Personajes

Klopp, "a todo gas" hacia un nuevo destino

Dejará al Borussia Dortmund después de 7 años. Cambió las aspiraciones del club y sobresalió por su estilo personal y futbolístico. Perfil, historia y método de un entrenador indescifrable.

Por Redacción EG ·

24 de abril de 2015
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“Hay que ir a todo gas”, es la frase de cabecera de Jurgen Klopp. Tiene movimientos hiperquinéticos, larga carcajadas cuando está incómodo y grita los goles corriendo, saltando y con los puños apretados. No para de moverse en ningún momento, gesticula y huye de las frases hechas. Contrariamente a lo que uno pudiera imaginar, el “ir a todo gas” lo usa para hablar de sus equipos.

Imagen "Cuando veo un bebé, aprieto los dientes. Resulta horroroso, el niño empieza a llorar y tengo que marcharme. Con los árbitros, parecido, pero cuando estoy exultante de alegría tengo un aspecto muy similar".
"Cuando veo un bebé, aprieto los dientes. Resulta horroroso, el niño empieza a llorar y tengo que marcharme. Con los árbitros, parecido, pero cuando estoy exultante de alegría tengo un aspecto muy similar".
“Queríamos derrochar vitalidad. Preferíamos dar cinco veces en el travesaño que quedarnos cuatro veces sin tirar al arco, es mejor perder. Ese fue el comienzo. Tenés que vincular a la gente con el club”, explicó sobre su llegada al Borussia Dortmund en 2008. No era tarea fácil. Apenas tres años atrás, el club estaba en quiebra y muchos ya lo imaginaban en categorías inferiores del fútbol alemán.

Klopp completó el triángulo de un ADN que dio 100% positivo. Un club en crisis, simbolizado por trabajadores; y Renania, donde está Dortmund y sede de uno de los episodios más trascendentales de Europa en el período de entreguerras. Francia adelantó su frontera y durante un tiempo las minas de Renania pertenecieron al país galo. Hasta que un militar austríaco-alemán en 1936 ordenó la recuperación del territorio. Fue la punta del iceberg de la Segunda Guerra Mundial. Breve apunte etnográfico: los habitantes se caracterizan por su fervor, la pasión, el nacionalismo, los cantos y el clima festivo.

Casualidad o no, tienen una de las hinchadas más populares y a la que Klopp logró “entretener” con su equipo, como se había auto-exigido al momento de llegar. Casualidad o no, un entrenador oriundo de Stuttgart a los 41 años fue la gran apuesta para superar la crisis del club. En junio cuando recién haya cumplido 48, el rubio de look hipster y anteojos de marco grueso, dará un paso al costado.

Imagen Festejo de gol saltando como un hincha más.
Festejo de gol saltando como un hincha más.
El balance de sus siete años en el club no puede medirse en números. Él consideraba su proyecto como el más interesante del mundo y destacaba algunas originalidades que había impulsado, como el Footbonaut. Es un gimnasio robotizado de 10x10 metros que lanza pelotas desde diferentes sectores y a distintas velocidades. Los jugadores, posicionados en el centro, deben controlar y luego acertar a la única de las 74 cuadrículas que está iluminada. La obsesión de Jurgen por el pase encontró en la tecnología alemana, su mejor aliado.  

Así como la industria nacional le brindó facilidades, la idiosincrasia futbolística del mismo país se encargó de incomodarlo. El hegemónico Bayern Munich hizo todo lo posible para que el disfrute en Renania durara poco. Sin embargo, Klopp levantó dos Bundesliga consecutivas (2009/10-2010/11) y en 2013 sucumbió Europa. Eliminó al Manchester City, vapuleó al Real Madrid en un histórico 4-1 por semifinales y llegó hasta el partido decisivo. Todos hablaban de la revelación de la Champions hasta que apareció el Bayern como un hermano mayor para marcarle los puntos.  

Le dolió a Klopp, quien obviamente quería ganar, pero en la derrota encontró una manera de continuar con su línea discursiva. Muchos lo iban a considerar el mejor de Europa y para él eso era malo. “Ser el mejor de todos es como si me pongo a jugar al tenis contra una niña de tres años y estoy al otro lado y remato con fuerza y la niña está ahí de pie con la raqueta… no es divertido –y agrega-, si al otro lado hay un hombre y jugamos al ping-pong, si gano está bien y si no gano probablemente me haya divertido. Para los aficionados es como una droga. Yo no solo quiero ganar, ¡también quiero sentir!”.

Imagen Los estadios llenos son una costumbre en la Bundesliga y más aún en el Signal Iduna, de 80 mil personas.
Los estadios llenos son una costumbre en la Bundesliga y más aún en el Signal Iduna, de 80 mil personas.
Sus jugadores comprendieron el estilo y desplegaron las alas. Gotze y Lewandowski fueron campeones y el Dortmund no los pudo retener. Se fueron al Bayern Munich por millones de euros. Nuevamente, la metáfora del poderoso y el trabajador. Reus, Gundogan, Hummels y Nuri Sahin fueron otros de los que crecieron de la mano del entrenador y aún continúan. Después de ganar el Mundial de Brasil, Low le acarició el ego a Klopp, y dijo que el Borussia había sido más importante que el Bayern en la génesis del campeón. Luego, lo mencionó al rubio como el sucesor natural.

Sus jugadores no volvieron bien de la Copa del Mundial. Terminó 2014 último en la Bundesliga y habiendo perdido 10 de 17. Así como el entrenador en poco tiempo había vuelto a posicionar al equipo, ese arranque de temporada significó el peor del club en los últimos 30 años. Qué había pasado con el proyecto más interesante del mundo, fue la pregunta que muchos se hicieron. Klopp lloró en cancha, sus jugadores pidieron disculpas cada vez que pudieron y los hinchas los consolaron mimetizados con la causa y al margen de los reclamos.

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Una crisis similar había vivido en 2004, en el modesto Mainz 05 en su primera –y anterior- experiencia como entrenador. Aquella vez concentró a sus jugadores durante una semana a la orilla de un lago en Suecia sin electricidad ni comunicaciones. La moraleja era clara y su lógica también. Años después, ya hablando del Borussia, lo hizo explícito: “Mi romanticismo reside en la máxima de esforzarse en cada partido como si fuera el último”.

El último después de 7 años será el 30 de mayo por la final de la Copa. Su despedida podría ser con un título bajo el brazo.El Borussia Dortmund lo reemplazará con complejo de Edipo por otro rubio, proveniente del Mainz 05 y de 41 años: Thomas Tuchel. En todo este tiempo, la fascinación por el personaje Klopp y su pragmatismo, complicó la tarea de quienes quisieron encasillarlo. Una vez le preguntaron con quién se sentía más identificado si con el Barcelona o el Real Madrid y optó por los blaugranas “por la presión alta”.

Pero no le cierra las puertas a nada. Tiene cosas del Real en el ataque directo, un identikit trabajador equivalente al del Atlético, los centrales juegan muy adelantados como hacen los equipos ingleses y el retroceso es con posiciones fijas a lo Bielsa. Su futuro es amplio y ya sonará como opción en cualquier equipo de la elite, buscando, fiel a sus principios, no ser el mejor, sino mejorar.

Por Pedro Molina