Las Entrevistas de El Gráfico

Patricio Hernández, 100x100: “La cama existe: a veces el jugador no da el 100 por ciento ni corre con la misma convicción y echa al DT”

El exjugador de Estudiantes no se calla nada: su rebeldía, Bilardo, Diego, Martino, ser DT en la D y la Selección…

Por Diego Borinsky ·

15 de noviembre de 2014
  Nota publicada en la edición de noviembre de 2014 de El Gráfico

Imagen A LOS 58 años dirige a San Miguel en la D, con las mismas ganas de siempre. Posa en la cancha del Trueno Verde.
A LOS 58 años dirige a San Miguel en la D, con las mismas ganas de siempre. Posa en la cancha del Trueno Verde.
1 ¿Qué hacés dirigiendo en Primera D? Siempre dije y lo repetiré: en un lugar donde haya pelota, cancha y jugadores, en ese orden, voy a estar, porque tengo una profunda vocación por el fútbol, y trabajar me hace feliz.

2 ¿Te prendés a jugar con tus dirigidos? Participo de los locos. Cada vez me cuesta más sacarme a un hombre de encima, pero todo lo que sea a un toque todavía lo puedo resolver. Tengo ese gustito por llegar a casa cansado de jugar un rato junto a ellos.

3 ¿La seguís clavando en los tiros libres? Debo esforzarme más para patear, pero disfruto viendo todavía que la pelota va donde yo quiero que vaya. Explico permanentemente, me gusta enseñar desde el ejemplo y la corrección, o sea que tengo que estar activo.

4 Me imagino que no dirigís por un tema económico. A mí me convocó Joaquín De La Torre, el intendente de San Miguel. Cuando San Miguel descendió a lo más bajo del fútbol argentino, vio a toda la comunidad triste, y la gente le pidió que diera una mano porque esa pasión iba a desafiliarse y ahí me convocó.

5 ¿Cobran los jugadores de la D? Yo tengo una profunda vocación por volcar todos los conocimientos que me enseñaron mis maestros. La D es una categoría amateur, pero se trata de que los chicos tengan alguna comodidad de viáticos para que puedan desarrollar su vocación, por eso elegí todos jugadores de 18 a 20 años que venían de quedar libres en River, Boca, Vélez, Argentinos, o sea jugadores con una cierta formación, que poseen cierta técnica trabajada. Fabián Zermattén, mi ayudante, tiene muchos conocimientos y contactos en esas categorías.

6 ¿Concentran antes de los partidos? Nos juntamos en el club dos horas antes de cada partido, pero sí entrenamos todos los días, como en un club de la A.

7 ¿Cuánto cobra un jugador de la D? Entre 2 mil y 6 mil pesos, que son los viáticos que necesita para más o menos moverse. Yo cobro un dinero del club y hago de administrador de los recursos que se consiguen a través de alguna publicidad o de gente que hace un aporte a la comunidad.

8 ¿Por qué estuviste desaparecido del mapa desde 2007, cuando dirigiste a Banfield? Rocío, mi hija, tuvo una enfermedad autoinmune durante varios años, y apenas se curó, a mi mujer le descubrieron un cáncer. Teníamos a los mellizos muy chicos y entonces prioricé la familia, dormir todos los días en casa y ser el equilibrio emocional de la familia. Tenía una responsabilidad muy grande y soy de los que piensan que al fútbol le tenés que dar dedicación, amor y cariño. Y yo en ese momento no podía dárselo, por eso me tomé un tiempo prudencial. Por suerte, hoy mi mujer y mi hija están perfectas de salud.

9 ¿De dónde se sacan fuerzas cuando recibís dos mazazos así? Vengo de una familia muy creyente de San Nicolás y luego me crié en Estudiantes, donde te inculcan la perseverancia, la lucha, la fe, y entonces, ante un problema, le metés para adelante.

10 ¿Hace cuánto trabajas como panelista en la TV? Desde el 2006, estuve dos años en Estudio Fútbol y después seguí en Código F por la señal internacional de TyC Sports en todo América. Analizo el juego y hago secciones: Errores de arqueros, Virtudes de delanteros, Pelota parada, Dolor de ojos, cuando tiran los centros para cualquier lado, Transición positiva, Falta de profesionalismo, por la cantidad de calambres que hay en el fútbol argentino. Veo los partidos en casa, anoto y luego trato de hablar desde el lugar del entrenador.

11 ¿Te agarraste alguna vez a piñas con un compañero? Con un compañero, no; con un técnico. Y no con cualquiera: con Bilardo. Fue una locura, tenía 19 años. Pasó en 1976, en un estadio de béisbol, en Venezuela. Estábamos haciendo un picado, yo le metí un caño de ida a Pachamé, se lo quise tirar de vuelta, la pelota le quedó entre las piernas y se la dio a Carlitos López. Bilardo estaba en mi equipo, jugaba con zapatillas Flecha, no me lo olvido más. Carlos López hizo que iba a patear, la frenó con su zurda deliciosa y Bilardo pasó de largo. Se quedó recaliente y me empezó a gritar: “¡Corré Hernández, corré!” y le hice un gesto con la mano de “no me rompas las pelotas”. Carlos esperó que se fueran todos y me dijo: “Vení que tengo que hablar con vos”.

