Análisis

El superclásico se jugó en los micrófonos

Apenas River selló su pasaporte a Octavos, aparecieron las especulaciones por un posible duelo con Boca. ¿Qué quieren los protagonistas? ¿Dicen lo que sienten?

Por Redacción EG ·

16 de abril de 2015
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Una de las mejores maneras de explicar la rivalidad entre Boca y River puede ser este momento. Poner la cámara en pausa sin los cruces de la Copa Libertadores definidos y contemplar la escena. Antes de que River sellara su agónica clasificación, ya se hablaba de un posible superclásico en Octavos de Final.

“Como hincha te digo lo mismo que te diría cualquiera de otros equipos clásicos, prefiero que River se quede afuera”, contestó Arruabarrena cuando le consultaron por su preferencia. Los goles de Mora en el Monumental y los de Esqueda en Chiclayo, no le cumplieron el deseo al entrenador-hincha Xeneize.

“Sería desgastante, pero a mí me gustaría. No es lo mismo enfrentarse con el clásico en una semifinal que en octavos. Porque después de octavos te queda mucho recorrido”, dijo Diego Markic, ayudante del Vasco. Su razonamiento fue más lógico y menos pasional con la herida abierta de la Copa Sudamericana. Jugar con River una final anticipada le implicaría demasiada exigencia con la línea de meta todavía lejos. Cómo sostenerse después, es el interrogante que disfraza al “desgastante”.

El Beto Alonso, una gloria millonaria, lo vio desde la óptica opuesta, influenciado por el andar in-crescendo del equipo en el que supo brillar: “Es el partido que te puede dar un envión para llegar a instancias finales. Por eso, yo digo que el que pasa, juega la final con Corinthians”, vaticinó. Si de enviones se trata, River, de un comienzo dubitativo, tiene mucho más para ganar que Boca, con vuelo propio desde que arrancó el año. El Secretario General de Boca, César Martucci, así lo entendió también: “Es cierto que no elegiría River”.

Probablemente nadie salga a decir que jugar contra su eterno rival sea lo peor que les pueda pesar. Una declaración de ese tipo podría ser tomada por temeroso y objetivo de burla. Y así como nadie lo dirá, muchos lo piensan. ¿Para qué arriesgar el semestre tan temprano cuando puede haber tantos otros rivales? El precio de la derrota es inversamente proporcional al del triunfo. Lo que parece una obviedad implicaría que uno de los dos quede marcado, al menos hasta junio.

D’Onofrio intenta comportarse como dirigente, pero a veces debajo del traje asoma la camiseta de hincha. “Pobre Boca si sale primero, le va a tocar el rival de toda la vida. Sería más problema para ellos”, chicaneó con entrada temeraria.

No fue una bajada de línea porque en el Anillo del Monumental circularon diferentes voces. El manager e ídolo, Enzo Francescoli, no mostró una postura definida “Sé que el hincha lo elegiría. Yo evitaría jugar contra un grande como Boca o Corinthians”, pero no se achicó con el buen momento de los de enfrente: “En un superclásico no importa cómo llega cada equipo. El que gana, salva el año”.

El sistema de clasificación de la Copa Libertadores mantendrá en vilo a la multitud. Habrá que estar atentos a los puntajes y a la diferencia de gol de grupos en los que hasta el momento muchos no sabían de su existencia. Hay olor a superclásico y diferentes voces corrieron detrás del indicio. Hasta que no se juegue el último partido de la fase de grupos, no queda más que esperar. Y como dijo Gallardo, profético y sabiendo que no hay nada que hacer, “que venga el que venga”.