Mucha pasión, no tanto fútbol

Los amigos Christoph y Kurt son alemanes, periodistas y también (y especialmente, subrayaremos) fanáticos de fútbol. Llegaron por primera vez a la Argentina hace dos semanas, con un objetivo claro: ver la mayor cantidad de partidos que pudieran. Lo que Tinelli y amigos hacen con los viajes relámpago para la Champions League, ellos querían experimentarlo pero en el campeonato de la AFA. En pocos días, se dieron el gusto de cubrir partidos de River, Boca, Independiente, Vélez, Racing y Huracán. Además, se cruzaron a Montevideo para ver Wanderers con Palestino. Y ya tienen entradas para ver a Ferro y a San Lorenzo, este fin de semana.

Aunque hayan visto fútbol en casi todo el mundo, los dos aseguran que jamás experimentaron un ambiente parecido al que se vive en los estadios argentinos. "Y eso que lamentablemente no hay hinchas visitantes", cuentan. No hacen distinciones de colores ni de canchas, aunque sí tienen anécdotas variadas de su paso por los estadios argentinos. Le preguntamos sobre el colorido que se ve en las tribunas de la Bundesliga, la pasión que se transmite a partir de esas imágenes de multitudes que copan los estadios, para saber si realmente no se vive algo similar. "No, no, no hay punto de comparación. Esta es sin dudas la mejor experiencia que uno pueda tener en términos de ambiente en un estadio de fútbol", confirman. Otras de las cosas que les llamaron la atención fue la amabilidad y la buena predisposición con que se toparon en todos los clubes, jefes de prensa y allegados. 



"Sin embargo -me dice Christoph- lo que realmente me sorprendió es que el nivel de juego general no me pareció bueno. No me imagino lo que sería si a la Bundesliga le sacarámos los 500 mejores jugadores en el transcurso de unos años, y evidentemente esto es lo que sucedió aquí. Veo jugadores que intentan recibir una pelota y les rebota y se les va larga, por ejemplo". 

La Bundesliga se perfeccionó tanto a nivel técnico, que la diferencia de percepción entre dos recién llegados y nosotros, tan acostumbrados a los dolores de ojos, se manifiesta tanto como el jet lag. Aquí, incluso con saludables apariciones de técnicos que apostaron por fortalecer la idea madre de jugar, aún falta por que esos mandatos impacten en la técnica y, por consiguiente, en el nivel de juego. 

El lunes por la mañana, Kurt y Christoph se despedirán de la Argentina después de su último fin de semana de cancha, con Ferro-Instituto, el sábado, y San Lorenzo-Huracán, el domingo. Y tras 14 horas sin fútbol, aterrizarán en Madrid e irán directo al Calderón, para ver al Atlético de Simeone con el Bayer Leverkusen. 

El viaje continuará en otras canchas. Pero el recuerdo de la Argentina quedará latente, con ganas de volver para seguir mirando partidos y tribunas llenas. Y con suerte, un fútbol un poco mejor.