12 ¿Qué te dijo? “Vos tenés que hacerle caso al entrenador, porque para llegar acá me tuve que romper el alma”, me dijo, y me tocó el pecho. Y eso no lo soporté. Yo era muy rebelde. “Si querés hablar, hablamos; si querés pelear, peleamos”, le contesté. “Sí, quiero pelear con vos”, me dijo y ahí nomás lo primereé y le metí una trompada. Estábamos en el vestuario vacío, no había nadie para separarnos, así que nos dimos un buen rato, para mí fue eterno, yo le pegaba en la cabeza, él hacía lo suyo. Quedé todo marcado, no sé si me mordió o si me rayó con un anillo. Después abrió la puerta del túnel que estaba con una tranca y pensé: “Me van a mandar ya a la Argentina”.

13 Te mandaron, supongo. No. Regresamos un martes y el jueves aparezco citado para el partido siguiente. Ahí le fui a hablar: “Carlos, le tengo que pedir disculpas, yo vine acá porque somos todos hinchas de Estudiantes por lo que ustedes hicieron, discúlpeme, usted es mi maestro”. Me dio otra oportunidad pero dejó de saludarme. Y en la charla técnica no me nombraba, ponía el numerito 10 en la pizarra, con el nombre de todos los demás. Yo pasaba, saludaba con un “Buen día, Carlos” y él nada, hasta que me operaron. Ahí me llevó al Italiano y venía a la mañana a desayunar conmigo antes de ir para el entrenamiento o mandaba a Gloria para que no estuviera solo a la tarde, y a la noche mandaba a Eduardo Manera a dormir conmigo. Un gran gesto.

14 No se supo de esa pelea durante mucho tiempo. Sí, claro, la conté muchos años después cuando Carlos tuvo otro gesto que no olvidaré nunca en mi vida. Mi hija había tenido un accidente de auto muy feo en La Pampa. Yo dirigía a Lanús y el Tata (Brown) era mi ayudante y tenía mi teléfono, para filtrar un poco. A él le avisaron y el Tata, en vez de contarme a mí, lo llamó a Carlos para ver qué hacía. Carlos le pidió que no me dijera nada y se puso a llamar a distintos lugares: al hospital, al aeropuerto y consiguió hablar con un neurocirujano que estaba en Nueva York a través de Raúl Madero para que viniera a operar a mi hija. Todo esto en un interín de 3 horas. Mi hija tenía una fractura en el cráneo, pero salió todo bien. Jamás olvidaré ese gesto de Carlos.

15 ¿Con qué otros te agarraste a piñas? Con ninguno, esa fue la única pelea de mi vida deportiva.

16 ¿De quién eras hincha de pibe y quién era tu ídolo? De Estudiantes, como mi papá. Tenía varios ídolos, todos zurdos como yo. Si estaba muy cansado y me ponía atrás, eran Madero; en los días en que tenía muchísima energía, corría en el medio como Pachamé, y cuando estaba fino y quería hacerme el habilidoso, era Juan Ramón Verón. Y después, otro gran referente era Chiquín Sívori, el gran ídolo de San Nicolás. Mi padre era amigo de él y yo lo veía jugar y en algún punto trataba de hacerlo parecido: un diez que buscaba mucho el gol.

17 ¡¿Chiquín Sívori!? En San Nicolás, a Sívori no le decían Cabezón, sino Chiquín, porque era muy menudito y lo ponían a jugar con los grandes, le decían chiquilín, chiquilín y le quedó Chiquín. Yo lo traté desde muy chico. Una vez me regaló una pelota, que todavía tengo, y mi papá me decía: “Patri, tocale la zurda a Chiquín, que es maravillosa”. Y Enrique recordaba siempre esa anécdota.

Imagen CON RAMON Díaz, antes de un Nápoli-Torino.
CON RAMON Díaz, antes de un Nápoli-Torino.
18 Estaba claro que si nacías en San Nicolás tenías que ser 10, zurdo y habilidoso como Sívori, ¿o no? Mirá, tuve la gracia de Dios de ir a jugar a Torino, la ciudad donde Sívori deslumbró con la Juventus, y todo eso que me habían contado y yo había agrandado a través de El Gráfico y del boca a boca, lo viví ahí. Sívori fue uno de los embajadores más grandes de la historia del fútbol argentino.

19 ¿Por qué tuviste problemas con los dirigentes de Estudiantes? Porque tenía una personalidad muy fuerte. A mí me quería el San Pablo, y yo me moría por ir a Brasil, admiraba a Rivelinho, a Pelé, el fútbol que ellos jugaban. No me querían ceder y les pedí que aunque sea me dejaran ir 6 meses para aprender. “Si no me dejan ir, yo me voy igual”, les dije y ahí entré en cortocircuito con los dirigentes.

20 Y te bajaron de una gira por rebelde. Pero eso fue por otra cosa. Se hizo una gira y a los grandes les daban 400 dólares por partido y a los pibes, 40. Tenía 17 años, estábamos reunidos en un aeropuerto y me planté diciendo que quería 400 dólares como los grandes. Se armó tal lío que el dirigente a cargo le pidió a Carlos: “Solucioná este problema porque si se meten con Patricio, se va a armar un desastre”. Al final, Bilardo me dijo que él me iba a dar de su bolsillo la diferencia, que la cortara. Un tiempo después, hubo otra gira y no me llevaron porque tenían miedo de que hiciera lío.

