El flamante técnico de la selección de Perú es Ricardo Gareca. Su lógico objetivo es clasificar al Mundial 2018. Pero 30 años atrás, la historia fue muy diferente. Argentina y Perú integraban el Grupo 1 de las Eliminatorias para México 86 y se enfrentaban en la cancha de River por la última fecha de la clasificación. A nuestra Selección, dirigida por Carlos Bilardo, le alcanzaba con un empate. Perú, en cambio, necesitaba la victoria. Fría y de a ratos lluviosa, en aquella tarde del 30 de junio de 1985 se respiraba angustia y tensión. No daba garantías el equipo argentino, pese a contar con Maradona. Venía de perder en Lima (el famoso partido de la cacería de Reyna a Diego) y no tenía margen de error. La presión pareció diluirse cuando Pasculli puso el 1-0, pero Perú supo absorber ese golpe y revirtió el resultado con goles de José Velázquez y Barbadillo. Con pocos minutos por delante, el equipo argentino era pura confusión. La pelota quemaba. No era para menos: Argentina se estaba quedando afuera de un Mundial. Pero en el minuto 80, tomó la pelota el capitán, Daniel Passarella. Se filtró por la derecha del macizo bloque defensivo del adversario y sacó un tiro cruzado, que surcó el área embarrada sin que pudiera interceptarla del todo el arquero Acasuzo. Parecía gol, pero no. Pegó en el palo y volvió hacia el centro del área chica, donde apareció él, Ricardo Gareca, para empujarla (foto), establecer el 2-2 y meter a Argentina en México 86. Al año siguiente, Argentina saldría campeón del mundo en México. El Flaco Gareca, héroe de la clasificación, se quedó afuera de la lista definitiva y jamás se pudo dar el gusto de jugar un Mundial. Ahora lo intentará como DT de Perú, la selección a la que le clavó un puñal hace 30 años.
Nota publicada en la edición de abril de 2015 de El Gráfico
