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Las mejores: Luciana Aymar

Ocho veces elegida como la mejor jugadora de hockey del planeta, a los 37 años sigue brillando en Las Leonas, al menos hasta diciembre.

Por Redacción EG ·

18 de noviembre de 2014
      Nota publicada en la edición de noviembre de 2014 de El Gráfico

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“SER LA NUMERO 1 fue una carga, en especial al principio. Lo trabajé con mi psicóloga y mis entrenadores. Una vez que explotás, debés mantenerte y saber convivir con eso. Pero aprendí a disfrutar de las presiones, de ser quien soy y de los reconocimientos logrados. Nunca imaginé que haría esta carrera. Sí soñaba con vestir la camiseta argentina, competir en los Juegos Olímpicos y vivir del hockey. Y lo logré. Revolucioné este deporte, lo puse en el lugar que se merece y mi nombre trascendió el mundo del hockey”.
Luciana Aymar lo confesaba con naturalidad en una charla íntima con El Gráfico al cumplir 14 años en la Selección. La nena que comenzó a los ocho años en el Club Fisherton, la adolescente que sorprendía en el seleccionado junior y que lloraba por despegarse de su familia, al viajar desde Rosario todas las semanas durante años para entrenarse en Buenos Aires, se convirtió en una de las ilustres del deporte nacional. Desde el tacto de Sergio Vigil y Gabriel Minadeo para saber llevarla, contenerla y potenciarla hasta la mano de Carlos Retegui para darle más herramientas de juego a una fuera de serie, Lucha ganó cuatro medallas olímpicas (plata en Sydney 2000 y Londres 2012, bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008), dos mundiales (Perth 2002 y Rosario 2010), cinco Champions Trophy y fue considerada Leyenda por la Federación Internacional.

A los 37 años, el Champions Trophy de Mendoza, que se disputará del 29 de este mes al 7 de diciembre, marcará su despedida de Las Leonas. ¿Será así? No es que dudemos de sus dichos, sino de sus ganas. La rosarina había anunciado su retiro tras los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en los que fue la abanderada de la delegación argentina, pero cambió sus planes después de descansar. Al regresar, la capitana superó los 350 partidos en el seleccionado, la eligieron por octava vez como la mejor jugadora del mundo (récord entre hombres y mujeres) y culminó su quinto Mundial en La Haya, Holanda, con la felicidad de haber marcado los dos goles para conquistar la medalla de bronce, su cuarto podio en mundiales, y con dolor por haber jugado sin recuperarse correctamente de una distensión en el isquiotibial derecho.

Los oportunistas que alzan la voz en tiempos de éxito dirán que no obtuvo la medalla dorada olímpica. Pero mirá si retoma sólo para los Juegos de Río de Janeiro 2016 y pum: salda su cuenta pendiente y la de Las Leonas con la historia. Sin embargo, esa bala no le entra. Nadie se colgó tantas medallas de valía ni fue tan galardonada ni determinante como esta volante ofensiva. Resulta una celebridad de aquí y de allá, desde la Argentina hasta Alemania, Holanda, Australia y España, países en los que el hockey sobre césped pesa.

Aún se pretende descubrir cuáles fueron los detalles significativos que influyeron para forjar a esta deportista de elite y de excepción, una de billones que nace entre los mortales. Tal vez haya que hurgar en lo más profundo de su alma para encontrar la explicación, porque Lucha nunca se creyó ser quien es. Quizás cada vez que se mira al espejo, vea aquella nena que deslumbraba en el Club Fisherton. En definitiva, la esencia es la misma y la magia no era cuento.

Por Darío Gurevich