21 ¿Bilardo te mandó a ver rivales con 20 años como penitencia? No sé si como penitencia, pero fue después de las piñas, en la Libertadores. Fuimos a Venezuela, jugamos con Portuguesa y después nos tocaba Deportivo Galicia. Me pidió que viera el entrenamiento y que le contara qué hacían, cómo pateaban los corners, con qué calzado entrenaban. Me hice una hora y pico de viaje, me puse en un rincón y después le conté a Carlos lo que habían hecho. Carlos fue muy generoso conmigo. A mí y a Miguel Russo nos traía a Buenos Aires a comer con su familia, conocí a Gloria, a sus padres, a veces me quedaba a dormir en su casa. Y en esos viajes conocí a Zubeldía en una parrilla cerca de la cancha de Vélez, donde se juntaba mucha gente, año 1974, 75, 76, por ahí…

22 ¿Qué recordás de Zubeldía? Un personaje extraordinario. Sabía muchísimo de fútbol y se le entendía lo que decía, porque muchos saben pero no lo explican bien. Un tipo muy sencillo. En esas comidas lo hacían hablar a Zubeldía y todos escuchábamos en silencio.

23 ¿Si no te vendían al Torino, Estudiantes no salía campeón 82/83? Según las cifras del Torino, mi venta se hizo en 1.200.000 dólares y con eso Bilardo compró 14 jugadores. Carlos me llamaba seguido a Italia: “¿Podés acelerar para que en vez de que los pagos sean a 60 días la plata llegue antes?”. No podía hacer nada. Carlos siempre fue muy claro conmigo: “Si querés irte, andate y hacemos un equipazo, pero si te querés quedar, encantado”.

Imagen VISITA con la familia al Santo Padre, Juan Pablo II, durante su estadía en España.
VISITA con la familia al Santo Padre, Juan Pablo II, durante su estadía en España.
24 ¿No te arrepentiste de haber forzado tu salida y perderte la chance de ser campeón con Estudiantes? Tenía 25 años, había debutado hacía 7, Estudiantes siempre peleaba por no descender, y yo buscaba una experiencia en Europa. Encima, jugar en el Comunale, donde había brillado Sívori… Jamás me arrepentí, fue una de las etapas más felices de mi vida y una elección propia. Conocí al Papa, jugué en los mejores estadios del mundo, nació mi hija, fueron condimentos que me hicieron crecer a nivel humano.

25 ¿Hay mucha pica entre Torino y Juventus? No tanto. La gente vieja es del Torino y los más jóvenes, de Juventus. En realidad, la ciudad está muy dividida, pero en Italia hay mayoría de hinchas de la Juve.

26 “Hernández ya es el Maradona del Torino”. Fue el título de mi debut en el Torino con gol incluido. Hubo una peor. Me hicieron una nota antes de viajar a Italia y el título de La Gazzetta dello Sport fue: “Seré el Sívori de Torino”. Por supuesto que habían inventado todo, yo había dicho “Soy de San Nicolás como Sïvori”. Me dio tanta vergüenza que tuve que llamarlo a Chiquín para explicarle que no lo había dicho. “Quédese tranquilo que los títulos en Italia son todos para vender”, me dijo, y me aconsejó que fuera a vivir a la colina, no a la ciudad: “No va a tener paz en la vida, si no”.

27 ¿Sucede que los jugadores le hagan la cama a un DT? En el subconsciente sí. Muchas veces no das el 100 por ciento porque ves que no tenés eco. Corrés, pero no con la misma convicción, te falta la motivación extra tan importante en el futbolista latino y eso termina echando al entrenador.

28 ¿Te pasó como jugador? Sí, y fue dolorosísimo. Pachamé era el entrenador. Y había llegado por sugerencia mía. Era un momento especial del club, año 1980, había conflictos con los premios, los jugadores decidimos abandonar la concentración y Pacha se quedó. “Me traicionás”, me decía. Eso desgastó tanto la relación que era una olla a presión que no se aguantaba. Pacha era nuestro referente, quien nos había educado y no supo congeniar para crear un clima favorable. Y se terminó yendo, el equipo no respondía.

29 ¿Por qué volviste de Italia para jugar en Instituto? Porque estaba muy ilusionado con ir al Mundial. “Si jugás en River o en Boca te llevo”, me dijo Carlos. Pero River tenía a Alonso, Francescoli, Alfaro, Morresi; en Boca no tenía contactos y fui a Instituto, donde mi hermano era el profe, pero no llegué. River me contrató después del Mundial.

30 ¿Jugaste algo en la Libertadores 86 que ganó River? Unos partidos en la primera fase: con Boca, en Uruguay, después jugaba mucho en el campeonato. El titular en la Copa era Alonso, y el Bambino confiaba mucho en su equipo titular. A Japón no pude ir porque me lesioné el tobillo unos días antes del viaje.

31 Dos años después la rompiste en Cruz Azul… Sí, metí muchos goles. En realidad, fuiché por el Cruz Azul para jugar en el estadio Azteca, donde se habían coronado Pelé, Rivelinho y Maradona, esa es la verdad. Pude darme ese gustito y me fue muy bien.

Imagen BROMEANDO con Alfaro y Gallego, cuando fue su ayudante en River, en 2001.
BROMEANDO con Alfaro y Gallego, cuando fue su ayudante en River, en 2001.
32 ¿Gallego te rompió el tobillo y después te llevó de ayudante para compensar? El Tolo me pegó una patada en la tibia, no le presté atención, se me hizo un hematoma calcificado y me tuvieron que operar. Fue una patada típica de esa época, pero sin mala intención. Nunca me voy a olvidar que cuando llegué a la Selección en el 79, él era campeón del mundo y me recibió bárbaro, mantenía la bohemia del año 73, cuando nos conocíamos de enfrentarnos con las Terceras de Newell’s y Estudiantes.

