(sin categoría)

El uno por uno de River en la Sudamericana

El repaso de los jugadores del campeón a lo largo de las diferentes series. No entra a la cancha y no aparece en el uno por uno, pero Gallardo explica mucho del nivel de cada integrante.

Por Redacción EG ·

12 de diciembre de 2014
Imagen Parados: Barovero, Vangioni, Pezzella, Mercado, R. Funes Mori. Agachados: Ponzio, Teo, Rojas, Mora, Pisculichi y Carlos Sánchez.
Parados: Barovero, Vangioni, Pezzella, Mercado, R. Funes Mori. Agachados: Ponzio, Teo, Rojas, Mora, Pisculichi y Carlos Sánchez.

Marcelo Barovero: la Conmebol le dio el premio al mejor jugador y hay poco más para agregar. Se afirmó bajo los tres palos, fue garantía de confianza y sacó carnet de ídolo gracias a algunas intervenciones destacadas. ¿Las mejores? El penal a Gigliotti en semifinales, el primer tiempo de la ida vs. Atlético Nacional y el remate de Cardona en el Monumental que desvió con el pie. No es Superman, no vuela para la foto pero se destaca por su solvencia. Jugó todos los minutos de la Copa.

Gabriel Mercado: si algún distraído se sorprendió por el llamado de Sabella a mediados de año, tuvo seis meses para conocer al 4 de River. Prolijo defensivamente, mostró todo su repertorio pasando al ataque. No es el lateral más rápido de todos, pero pisó el área contra Libertad y anotó. No es el mejor cabeceador del equipo, pero en la final tuvo la llave del triunfo. Un ejemplo a la constancia y a corregir las debilidades.

Germán Pezzella: en los papeles era suplente de Maidana-Funes Mori y en la práctica fue titular en 7 de 10 partidos. Rueda de auxilio de la zaga central, será difícil que en el 2015 siga como suplente. Firme y con templanza, pesó en las dos áreas: anotó el primero (vs. Godoy Cruz) y el último (vs. Atl. Nacional) gol de River en la competencia.

Ramiro Funes Mori: tuvo su año bisagra y le ganó el puesto a Balanta. Fue fundamental para la salida desde abajo y los cortes a la espalda del cinco. El pressing y la vocación ofensiva del equipo, a veces lo perjudican y termina pagando los platos rotos marcando mano a mano y sufriendo por la velocidad de los delanteros. Creció mucho en 2014, pero tiene más todavía para mejorar. El gol de Estudiantes en el partido de ida y el segundo tiempo de la final, los ejemplos.

Leonel Vangioni: si River aprieta y llega con mucha gente, gran parte se lo debe al Piri. Siempre es opción por la banda izquierda y aparece con sorpresa. La serie que lo tuvo como centro de las noticias fue la semifinal vs. Boca. En la ida, le pegó una patada al Burrito Martínez que lo sacó del partido y en la vuelta “asistió” a Pisculichi con un remate defectuoso.

Carlos Sánchez: presente en nueve de diez partidos, el Uruguayo volvió para ser campeón. A los 30 años tuvo su reivindicación riverplatense siendo uno de los mejores del plantel a lo largo de todo el semestre. Anotó el gol del empate parcial vs. Libertad, pero lo mejor de él se vio en el despliegue y la llegada por afuera en su nueva función de interior derecho.

Leonardo Ponzio: no era el titular y la gente lo resistía. No tuvo que declarar para la tribuna ni tirarse a la pelota con la cabeza para revertir su imagen. Le alcanzó con ordenar el mediocampo y ser el equilibrio del equipo en las diferentes fases. Por momentos estuvo muy sólo en la marca y se vio obligado a cortar con demasiadas infracciones, pero su versión del segundo semestre fue muy buena y evolucionando partido a partido. Contra Atlético Nacional fue una de las figuras.

Ariel Rojas: héroe silencioso y un jugador táctico de los que hay pocos. La Sudamericana significó “su” gran torneo en el que terminó de pulir el perfil. Rápido, frontal, siempre bien parado, perro de caza. Fue eso y mucho más. Una sola acción pudo haber opacado todo: el penal que le cometió a Meli apenas comenzado el partido vs. Boca, pero Barovero le salvó la vida.

Leonardo Pisculichi: “River mágico” decía la tapa de El Gráfico de Octubre y nada explica mejor al zurdo. Participó en los últimos seis goles de la Sudamericana como asistente o goleador. Fue la manija en los ataques, convirtió dos goles clave (Boca y Atlético Nacional en Colombia) y supo marcarle como enganche el ritmo a la orquesta. Revalorizó la pelota parada en el Millonario, generando que cualquier infracción de mitad de cancha hacia adelanta sea de riesgo. Crack con todas las letras que encontró el reconocimiento mayúsculo a los 30 años.

Rodrigo Mora: tuvo menos protagonismo en los últimos partidos, pero hay que darle crédito por lo hecho en los primeros. Anotó dobletes en la serie de Godoy Cruz y Estudiantes y cerró la Sudamericana con 4 goles en 8 partidos. Fue muy bueno el regreso del uruguayo a Nuñez y aún mejor la dupla que supo armar –y amar- con Teófilo. “Me da orgullo jugar con él”, dijo.

Teófilo Gutiérrez: es un distinto. Polémico, picante, encarador, determinante, perfil alto. Todos los adjetivos le caben al colombiano, quien adentro de la cancha es insoportable para los rivales. Sabe fabricar espacios y aunque cumple funciones de centrodelantero, no le da referencia a los defensores. Sale y entra una y otra vez hasta quedar mano a mano o poner un pase en cortada. Pobre cosecha goleadora (uno, vs. Estudiantes) y tres chances desperdiciadas en el primer tiempo de la vuelta vs. Atlético Nacional. Así y todo fue importante en la conquista. Si ponen los verdolagas, se queda.

Matías Kranevitter: la lesión lo marginó de gran parte del semestre, pero se puso una meta y logró cumplirla. Ingresó en los dos partidos vs. Atlético Nacional para colaborar en el mediocampo con Ponzio. Es otro de los que ganó confianza y mejoró notoriamente en el segundo semestre.

Jonathan Maidana: no tuvo un buen semestre en cuanto a las lesiones y sólo disputó cuatro partidos. Se colgó la medalla de campeón y el privilegio de ser uno de los pocos que dio la vuelta internacionalmente tanto con Boca como con River. Justamente ante el clásico rival sufrió la última molestia que lo marginó hasta el final del torneo. Los partidos que había estado en cancha, había tenido un buen nivel como casi siempre.

Fernando Cavenaghi: líder simbólico desde el banco que se recuperó de una molesta bursitis para entrar en los últimos tres partidos. Futbolísticamente no aportó demasiado en los 36´ en cancha.

Giovanni Simeone: su última imagen fue la pálida noche contra Boca en La Bombonera. Aquel River jugó de overol, no llevó el frac y el hijo del Cholo sufrió la soledad. Apenas tuvo un pase de Pisculichi que no pudo controlar en lo que podría haber sido un gol importantísimo. A favor, anotó en los dos partidos vs. Libertad. 19 años y mucho camino por recorrer.