¡Habla memoria!

Arsenal de Llavallol, la ignota filial de Boca en los sesenta

Un equipo de barrio, surgido de los torneos Evita, se convirtió en el semillero Xeneize durante los años sesenta. Luego, la compra de La Candela por parte de Boca lo condenó al abandono y la desaparición.

Por Redacción EG ·

08 de abril de 2015
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Los torneos Evita, una iniciativa del gobierno peronista para promover el deporte juvenil, fueron también el terreno fértil sobre el que germinaron varios clubes del fútbol argentino. Arsenal, bautizado así en honor a su homónimo inglés, fue una de las tantas instituciones que trascendió el torneo por su condición de campeón nacional en 1950, y gracias al aporte de Ramón Cereijo, Ministro de Hacienda, consiguió en comodato un terreno silvestre en el partido de Lomas de Zamora. Allí fue que Arsenal se convirtió, para siempre, en Arsenal de Llavallol.

La historia del equipo, antes de encumbrarse en 1950, era prácticamente nula. Fundado el 12 de octubre de 1948 por Aníbal Díaz, un cazatalentos amante del fútbol inglés que a su vez oficiaba de presidente, técnico y utilero del club, se largó a participar en los torneos Evita con un grupo de jugadores que el propio Díaz había reclutado en distintas partes del país. La figura del equipo campeón era el Polaco Vladislao Cap.

Con el campeonato nacional en el bolsillo, los terrenos adjudicados y habiendo cumplido los requisitos necesarios para afiliarse a la AFA, Arsenal debutó en 1952 en el Campeonato de Aficionados, predecesor de la Primera D. En esa categoría permaneció hasta 1954, cuando dio el salto, por decreto, a la Primera C. En ese año, si un equipo cumplía con determinadas normativas que iban desde la cantidad de socios hasta la capacidad y comodidad de su estadio, podía solicitar el ascenso inmediato. Arsenal, definitivamente, reunía las condiciones y con Antonio Angelillo y Humberto Maschio, dos de los Carasucias del Sudamericano de 1957, además de Natalio Sivo (futuro jugador de Racing) como figuras, subió de categoría.

Además de Arsenal, Justo José de Urquiza y Brown de Adrogué fueron favorecidos por la curiosa disposición y lograron el ascenso al igual que el campeón Sacachispas, que se consagró en su primera participación en el Campeonato de Aficionados. A lo largo de los torneos Evita, Arsenal y Sacachispas, que nació inspirado en la famosa película Pelota de trapo en la que Armando Bó actuaba de crack, se convirtieron en archirivales.

Arsenal se mantuvo en la Primera C con campañas irregulares hasta que descendió en 1958. Así debió volver a jugar en la última categoría del fútbol argentino a pesar de contar en el plantel con Norberto Schiro (que luego pasó por San Lorenzo) y Rubén Magdalena (triunfó en Boca).

Un año después, en 1959, Arsenal fue desafiliado en reprimenda a su presidente Díaz, que fue acusado de falsificar la firma de Raúl Colombo, en ese entonces máximo dirigente de AFA, para transferir futbolistas al exterior evadiendo impuestos.

El primer intento del fundador para devolver al club a los campeonatos oficiales fue una fallida alianza con River, que dejó sin efecto el convenio rápidamente. En 1962 la AFA levantó la sanción y Arsenal pudo volver a formar parte del Campeonato de Aficionados al mismo tiempo que iniciaba su etapa más exitosa al convertirse en la filial de Boca, que se hacía acreedor del club y de los jugadores que de éste formaban parte. El acuerdo le sirvió a Arsenal, que reemplazó sus bastones verticales amarillos y marrones por la franja azul y oro, para asegurarse un apoyo económico y formar un equipo competitivo que tenía como pilares a Oscar Pianetti y Ángel Clemente Rojas, dos juveniles xeneizes que llegaron a Llavallol a préstamo y sin opción.

En 1964, un Arsenal renovado que era dirigido técnicamente por Rogelio Muñiz y asesorado institucionalmente por Adolfo Pedernera, logró su primer y único título al derrotar en la final del Campeonato de Aficionados a Ituzaingó y así se ganó nuevamente el derecho de formar parte de la Primera C. Sin embargo, lo que en ese momento pareció ser el trampolín hacia la consolidación acabó por convertirse en el principio del fin. Díaz perdió espacio por el monopolio de Boca, que fue dejando de lado el proyecto, y Arsenal desbarrancó deportiva e institucionalmente.

Antonio J. Armando, que en 1962 había adquirido La Candela, decidió trasladar las inferiores al predio de San Justo, por lo que Boca abandonó Llavallol y con él, a Arsenal. A los problemas por la falta de recursos económicos, se sumó el pedido del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía que solicitaba el terreno que había sido entregado en comodato durante la presidencia de Juan Domingo Perón. Sin espacio físico ni presupuesto, el club selló automáticamente su desafiliación un 12 de octubre de 1968 tras caer con Central Córdoba de Rosario, exactamente veinte años después de su fundación.

La tribuna de cemento fue demolida y las casillas que hacían las veces de vestuario adquiridas por particulares. A partir de ese momento el club de Llavallol se perdió en el tiempo. Se convirtió en un vago recuerdo que se llevó consigo una pequeña parte de la historia de Boca. Esa que falta desde que Arsenal decidió cerrar sus puertas para siempre.

Por Matías Rodríguez