33 ¿En el 2001 te pusieron como su ayudante en River para evitar sus desequilibrios? Querían fortificarle el cuerpo técnico y su representante, que era el mío en ese momento, me dijo que el Tolo necesitaba gente joven para estar cerca de él. Creo que buscaron a alguien más frío, con experiencia en Primera, y yo ya había dirigido a 5 o 6 equipos.

34 Se comentó que por ahí seguías cuando echaron a Gallego… Davicce me propuso continuar porque le interesaba el trabajo que hacía con los que no jugaban en Primera. Tenía un grupo en el que estaban Costanzo, Gandolfi, Demichelis, Barrado, Cavenaghi, D’Alessandro y les entrenaba la técnica individual. Un dirigente me dijo que así trabajaba Renato Cesarini, para mí fue un gran orgullo. Le llamaba la atención cómo les explicaba las técnicas de base, pero yo había llegado con el Tolo y no había ninguna chance de que siguiera.

35 ¿Podés creer el campeonato que perdieron con San Lorenzo ese año? No lo perdió River, ese Clausura lo ganó San Lorenzo. Los pisamos 3-1 en su cancha y después San Lorenzo metió 11 victorias seguidas. Ese campeonato lo jugamos bien, siempre a ganador, pero chocamos con un gran rival.

36 Vos que sos su amigo, ¿por qué le fue mal al Tolo en los últimos años? Su carrera está signada por muchos títulos y seguramente hay algo que él deberá rever para volver al nivel competitivo que lo caracterizó. Hablamos seguido, yo le doy algunos pareceres de lo que creo. Hoy no sólo hay que estar formado en el aspecto técnico, táctico y estratégico, sino tener un muy buen equipo de trabajo.

37 ¿Te putearon mucho por dirigir a Banfield después de hacerlo en Lanús? Nada, son gente muy sensata y respetuosa. En Lanús me siguen tratando maravillosamente bien.

38 ¿Vos recomendaste a Cúper en Lanús? Me vinieron a buscar de México y les sugerí su nombre, porque Héctor había sido compañero mío en Huracán y me parecía un tipo muy serio, disciplinado, de la escuela de Timoteo, que iba con el perfil de Lanús. Me dieron bolilla y recuerdo que vino Cúper con Basigalup, su ayudante, y estuvimos reunidos 5 horas en casa, les pasé todo de los jugadores.

39 ¿Qué entrenadores actuales te gustan? Me gustó Sabella en la Selección, después de Bilardo era al que más fe le tenía para llegar entre los 4 primeros. Me gusta mucho el Tata Martino, también Pedrito Troglio para Gimnasia y hay una camada de gente joven que deberá solidificarse, pero el fútbol argentino no pudo reemplazar aún a Renato Cesarini, a Osvaldo Zubeldía, a Jorge Solari, a César Luis Menotti ni a Carlos Bilardo.

40 ¿Y de afuera? Hay varios; al que no le doy los méritos que le da el mundo es a Guardiola. Si a Rampla Juniors le ponemos un jugador que mete 90 goles en un año como Messi, cualquier entrenador es el más capanga.

41 ¿Un técnico tiene que saber más de fútbol o de grupos? Fundamentalmente debe saber de fútbol, pero también debe tener una gran vocación para llegarle a ese chico que, en general, no viene tan preparado. Tiene que ser creíble desde la metodología, el cariño y el amor que pone para enseñar todo lo que aprendió.

42 ¿Cómo lo ves a Verón como presidente de Estudiantes? Excelente. Yo soy amigo del padre y a Sebastián lo conozco desde chiquito, me lo llevaba a dormir a casa cuando tenía 5 años. Nosotros no teníamos hijos, a él le gustaba venir y dormía entre mi mujer y yo. Por ahí íbamos a comer a la casa de Juan Ramón y Cecilia, y al irnos aparecía Sebastián con su bolsito negro, ponía el piyama, el cepillo de dientes y una camisetita de Estudiantes, y decía “Yo me voy a conzentrar con Patrizio”, hablaba con la zeta. Para él, concentrar era venir a nuestra casa. Tenía el pelo largo y llevaba la pelota para todos lados.

43 Camoranesi te nombró muchas veces como un hombre clave en su carrera, ¿cuándo lo conociste? Dirigía al Santos Laguna y tenía 2 millones de dólares para gastar en jugadores. Sergio Fortunato, que había sido compañero mío, me habló muy bien de Mauro, a quien representaba. Apenas llegué, armé un cuadrado con conos a 50 metros uno del otro y le pedí que corriera hasta que le avisara. Le hice “la gran Bilardo”.

Imagen REUNION con su padre futbolístico, Carlos Bilardo, con quien se agarró a piñas en sus inicios como jugador en Estudiantes.
REUNION con su padre futbolístico, Carlos Bilardo, con quien se agarró a piñas en sus inicios como jugador en Estudiantes.
44 ¿A qué te referís con “la gran Bilardo”? Me puse a 150 metros y lo dejé correr más de una hora, mientras relojeaba qué actitud tomaba, si se iba, si acusaba algún cansancio, si robaba metros corriendo por adentro. Al otro día le pregunté si le gustaba el club. En ese momento por 100 dólares, Mauro mataba (risas). Y terminé de evaluarlo con un ejercicio que hago siempre: le doy un pase y que encare al defensor y defina. Ahí le pedí a Miguel España, el capitán de la selección mexicana que no lo pasara ese jugador, y vino Mauro, tiró la pelota para la izquierda y le metió un zapatazo que casi le arranca la cabeza al arquero. Ahí nomás le dije: “Andá a elongar que te quedás con nosotros”. No necesité verlo jugar.

