derecho. Ganó los diez amistosos que jugó entre el 5 de septiembre de 2014 y el 10 de junio de este año. No fueron rivales menores y la muestra es que cinco de ellos estarán en la Copa: Ecuador, Colombia, Argentina, Chile y México.

Scolari no fue el único que pagó los platos rotos. Del once inicial vs. Alemania no están ni en la lista de 23, Julio César, Maicon, Dante, Bernard, Hulk, Oscar y Fred. La limpieza incluyó siete nombres de peso. A último momento y por lesiones, se sumaron Luiz Gustavo y Marcelo. Y como si ese número fuera un karma, entre los suplentes de aquella derrota, Dunga borró a otros siete (Paulinho, Ramires, Maxwell, Henrique, Hernanes, Jo y Víctor).

En las últimas horas previas, Dani Alves se ganó un lugar por la lesión de Danilo, el nuevo lateral del Real Madrid, quien tenía un puesto asegurado. A los 32 años será junto al arquero Jefferson el más grande del plantel, todo un indicio de la visión a futuro que tiene el nuevo proyecto.

La zaga central mantendrá la experiencia con Miranda (30) y David Luiz (28). Más adelante, rodeando a Neymar (23) estarán Willian (26), Casemiro (23), Roberto Firmino (23), Philippe Coutinho (22) y Fred (22). La edad los delata. Nombres nuevos que buscarán borrar la memoria en el corto plazo y volver a las fuentes.

La sede del Mundial 2018 está endeble, la libertad de Marin limitada y el recuerdo del golpe más grande del fútbol brasilero, demasiado fresco. En ese contexto, Brasil jugará en la búsqueda de encontrar un camino hacia el año que planteó como objetivo final. Mucho más que Perú, Colombia y Venezuela, con quienes comparte el grupo, la verdeamarelha tendrá como principal rival el 7-1.   

Por Pedro Molina.