Fútbol Internacional

El Barcelona vuelve a ser rey: venció 3-1 a la Juventus y levantó la Champions League

El equipo de Luis Enrique se impuso con autoridad en una final inolvidable en Berlín. Rakitic abrió el marcador, empató Morata en el segundo tiempo, pero apareció Luis Suárez, tras una gran acción de Messi, para desnivelar. Neymar decoró el resultado en el minuto 96.

Por Martín Mazur ·

06 de junio de 2015
El Barcelona es campeón de Europa por quinta vez en su historia. Con la victoria 3-1 ante la Juventus en Berlín, cierra una temporada histórica con un triplete de ensueño. Tres goles, tres títulos y tres delanteros demoledores que formaron el tridente mágico: 122 goles en la temporada entre Messi (cuarta Champions), Neymar y Luis Suárez. No hubo ningún equipo que lograra hacerles frente.

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La parábola de la temporada fue sin dudas la del uruguayo Luis Suárez. De haber empezado suspendido por la mordida a Chiellini y tratado como un presidiario por la FIFA, a marcar el gol decisivo del partido más importante, mientras la cúpula de la FIFA está presa por mordidas millonarias. Así es el fútbol. 

El técnico Luis Enrique, quien reemplazó al Tata Martino, debió consolidar una idea y un esquema novedoso que para muchos era inviable, hasta consolidarlo como la mejor delantera del mundo. Pero sin dudas, su punto de quiebre fue haber sobrellevado el lío con Leo del 4 de enero, cuando muchos auguraban la salida inmediata para descomprimir el ambiente en el vestuario. 

El partido en Berlín tuvo un dominio abrumador del Barcelona en el primer tiempo, con un resultado que quedó corto: apenas 1-0, con el gol made in Barcelona que armaron Iniesta y Rakitic. La Juventus, desconcertada, apenas amagaba a hacer sombra, pero no bastaba con abroquelarse atrás si no había nadie que se animara a intentar romper la jugada. Y el Barcelona se entretenía y divertía entre posesión inocua y transiciones rápidas, en las que sólo Buffon, el mejor de su equipo, mostraba estar lo suficientemente atento. 

La squadra de Massimiliano Allegri recibió el 1-0 en el entretiempo como un magnífico regalo, que había dejado 67% de posesión para sus rivales, pero casi las mismas posibilidades de gol que su rival (3 contra 4 del Barcelona), con un activo Alvaro Morata, quien venía de marcar en las dos semifinales contra el Real Madrid, y un Pirlo que mantenía su supremacía, como el mejor pasador de su equipo (apenas 4 pases incorrectos) y el que más pelotas había recuperado, entre la confusión de Pogba y el desmedido uso de la fuerza de Vidal, carácter sin fútbol. Si la Vecchia Signora se decidía a atacar, la suerte podía cambiar. 

Lo hizo circunstancialmente en el segundo tiempo, y encontró su premio demasiado rápido, cuando parecía que se derrumbaba, entre una defensa que tambaleaba y se sostenía apenas por los reflejos de Buffon. Pero llegó la acción espectacular de Marchisio, quien habilitó de taco a Lichsteiner, y la Juve armó un gol parecido al del Barcelona, con pases al vacío y grandes movimientos de desmarque: la media vuelta de Tevez fue magistralmente tapada por Ter Stegen, pero el rebote le quedó a Morata, quien empató con el arco libre. Fue la única acción en la que Carlitos sacó diferencias, en un partido que le quedó incómodo en ambos tiempos.

La final volvía a empezar, con un diagnóstico de superioridad del Barcelona, pero gran carácter de la Juventus. Durante unos minutos, los italianos salieron a presionar y encontraron su mejor momento en el partido, ante la confusión del Barcelona. Pero allí llegó la acción letal de Messi, corrida desde la mitad de la cancha casi sin rivales, cambio de pierna ante el primer marcador y remate cruzado que Buffon apenas pudo contener. El rebote le quedó a Luis Suárez, quien le había ganado en el desmarque a Evra, para dar casi por finalizado el partido.

Pareció que lo definía Neymar con un cabezazo-mano que fue bien anulado, pero el golpe fue demasiado fuerte para la Juventus, que ya no pudo recuperarse y apenas tuvo la expectativa del empate impensado en el córner de Pirlo que tuvo un mal despeje de Ter Stegen, rebote en Evra y la pelota que se fue por encima del travesaño.

En el minuto 96, contraataque del último intento de tiro libre que despejó bien Piqué, llegó la última corrida de Neymar y el zurdazo seco para quedarse con la celebración y la gloria de Berlín. Para entonces ya estaba en el campo Xavi, quien coronó su carrera inolvidable en el Barcelona levantando el trofeo más deseado, y a su vez, rompió el récord de presencias en Champions League (151 partidos).

Las lágrimas de Pirlo conmovieron. Quizás, a su equipo le faltó el convencimiento de que podía haber intentado algo parecido a lo que hizo en la temporada, en lugar de contraerse y adoptar el papel de partenaire ante un rival superior. Pero el Barcelona supo resolver con total autoridad y por eso, nuevamente vuelve a reinar en Europa y a acaparar todos los títulos, con un Messi brillante que recuerda al mejor año de Guardiola.