45 Después lo recomendaste a Italia. Había ido a ver entrenamientos de Lippi a la Juventus y me encontré con Luciano Moggi, el director deportivo de la Juve, el mismo que me había comprado a Torino en su momento. Le hablé de Mauro, y Moggi me dijo que al día siguiente iba a traer a Roberto Bettega para que les contara. “¿Por qué tenemos que comprarlo?”, me preguntaron y respiré hondo para bancar la parada. “Por dos cosas –arranqué-, porque tiene piernas de futbolista como Sívori o Ernesto Grillo y porque si lo meten en el Bronx, el tipo lo atraviesa y sale vivo por el otro lado”. Y les aclaré que después de ahí lo recomendaría en Verona. Al final lo terminó comprando Verona y luego, la Juventus por 10 años.

46 ¿En casos así cobrás por recomendar? Nunca quise saber nada, nunca recibí un peso. A mí lo que me interesaba era quedar bien con Moggi.

47 Escribiste un libro con prólogo de Bilardo y epílogo de Menotti, ¿se enojó alguno? Carlos estuvo un tiempo sin darme bolilla. Me enteré de que se había enojado por Miguelito Russo, y le pedí que lo ablandara. Un día, que estaba concentrado con Lanús, Miguel me dice que vaya a verlo al café de la esquina del Colón. Fui con un poco de miedo, dije “buenas tardes”. “¿Qué hacés Hernández”, saludó Carlos. “Si me llama por el apellido, soné”, pensé. Coppola estaba ahí, la captó enseguida y dijo: “Acá estamos con tu maestro”. Y aflojó.

48 ¿Nunca mediaste entre ellos? Cuando estuve en la Selección, Carlos me decía siempre: “Vos tenés que hacerle caso a Menotti, porque estás en la Selección”, y Menotti también me hablaba bien de Bilardo en ese momento, me decía que se hacía respetar en los clubes donde iba. Los problemas vinieron después.

49 ¿Los dirigentes saben de fútbol mucho, poquito o nada? En líneas generales no saben. Muchos son inteligentes, como los de Lanús o Estudiantes, que escuchan al entrenador y hacen caso.

50 Decime uno que sí supiera. Julio Grondona era, lejos, el que más sabía. Con él se podía hablar y discutir, fue el único dirigente que tranquilamente hubiera podido ser entrenador. Pistola Gámez también sabe y Roberto Tessone, de Argentinos, era otro.

51 ¿Eras de hablar con Grondona? Te cuento una buenísima. En 1979 viajábamos de Alemania a Yugoslavia con la Selección que dirigía Menotti. Ibamos hablando de fútbol con Julio. Me decía: “Menotti tiene unos huevos tremendos, va al frente siempre, cuando no esté en la Selección, no sé quién puede ser…”. Ahí le tiré el nombre de Bilardo. Julio me dijo: “¡¿Carlos Bilardo?! Noooo, es cagón, hace tiempo, se mete atrás. ¡Bilardo nunca, nunca!”. Muchos años después, fui un día a AFA para renovar un carnet y pasé a saludar a Julio: “¿Se acuerda cuando le sugerí el nombre de Carlos, lo que usted me respondió?”. Y él se reía: “Sí, claro, te dije que era un cagón de mierda”. Tenía una gran memoria, Julio.

52 ¿Qué te generó su muerte? Lo sentí mucho, como también la muerte de Nélida, su mujer. En el Mundial 82 íbamos a misa siempre juntos, me regalaba rosarios, estampitas. En 1976, Julio me quiso llevar a Independiente y desde entonces sentí un cariño especial por él. Fue el mejor dirigente de la historia.

53 ¿Quién debería ser el próximo presidente de la AFA? Me gusta mucho el perfil de la gente de Lanús, también Pistola Gámez y no descarto a Julito Grondona.

Imagen A LA IZQUIERDA, con la camiseta del Cruz Azul, donde metió muchos goles.
A LA IZQUIERDA, con la camiseta del Cruz Azul, donde metió muchos goles.
54 ¿El enganche clásico es una especie en vías de extinción? De ninguna manera, sigue existiendo, aunque no con las mismas características porque la velocidad ha cambiado, pero siempre se necesita al genio, la fantasía de un jugador que desequilibre. Ya no tienen la pausa de antes, y no todas las pelotas pasan por él.

55 ¿Existen técnicos que les piden plata a los jugadores? Seguramente existen.

56 ¿A vos te pidieron alguna vez? Nunca.

57 “Muchos entrenadores consiguen trabajo haciendo sociales de noche”, dijiste una vez. ¿Sigue pasando? Queda mal que uno lo diga, pero el lobby sigue existiendo. Mi límite siempre es la identidad, y yo no me siento identificado con hacer eso, entonces prefiero resignar el protagonismo antes que hacerlo.

58 ¿Es la hora de una nueva camada de entrenadores con otro perfil? Hay una nueva camada de entrenadores, y está bien; son moralmente más sanos que los anteriores y están mejor preparados, tienen sentido común y humildad: Gallardo, Arruabarrena, Palermo, Pedrito Troglio… Pero, como te dije, aún no hemos reemplazado a Cesarini, Zubeldía, Griguol, Solari, Menotti y Bilardo.

