Primera División

Estadios vacíos, una postal repetida

En menos de un mes, tres clubes argentinos fueron obligados a jugar sin público por diferentes hechos de violencia. ¿Será la solución? En Grecia por un problema similar, interrumpieron la liga.

Por Redacción EG ·

27 de febrero de 2015
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El escándalo del Panathinaikos-Olympiakos por el clásico griego fue la gota que rebalsó el vaso. Hinchas del equipo local ingresaron antes del partido al campo de juego para agredir a los rivales. Poco les importó el resultado y con su equipo a minutos de ganar, repitieron los incidentes arrojando bengalas, proyectiles y enfrentándose con la policía. El ministro de Deportes del nuevo gobierno que lidera Alexis Tsipras decidió suspender el fútbol. Para protestas y escándalo, ya tenían demasiados problemas en las calles. Stevros Kondonís, el hombre en cuestión, puso como condición que para la próxima temporada todos los estadios deben tener cámaras de seguridad y entradas magnéticas para identificar a cada persona.

En Argentina, antes de tomar las medidas se prohibió el acceso de los hinchas. Primero fueron los visitantes por un tiempo provisorio. Nada cambió y luego se lo tomó como medida fija. “Sucede algo que nos parece intolerable, lo toleramos suponiendo que no va a durar mucho, dura mucho, nos olvidamos de que nos parece intolerable, se convierte en norma”, escribió con resignación Martín Caparrós en su blog de El Pais.

Casi dos años después, nadie piensa en la vuelta de los visitantes. Por el momento, eso está muy lejos. Es más, las últimas sanciones también excluyen a los hinchas locales dándole lugar, entonces, al fútbol a puertas cerradas. Apenas transcurrido un mes de competencia oficial, son varios los clubes que deben afrontar sanciones.

La Recopa, que enfrentó al campeón de la Libertadores y la Sudamericana del 2014, mostró las dos caras del fútbol argentino. Por un lado, el buen año del país a nivel continental y por el otro, la no-evolución en la disciplina en las tribunas. No hubo hinchas visitantes, pero sí diferentes multas. En la ida, los hinchas de River recibieron a sus jugadores con un show de fuegos artificiales. Cómo los ingresaron es una de las grandes incógnitas. Lo cierto es que la Conmebol lo sancionó con 5500 dólares. La cifra irrisoria para un club de semejante magnitud dejó tranquilas a las autoridades millonarias, quienes temían algo peor. Los antecedentes no ayudaban: por cantos xenófobos, sus hinchas no pudieron asistir a tres partidos de visitantes durante la última Sudamericana.  

El partido de vuelta tuvo su altercado aunque de mayor gravedad. Finalizando el primer tiempo, el juez de línea Juan Pablo Belatti fue agredido en la nuca. Según algunas versiones se trataba de una botella de vidrio, mientras que desde San Lorenzo rápidamente salieron a decir que era un rollo de serpentina. El club ya tenía prontuario: en la final de la Libertadores vs. Nacional había estado bajo la lupa por los fuegos artificiales. La Conmebol tomó cartas en el asunto y dictaminó que el primer partido de la Copa Libertadores vs. Corinthians, el Cuervo lo disputara sin público.

Para no ser menos que su clásico rival, Huracán también tuvo que jugar a puertas cerradas. En el partido de vuelta vs. Alianza Lima por el repechaje de la Libertadores, se desató un verdadero escándalo en la tribuna visitante. Corridas, peleas a lo ancho y largo de toda la popular y un hincha acuchillado. Esta vez la sanción surgió del Comité de Seguridad mediante una resolución. El Globo ya cumplió la fecha vs. Arsenal por el Torneo Julio Grondona.

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Apenas unas horas más tardes, a Gustavo Alfaro, director técnico de Tigre, le arrojaron un encendedor en el partido en el que su equipo visitaba a Rosario Central. Se cortó la nuca y le salió sangre. Las imágenes de televisión mostraron cómo el proyectil había volado desde la segunda bandeja. El partido estuvo demorado y por decisión del propio entrenador se completaron los minutos faltantes. “Por un imbécil no vamos a parar”, dijo en ese momento. Desde la gobernación de Santa Fe pidieron cerrar esa tribuna para la fecha siguiente, mientras que la AFA obligó a que se juegue a puertas cerradas. Desde la dirigencia canalla criticaron la medida.

El arranque del 2015 no sólo estuvo lejos de mostrar una mejora, sino que agravó el diagnóstico. La ausencia de visitantes ya se hizo regla y la de los locales no sorprende. La AFA con su slogan para la campaña contra la violencia (#QueremosJugar) denota que su pretensión es mínima. El caso Grecia está muy presente. Mientras tanto, el fútbol a puertas cerradas se está volviendo costumbre.


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— Revista El Gráfico (@elgraficoweb) febrero 27, 2015