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San Lorenzo y su prolongado "día después"

Ningún argentino campeón de la Libertadores sumó tan pocos puntos al torneo siguiente de haberse consagrado en América. Bauza está preocupado y llamó a un psicólogo. El Real Madrid espera.

Por Redacción EG ·

27 de noviembre de 2014
Imagen MOMENTO del clímax en el año azulgrana. Después de la consagración, nunca más volvió a estar cerca del nivel que mostró en algunos pasajes de la Copa.
MOMENTO del clímax en el año azulgrana. Después de la consagración, nunca más volvió a estar cerca del nivel que mostró en algunos pasajes de la Copa.
“El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos”, dijo una vez Marcelo Bielsa. No menos dramático fue Pep Guardiola, quien después de ganar el Mundial de Clubes 2009 y completar una temporada perfecta en cuanto a títulos, reflexionó en rueda de prensa: “El futuro es negro”.

Es falaz decir que a dos de los entrenadores más importantes del mundo no les gusta ganar. Pero en su experiencia triunfante reconocen la dificultad de afrontar el día después de haber consumado un objetivo importante.

Algo así se podría considerar al síndrome San Lorenzo. El calendario le jugó una mala pasada: disputó la parte final de la Copa Libertadores después del Mundial y días antes de arrancar una nueva temporada. El tiempo que quedó en el medio no fueron vacaciones plenas porque había una obsesión por alimentar a las vitrinas cuervas.

El 13 de agosto, San Lorenzo cumplió el sueño. ¿Y ahora qué?, se habrán preguntado muchos. El objetivo principal del semestre ya estaba cumplido apenas iniciado, pero la agenda marcaba 19 fechas del certamen local. Con el champagne aún en la cabeza, el 17 de agosto debutó en el Torneo Transición con derrota vs. Racing. Banfield tampoco tuvo compasión y se llevó los tres puntos del Nuevo Gasómetro en el fin de semana siguiente. Minutos antes del partido, los jugadores habían dado la vuelta olímpica ante su gente. El crédito abierto era total, al punto que Mercier fue expulsado y se retiró de la cancha con una ovación. Hoy, el panorama ya es distinto.

No hubo cambio de chip. Desde que es campeón de América, San Lorenzo ganó 6, empató 2 y perdió 9. Lo que sí varió fue el equipo. Las salidas de Piatti, Correa y Gentiletti y la lesión de Romagnoli influyeron en el cambio fisionómico que llevó al actual 4-5-1. Matos y Villalba perdieron el puesto por bajos rendimientos y Buffarini ya no es la misma garantía como lateral derecho. La vuelta de Cauteruccio es interesante pero con poco gol y el Pitu Barrientos está muy lejos del nivel esperado. El suplente que más se destacó y se ganó un lugar es Enzo Kalinski, el hombre que cierra el triángulo amoroso del medio junto a Ortigoza y Mercier.

Un leve cruce dialéctico entre el mencionado Mercier y el entrenador Edgardo Bauza diagnosticó desconcierto. “Es difícil mantener la cabeza cuando está tan cerca el Mundial de Clubes”, dijo el Pichi, pero el Patón no coincidió: “si algún jugador sólo piensa en el Mundial de Clubes, lo saco del plantel”. Por las dudas, en San Lorenzo ya tomaron nota y contrataron un psicólogo para mejorar la situación y llegar a Marruecos en óptimas condiciones.

La pregunta surge por sí sola: más allá del lógico bajón, ¿es normal que sea tan pronunciado? Para intranquilidad de Boedo, los antecedentes no lo benefician. Desde que los torneos son cortos, Argentina tuvo siete campeones de Libertadores y todos ellos pasaron la línea de los treinta puntos en el torneo siguiente. Vélez sumó 24 en el Apertura 94, aunque con el anterior sistema de puntos, lo que actualmente equivaldría a 33 (9G, 6E, 4P). San Lorenzo, en caso de ganar las últimas dos fechas, sólo sumaría 26.

No sólo eso, tres equipos rebaten todo tipo de teoría sobre la pérdida del nivel: River en el 96 y Boca dos veces (en el 2000 y en el 2003) dieron la vuelta olímpica en el torneo local después de haberse consagrado en América. De los tres equipos que llegaron campeones a diciembre, sólo el Millonario perdió la Intercontinental.

Los últimos ganadores de la Libertadores fueron Boca en el 2007 y Estudiantes en el 2009. Ambos sumaron 31 en los respectivos Apertura y fueron víctimas de Milan uno y del Barcelona, el otro. Desde que hay torneos cortos, el campeón argentino de la Intercontinental –símil Mundial de Clubes- que menos puntos hizo fue el Vélez del 94 con 33. Ni ganando las últimas dos fechas, San Lorenzo podría alcanzar el registro de aquel equipo de Bianchi.

Más allá de las estadísticas, la principal preocupación de Bauza es encontrar el funcionamiento. La duda pasa por si volverá el fuego sagrado a quienes se destacaron en la Libertadores o si el magro modelo del segundo semestre se impone para los partidos decisivos. El futuro negro ya pasó y el Mundial de Clubes se presenta como una buena opción para cerrar el capítulo campeón de América y sus consecuencias. Las conclusiones, a partir del 20 de diciembre.