59 ¿Viste drogas en el fútbol? En los 70 se daba a través de un dirigente o de un médico, pero yo tuve la bendición de que Bilardo no dejara a los juveniles ir solos al consultorio médico sin antes pasar por él. Si tenías tos, Carlos te decía: “Practicá y después vemos”.

60 ¿De verdad estabas dispuesto a ir a pelear a Malvinas, como declaraste? Son expresiones de juventud. No fui a Plaza de Mayo el 2 de abril, pero era uno de los pocos que tenía esa fantasía de que se trataba de algo que podía llegar a hacer.

61 La persona que más te marcó en el fútbol. Carlos Salvador Bilardo, porque me agarró en la etapa formativa. No sólo fue mi entrenador, sino que se preocupó por cómo invertía el dinero, porque ocupara mis tiempos libres en algo constructivo. Con Carlos he ido a ver operaciones en un quirófano, para aprender.

Imagen NOTA EN EL GRAFICO: "Los nuevos técnicos vienen marchando", con Humbertito Grondona, Miguel Russo y Enzo Trossero.
NOTA EN EL GRAFICO: "Los nuevos técnicos vienen marchando", con Humbertito Grondona, Miguel Russo y Enzo Trossero.
62 Tus mejores amigos del fútbol. Miguel Angel Russo, José Luis Brown, el Tolito Gallego, Juan Ramón Verón, Sergio Egea, el Colorado Mac Allister, Fabián Zermattén.

63 Tu día más feliz en el fútbol. Mi debut en Estudiantes, con 17 años. Esa noche pensé: ya me puedo morir tranquilo, mi papá me vio jugar con la camiseta del Pincha. Mi papá había estudiado en La Plata y se hizo muy amigo del Nolo Ferreira y de ahí le quedó ese amor por Estudiantes. Mi debut fue con Banfield, con Bilardo de entrenador, y compañeros como Pachamé, Togneri, Pagnanini, Pezzano…

64 Y el más triste. Mis últimos partidos en Huracán, veía que se terminaba el sueño eterno. Dejé un miércoles porque me llamaron de Argentinos para que fuera el DT. Se iba una etapa muy linda de mi vida.

65 El mejor técnico que tuviste. En mi etapa formativa, nadie como Bilardo, y en mi etapa competitiva, Menotti fue un maestro de maestros de fútbol.

66 ¿Y el peor? Uno que no nos aportó nada por no conocer el medio fue Héctor Rial, quien había jugado en Real Madrid. Venía de Europa acostumbrado al Madrid y nunca se supo adaptar al Country, a las canchas malas, a la idiosincrasia de Estudiantes, pedía un vino especial para él, cuando nosotros estábamos acostumbrados a que todos tomáramos lo mismo. Nos chocaba mucho todo eso.

67 ¿En qué equipo te fue mejor como entrenador? Este San Miguel es donde mis jugadores más han crecido, donde más se ve mi obra, donde más he consolidado una idea. Esperemos poder ascender.

68 ¿Sentís que eras un gran proyecto de entrenador que no se concretó? Sí, siento que era una gran promesa por mi juventud, la experiencia internacional y formación de distintas vertientes que nunca pude encajar en proyectos del fútbol argentino. Como autocrítica reconozco que me faltó adaptarme más al dirigente argentino, no ser tan terminante, entender que a veces uno se debe adaptar más.

69 ¿Mantenés contacto con Bilardo en la actualidad? Sí, claro. Yo tengo 7 hermanos, 5 de ellos con vida, y tanto a Carlos como a su hermano Jorge o a su mujer Gloria los veo como parte de mi familia.

70 ¿No te da pena que se aferrara a un cargo o que ahora quiera ser presidente de AFA, o dirigente de Estudiantes? A mí me da más pena que Menotti no esté en un lugar vinculado al fútbol. Deberíamos ser como los japoneses, que respetan a la gente grande y sabia. Con Carlos siempre tenés para aprender, aunque el lenguaje no sea el ideal. Menotti y Bilardo deberían estar dentro del fútbol como elementos hasta decorativos.

71 Tu mayor acierto en tu carrera de futbolista. Haber ido a Estudiantes con 15 años cuando me querían los cinco grandes y los equipos de Rosario. En Estudiantes me educaron para ser mejor persona y esto lo fui notando en actitudes sencillas.

72 Por ejemplo. Cuando era pibe y todavía vivía en San Nicolás, los equipos que iban a jugar a Rosario pasaban por afuera de la ciudad y con un grupo de amigos nos acercábamos los sábados a la estación de servicio a ver si pasaban los jugadores. A veces paraban a cargar nafta y a comer y podíamos ver a los jugadores de cerca. Casi todos los equipos compraban 3 o 4 damajuanas de vino, pero el Estudiantes de Zubeldía era diferente. Primero, bajaban con camisa y corbata, todos peinaditos, había una Coca Cola por persona y no me olvido nunca de que Aguirre Suárez le pidió al mozo una más y sacó de su bolsillo para pagar. El mozo no le aceptaba. “Nos dijeron que era una por persona”, decía el tucumano. Al final se levantó Zubeldía y detrás los jugadores, saludando todos con corrección. “Yo quiero jugar ahí”, pensé.

