Opinión

Torneo de 30 for dummies

El popular género de libros necesita publicar urgente una obra dedicada al campeonato argentino, un Frankenstein sin pies ni cabeza.

Por Martín Mazur ·

05 de febrero de 2015
Los libros, de tapa negra con vivos en amarillo furioso, llaman la atención a lo lejos en cualquier estantería. No tienen nada que ver con el Borussia Dortmund, aclaramos, aunque por si les interesa, en la nota de ayer pueden ver qué demonios pasa en el BVB, por qué el técnico Klopp llora como un nene o Hummels pide disculpas a los hinchas. Pero mejor sigamos con los libros. 

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El género for dummies (para tontos) se popularizó desde el lanzamiento de su primer libro, en 1991. Hablaba sobre el sistema operativo DOS. La idea era generar un vínculo inmediato con el lector desprevenido, y lograr que absorbiera información útil de manera no intimidante. Siguieron tópicos de los más variados, desde arte, software, países, historia, embarazos, cocina... 

Ahora bien, el tema es muy sencillo: nadie en la AFA aún se dio cuenta de la necesidad de publicar este manual imprescindible e impostergable: Torneo de 30 for dummies es una obra que se vendería tanto como las populares visitantes si no existiera prohibición de asistencia. 

¿En qué consistiría este libro? Básicamente, en explicarnos de qué modo funciona este injerto de Primera División, este Frankenstein sin pies ni cabeza, pero con credencial AFA y perteneciente a la misma familia de campeonatos totalmente normales, como la liga de España o la de Alemania. 

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En Torneo de 30 for dummies, deberían explicarse cosas que aún ningún dirigente está en condiciones de responder. 

¿Cómo se garantiza la deportividad si se rompe el principio básico del todos contra todos? 

¿Quién y cómo dictamina quién es el clásico de cada equipo?

¿Cuándo vamos a saber si hay libro de pases después de junio y cuántos cupos se permitirán incorporar?

¿Cuántos equipos y de qué forma dirimirán el acceso a la Copa Libertadores y Copa Sudamericana? 

¿Qué pasaría si con torneo largo y todo, hubiera un empate en el primer puesto? ¿Y un cuádruple empate? 

Después del papelón de Boca-Vélez, ¿en qué situaciones puntuales de desempate contaría la diferencia de gol, goles a favor, partidos ganados y resultados entre sí?

¿Faltando cuántos partidos los rivales directos por el título o el descenso deberían jugar a la misma hora, aunque esto perjudique al Fútbol para Todos?

Todo esto y mucho más en Torneo de 30 for dummies,  un libro que se agotaría al poco tiempo de salir, y que atraería un interés natural casi a niveles de El Puñal, la novela de Jorge Fernández Díaz. 

No lo escribió nadie, pero no porque falten escritores, sino porque lo que no hay, es respuestas. Nadie tiene la menor idea de la letra chica de la competencia, porque a duras penas se llegó a establecer un hilo conductor básico, tambaleante como algunos de esos puentes peatonales hechos con ramas, sogas y algún que otro neumático viejo. 

No tenemos que tener vergüenza en admitirlo: hinchas y periodistas, hemos sido los dummies de este festín dirigencial de dudosas intenciones. Nos consultan amigos del exterior, esos que piensan que el campeonato argentino está entre los mejores del mundo. Nos conviene que sea así, pero ya no tenemos ni duelo de hinchadas ni un formato de competencia serio. Nos quedan los jóvenes talentos que, se juegue como se juegue (generalmente, mal), siguen saliendo y generando pases al exterior. Ante cada consulta, ante cada "¿qué pasó? ¿por qué se hizo este campeonato?", no sabemos qué responder.

En realidad, más que venderse, Torneo de 30 for dummies debería distribuirse gratuitamente, en los mismos centros que se dedicaban a hacer la tarjeta AFA Plus, tan anacrónica y coqueta ella. 

Ojo: el Torneo de 30 no es cualquier cosa y no hay que tomarlo a la ligera. Uno se compra el objeto más estúpido que se pueda imaginar, una juguera, por poner un ejemplo, e igual viene con un pequeño manual de instrucciones. Y eso que la juguera no tiene ni un solo botón, y trae apenas cuatro piezas que se encastran sin dificultad. Así y todo, el manual está presente. A veces es un básico folleto desplegable, a veces tiene la redacción propia de un manual chino traducido al español por un bengalí que trabaja en Laos, pero no deja de ser un manual de instrucciones. Esos que dicen: "atención!!!, nunca poner la clavija en la enchufe cuando esté mojado, riesgo de electroshock".

Este campeonato, con complejidades dignas de la partícula de Dios, no trae una mísera explicación. En El Gráfico de febrero se intentó, al menos, que la gente tuviera acceso al fixture: de regalo viene el clásico troquelado de bolsillo, en el que hubo que hacer una conferencia de diseñadores para ver cómo insertar 30 fechas en 9 caras; y también otro tamaño afiche, gigante, como para que uno pudiera tener un seguimiento real de los partidos que se vendrán. 

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A propósito del género For dummies, después del éxito que tuvieron estos libros, se crearon, también, las Complete Idiot's Guides, o sea, las guías para el perfecto idiota. En el caso del fútbol argentino, quienes las editen deberían ser los dirigentes que aprobaron este torneo, sin excepciones.

Nosotros, mientras tanto, hacemos fila con dos ojazos curiosos bien abiertos, la pera puntiaguda como un alfiler y nuestro único brazo que señala el noreste, sobre un fondo teñido de amarillo. Sí, somos la tapa de un libro imaginario que jamás se escribirá.