Primera División

El arco de Boca, sin lugar para sus "pibes"

Javi García, Josué Ayala, Scapparoni, D´Angelo y Vicentini se formaron en las Inferiores pero no tuvieron suerte en Primera. Para cuidar los tres palos, el Xeneize apuesta al mercado.

Por Redacción EG ·

04 de marzo de 2015
En el mundo fútbol los arqueros pertenecen a una raza distinta. No cualquiera puede serlo y la responsabilidad es suprema. Mientras todos quieren participar del juego, ellos esperan agazapados bajo los tres palos. Saben que si se lucen, algo anda mal con sus compañeros. De todas las particularidades, lo que más los diferencia es que solamente hay uno por equipo. Puede ser muy defensivo el entrenador, pero nunca va a haber dos. Puede ser muy bueno con los pies el suplente, pero no tendrá lugar en otro puesto.

[medio no encontrado]
Bajo ese marco de excepcionalidad, las historias de los arqueros suelen llamar la atención. Debutan por infortunios, pierden el puesto por un simple error o se afianzan mucho más tarde que cualquier jugador de campo. El arco de Boca sabe de estas anécdotas. En el inicio del nuevo siglo caracterizado por títulos y prosperidad, los arqueros que lograron la mayoría de las consagraciones arribaron a Casa Amarilla ya de grandes. En el pasado, Córdoba, Abbondanzieri y Caranta. En la actualidad, Orión como titular y Guillermo Sara y Emanuel Trípodi de suplentes. Todos, con orígenes diversos: San Lorenzo, Atlético Rafaela y Unión, respectivamente.

En los últimos años, los que se han formado en las inferiores de Boca no lograron continuidad. El caso de Javier García es el más conocido. Debutó en 2008 y estuvo hasta 2011, tiempo en el que disputó 45 partidos. Sus condiciones y su estampa llamaban la atención. Julio Falcioni lo invitó a retirarse y Tigre pagó 500 mil dólares por el 50% de su pase. Precisamente ante el Matador, su actual club, cometió uno de los errores que lo condenó en el Xeneize. Fue en el triangular de 2008 en el que su equipo se consagró campeón, y el blooper se sumó al que había protagonizado días antes contra San Lorenzo.

Aquella noche de 2008 en cancha de Racing, García pidió el cambio y fue reemplazado por Josué Ayala. El reemplazante apenas tenía 20 años e hizo su debut. No tuvo una mala tarea en esos minutos faltantes, pero tampoco pudo afianzarse. Volvió a jugar en Primera en la durísima caída 0-3 en cancha de Colón. Para colmo de males, sufrió un accidente automovilístico cuando iba a entrenar con Migliore y meses después fue acuchillado en su casa durante un asalto. En 2010 cambió de rumbo y se fue a Independiente Rivadavia de Mendoza, donde logró continuidad y buenos rendimientos. Después de cuatro años en la Lepra, a comienzos de 2015 se sumó a Atlético Tucumán, donde es suplente de Cristian Lucchetti.

[medio no encontrado]
Amigo y compañero de Josué desde los 6, Maximiliano Scapparoni es un desconocido para quienes no pertenecen al mundo Boca. Surgió de Parque y Maddoni lo acercó al club donde estuvo 15 años. Fue arquero de Reserva, pero no llegó a jugar en Primera. En busca de minutos estuvo a préstamo en Ñublense de Chile y al retorno quedó libre. Pasó por Comunicaciones, Los Andes y actualmente a los 26 es suplente de Gaspar Servio en Independiente Rivadavia.

Sebastián D´Angelo es otro caso para el estudio. Tiene la misma edad que Scapparoni, y sólo jugó cinco partidos en Primera. Orión se estaba recuperando de una larga lesión y Ustari sufrió un pequeño desgarro. Así fue como en 2012 el tercer arquero salió a la cancha y cumplió en sus actuaciones. Sin embargo, después no pudo siquiera consolidarse como suplente. A comienzos de 2015, ante la incorporación de Guillermo Sara (sumados a Trípodi y a Orión), Arruabarrena le comunicó al joven de Bariloche que no contarían más con él. En su nuevo destino, Tigre, es suplente de un viejo conocido: Javi García.  

[medio no encontrado]
La depuración de Arruabarrena también afectó a Manuel Vicentini, de 24 años. En Primera sólo jugó un amistoso contra Independiente de Santa Fe, pero fue el arquero habitual de la Reserva durante el último tiempo. Sin lugar, Sarmiento lo sumó a préstamo. En Junín la suerte no es muy dispar: es el tercer arquero detrás de Rigamonti y Bangardino.   

Mientras en Casa Amarilla los más chicos sueñan con los guantes y el buzo Xeneize, la realidad los golpea al llegar a Primera. Las pruebas son concretas: el plantel del Vasco no tiene arqueros surgidos de las inferiores y los últimos cinco que “llegaron”, tuvieron que buscarse un nuevo destino. No por nada, ellos, los arqueros, pertenecen a una raza diferente. 

Por Pedro Molina