73 Tu mayor error como futbolista.Me lo reprocha siempre mi señora: haberme venido de Europa teniendo  la posibilidad de jugar en Francia o Grecia para tratar de llegar al Mundial del 86. Yo tenía contacto fluido con Carlos. Estando en Europa, él me mandaba a hablar con Passarella para que le explicara qué pretendía del líbero. O que convenciera a Bertoni para que viniera a la Selección. Y yo me iba a Florencia a hablar con ambos.

@fotoI(@74 ¿Tu máximo error como DT? Dejar un Banfield que había armado a mi medida porque Estudiantes era un caos y me necesitaba. Otro error importante fue haberme ido de Lanús a dirigir al Santos Laguna porque la oferta era jugosa. Había hecho una linda campaña en Lanús, con dirigentes de primera, un club con estabilidad, un error de juventud.

75 ¿Y tu gran acierto como DT? Haber aceptado dirigir en la Primera D porque vuelvo a sentir el cariño y el amor por el fútbol.

76 ¿Qué pasó con Fútbol San Nicolás? Sigue existiendo, pero sin el aporte que le dimos en su momento. Hoy se autofinancia. Yo jugué un solo partido, tenía 45 años y no daba para más que eso.

77 ¿Qué jugador es tu máximo orgullo como DT? Hay varios que me demostraron una gran gratitud: Camoranesi, el Tecla Farías, el Caño Ibagaza... Son chicos a los que ayudábamos dándoles un peso o comprándoles comida. Recuerdo que en unas fiestas sonó el teléfono en la casa de San Nicolás y era la mamá de Ibagaza. “Mire que nosotros no nos olvidamos de lo que hizo con nuestro hijo cuando era chiquitito”, me dijo.

78 ¿Te apretó feo la barra brava alguna vez? Varias. Una vez me cruzaron el auto a la salida de City Bell, cuando recién llegaba a Estudiantes. Me pedían 8 mil dólares por cada partido de local. Les dije que no. Tenía un patrullero y una moto que me hacían la custodia desde la rotonda de alpargatas hasta el country, a la ida y a la vuelta. Así durante tres meses.

79 ¿Los caballos de carrera son más leales que los jugadores? No, no, la lealtad del jugador de fútbol siempre está. Sigo con mis caballos, con el stud Estudiantes 68. Hace dos años tuvimos uno al que le puse Luminoso Togneri, porque era medio rubión al nacer y me hizo acordar a Néstor Togneri, que fue compañero mío en Estudiantes.

80 ¿Está bien que existan los códigos del fútbol? Para mí no existen los códigos del fútbol, me suena a código mafioso. Para mí existe una moral sana o no. El que es alcahuete, lo es en la vida y en el fútbol.

81 ¿Te ofrecieron plata alguna vez para ir para atrás? Para atrás, no; para adelante, varias veces.

82 ¿Qué recordás de Osvaldo Ardizzone? Un maestro del periodismo. Rescato su artesanía para hacer una entrevista. Recuerdo una que me hizo para Goles: fue a la práctica martes, miércoles, jueves, el viernes a la concentración y el domingo al partido, quería conocer a fondo a la persona, eso me quedó grabado.

83 ¿Quién patea mejor: vos o tu sobrino Juan Martín Hernández? Momento de esplendor contra momento de esplendor… a Juan Martín lo mato (risas). Los dos tenemos un mismo tronco de educación deportiva. Nosotros éramos siete hermanos y Juan Martín es el hijo de Miguel, el hermano inmediatamente mayor a mí. Mi padre nos inculcó que en los pequeños detalles estaba la diferencia. Ibamos todos al campo de mi abuelo y había una puerta de madera con una ventanita y mi viejo nos hacía jugar a ver quién la metía ahí adentro. Así aprendí mucho. Mi hermano Miguel tenía una gran sensibilidad y le enseñó a Juan Martín. Nada es casual.

84 Vos pateás mejor ¿quién fue más importante en su deporte? Juan Martín, ahí no hay dudas. Que todo un estadio como el Parc de Princes grite “Maradoooo, Maradoooo”, como pasó en el Mundial 87, justo contra Francia, cuando metió un drop maravilloso, no es joda, ¡eh! Eso lo hace un exquisito con la pelota. Juan Martín, para mí, es como un hijo más, como lo son todos nuestros sobrinos, ya perdí la cuenta, creo que tengo más de 30.

Imagen CORTANDO EL CESPED como DT de Estudiantes.
CORTANDO EL CESPED como DT de Estudiantes.
85 ¿Por qué a Argentina le fue mal en el Mundial 82 si tenía mejor equipo que en el 78? El pico se agarró unos meses antes y creo que se graduaron mal las cargas, tal vez fue excesivo concentrarse tantos meses antes y no se calculó bien la energía nerviosa para llegar al Mundial en el auge nuestro. Y lo de Malvinas fue un golpe muy duro.

86 ¿Se plantearon no jugar el Mundial? No, a ese punto no, pero sí recibimos un mazazo apenas llegamos a España. Pisamos la concentración de Villajoyosa, subimos a las habitaciones y en cada una estaban los diarios de España. La mayoría los vimos y enseguida bajamos al lobby, sentíamos por primera vez que estábamos perdiendo la guerra. Fue un shock fuerte. No sabíamos bien qué actitud tomar, pensábamos en darle una alegría al pueblo argentino.

