Primera División

El retiro de Riquelme: Radiografía de una carrera inigualable

El enganche anunció intempestivamente que abandona el fútbol profesional. Aquí un repaso por su trayectoria, plagada de éxitos, polémicas y reconocimientos.

Por Redacción EG ·

26 de enero de 2015
Talentoso y controvertido en partes iguales, Juan Román Riquelme anunció ayer que abandona el fútbol profesional. A los 36 años, deja como última postal dentro de una cancha su paso por Argentinos Juniors, el club que lo vio nacer, y con el que logró el objetivo de regresar a Primera División. Atrás quedaron sus deseos de jugar hasta los 40 y la esperanza de retirarse en Boca, el equipo que lo catapultó a la fama mundial.

En Boca, justamente, inició su carrera el 10 de noviembre de 1996. El rival fue Unión de Santa Fe, el resultado una victoria 2-0 y el escenario la mítica Bombonera, que esa misma tarde lo despidió con una ovación. El técnico, Carlos Salvador Bilardo, también lo elogió en la conferencia de prensa posterior al partido y los medios de comunicación se hicieron eco del talento de ese chico de figura desgarbada. Dos semanas después, marcó su primer gol en Primera, también La Bombonera, en una goleada 6-0 contra Huracán. Era el nacimiento de una leyenda que se convertiría en el mejor jugador de la historia Xeneize.

Imagen Riquelme siempre fue el faro de sus equipos dentro de la cancha.
Riquelme siempre fue el faro de sus equipos dentro de la cancha.
La primera etapa de Román en Boca se extendió hasta 2002. En el medio, ganó el torneo Apertura en 1998 y en 2000, y el Clausura en 1999. Además, en el ámbito internacional obtuvo el bicampeonato en la Copa Libertadores en 2000 y 2001 y la Copa Intercontinental en 2000, contra el Real Madrid, que por entonces era considerado el mejor equipo del mundo. El Merengue llegó a Japón con su troupe de estrellas y en clara posición de favorito, pero Boca se adelantó con dos tempraneros goles de Martín Palermo y congeló el resultado. Riquelme fue la gran figura de esa inolvidable final que devolvió al Xeneize a sus viejas noches de gloria.

La deteriorada relación de Román con Mauricio Macri, que dio nacimiento al Topo Gigio en una goleada 3-0 contra River, lo obligó a buscar una salida del club y en el verano europeo de 2002 selló su transferencia al Barcelona de España. Allí lo esperaba el entrenador holandés Louis Van Gaal, poco adepto a los futbolistas argentinos. “Usted es para mí el mejor jugador del mundo cuando tenemos la pelota, pero cuando la perdemos jugamos con uno menos”, le espetó el primer día luego de su presentación. Riquelme empezó como titular pero luego fue perdiendo el puesto y al final de la temporada le colgaron del cuello el cartel de prescindible.

Imagen Román, en una ilustración de Gonzalo Rodríguez
Román, en una ilustración de Gonzalo Rodríguez
En 2003 pasó a préstamo al Villarreal, un humilde equipo del interior de España que estaba acostumbrado a pelear en la parte baja de la clasificación. En poco tiempo, el Submarino Amarillo cosechó un tercer puesto en la Liga española y clasificó a la Champions League. En su debut continental, el Villarreal alcanzó las semifinales gracias al aporte inestimable de Román, aunque falló un penal contra el Arsenal que hubiese llevado el partido al tiempo extra. Para los hinchas amarillos, el enganche es sin ninguna duda el mejor jugador de la historia del club, más allá de que el idilio se haya roto abruptamente por la mala relación entre el Riquelme y el técnico Manuel Pellegrini.

El regreso de Román a Boca, a préstamo, en 2007, coincidió con la obtención de la Copa Libertadores de ese mismo año, luego de derrotar a Gremio de Porto Alegre en la final. Su gran actuación como puntal determinante en la conquista hizo que Boca abonara los 15 millones de dólares que exigía el Villarreal por su pase. Así, en 2008 el enganche volvió definitivamente al club.

Imagen Riquelme en la Selección Argentina, secundado por Hugo Ibarra.
Riquelme en la Selección Argentina, secundado por Hugo Ibarra.
Casi inmediatamente después de su vuelta inició un lento pero progresivo declive que se caracterizó por las lesiones, las polémicas y las idas y vueltas. En el medio, ganó el Apertura 2008 y 2011, la Recopa Sudamericana 2008 y la Copa Argentina 2012, pero también ventiló la interna del vestuario y su distanciamiento de Palermo, a quien le hizo un desplante público cuando evitó saludarlo el día que el goleador se convirtió en el máximo anotador de la historia de Boca. También el último tramo de su trayectoria Xeneize quedó marcada por la derrota en la final de la Copa Libertadores 2012 ante el Corinthians. Luego de ese partido, el volante afirmó que dejaba el club porque se sentía “vacío”, aunque la versión off the record indicaba que se fue por su mala relación con el entrenador Julio César Falcioni. Tras un semestre en el que su contrato fue suspendido, regresó durante la última etapa de Carlos Bianchi como entrenador, aunque el resultado no fue el mismo de los tiempos pasados y ambos abandonaron el club.

El último recorrido de su tranco cansino se vio con la camiseta de Argentinos Juniors, el club que lo formó y desde el que llegó a Boca en un paquete que, además de Riquelme, incluyó a La Paglia, Ruíz y Gatti. Una vez logrado el ascenso, abandonó La Paternal y tras una serie de rumores que lo vincularon a distintos clubes anunció su retiro, el mismo que marca, para muchos, la partida del último 10 del fútbol argentino.




Román de Selección



Debuto con la camiseta de Argentina en 1997, en un empate 1-1 contra Colombia en La Bombonera. El entrenador era Daniel Passarella y luego no lo tuvo en cuenta para Francia 1998. Con Marcelo Bielsa no tuvo demasiadas oportunidades y volvió a quedar afuera de Corea-Japón 2002, pero su reemplazante, José Néstor Pekerman, le entregó la manija del equipo para el Mundial de Alemania 2006, que fue el único disputado por el enganche. Más adelante jugó durante los ciclos de Alfio Basile y Diego Maradona, cuando renunció a la Selección por no coincidir con las declaraciones del entrenador. En total, jugó 57 partidos e hizo 17 goles.

En las juveniles tuvo mejor suerte. Con la Selección Sub-20 fue campeón del mundo en Malasia 1997, ganó el torneo Esperanzas de Toulon en 1998 y obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. 




Sus números en clubes



En Boca, entre todas sus etapas, disputó 381 partidos y convirtió 92 goles. En su etapa europea jugó 42 encuentros e hizo seis goles en el Barcelona, y con el Villarreal acumuló 145 partidos y 45 tantos. En el tramo final de su carrera, dejó cinco goles en 20 partidos con Argentinos Juniors.