87 ¿Con quién estabas en la habitación? Con Maradona. Diego transmitía permanentemente un tremendo amor por la pelota de fútbol y por quedarse a entrenar. Otro de esos es Juan Ramón Veron. Tiene 70 años, y sigue jugando de 9 en cancha grande todos los domingos. Mi hijo mayor me preguntaba quién había sido mejor, si Juan Ramón o Juan Sebastián. Le contesté: “Lejos, Juan Ramón Verón, el otro tira pelotazos, un día va a bajar un avión” (risas). Mi hijo decía que estaba loco.

88 Contate alguna de Diego…. Cuando Maradona agarraba esas rabietas de gambeta, que no se la podías sacar e iba levantando tierra, Menotti gritaba: “Jueguen, participen, no miren, muchachos”, porque nos quedábamos mirándolo. Y una increíble se dio antes del partido contra Hungría del 82. Diego se levantó a la madrugada y fue al baño, y suele pasar que cuando uno hace eso, el compañero también se levanta a la misma hora y va al baño. Actúas en dupla (risas). Ahí en la mesita de luz teníamos la caja de Havanna, el mate, y recuerdo que había una moneda de una peseta. Una moneda grande y pesada. Diego fue al baño, después fui yo y cuando volví, Diego agarró la peseta y empezó a hacer jueguito, ¡descalzo! Una moneda que dolía, eh, y empezó tic, tic, tic, hizo 4 o 5 jueguitos, la moneda iba siempre derechita, después la dejó en la mesita de luz. “Uy, Patri mañana la rompo”, me dijo. Yo apagué la luz y los ojos me quedaron como dos de oro, pensaba si lo que había visto era verdad o lo había soñado. Tardé en dormirme. Al otro día Diego, metió sus primeros dos goles en mundiales y ganamos 4-1 con una actuación espectacular.

89 ¿Mantuviste contacto con el tiempo? No mucho. Unos años después, en el 84 o el 85, nos volvíamos de Italia en avión a pasar las fiestas, él del Nápoli y yo del Torino. Y en un momento de la noche me dice: “¡No sabés cómo quiero llegar ya a la Argentina! Es que mandé a pedir las semillas que se usan en Wembley para que la pongan en mi cancha de la quinta, hace 3 meses que está preparada y nadie tiene permitido jugar ahí hasta que llegue. La hice cortar ayer y mañana ya tengo armado un partido, ¿venís?”. El tipo estaba desesperado por jugar en su cancha. Ese es el Maradona que yo conocí. Tenía un impresionante amor por la pelota.

90 ¿Diego ya tenía esa ambición de ser el mejor? Era muy muy competitivo, tal es así que quería ir primero en todos los entrenamientos físicos, se encerraba en sí mismo cuando perdía un partido o no tenía una buena actuación. Al ping pong nos matábamos con Ardiles y él, no le gustaba perder a nada.

91 ¿Argentina desperdició un Mundial con Maradona como DT? No ganó como hubo tantos otros que no ganaron. Sí habría que haberle puesto un equipo de colaboradores que le hicieran los trabajos de campo y que Maradona sea la biblia del que habla con su experiencia. Pero que Diego aceptara eso era muy difícil. La Federación Alemana lo hizo en su momento con Beckenbauer.

92 ¿Por qué Argentina lleva tantos años sin ganar el Mundial? Por falta de organización, porque todos los buenos talentos se van rápido a Europa y se terminan de formar allá, entonces vienen a la Selección y hay un choque de culturas y se complica. Y nos falta una identidad futbolística.

93 ¿Qué se debería hacer? Hay que aprovechar ahora para hacer una muy buena reestructuración: hay que enfocar e invertir en divisiones inferiores, que allí estén los mejores entrenadores y no desperdiciar tantas oportunidades con el talento que tenemos en el país.

94 ¿Argentina no jugó muy atrás en Brasil 2014? Destaco que hubo seriedad y mucho compromiso de los jugadores, que no es poco, pero claramente se priorizó el tacticismo por encima de lo individual.

95 ¿Por qué Messi no pudo desequilibrar como otras veces? Se salió segundo que es importante, ahora Martino le puede dar ese famoso talento argentino, poner a cada jugador donde corresponda para ser un equipo protagonista desde atrás hacia adelante. Martino va a priorizar siempre al hombre jugador para que se sienta bien jugando a lo que sabe jugar; Sabella lo resignó en pos del resultado.

96 Van tres mundiales de Messi, si no lo aprovechamos es para morirse… Creo que con Martino lo va a lograr, es un técnico ideal para esta Selección: por inteligencia y sentido común va a saber dilucidar rápido qué hacer para que Messi juegue en su plenitud.

97 ¿Cómo lo ves a Martino en la Selección? Extraordinario. Sabella priorizó lo táctico por encima de lo técnico y lo estético, porque se adoctrinó en Estudiantes. El Tata es distinto y creo que le puede dar al equipo la esencia del fútbol argentino sin perder lo táctico.

98 ¿Dónde lo conociste a Martino? Cuando decide dejar el fútbol, yo necesitaba un 10 para que creciera Cañito Ibagaza, entonces le propuse venir a Lanús, y aceptó. Era un profesional mil puntos y con una gran ascendencia con los compañeros, tanto es así que volvió a dejar el fútbol unos meses después y me lo
llevé a Barcelona de Guayaquil, cuando agarré el equipo.

99 Duraste poco, ahí… Sí, 30 o 40 días. Isidro Romero Carbo, el presidente del club, no quería que pusiera a los negros en el equipo. “Sáquelos usted, yo hago el equipo con lo que mejor tengo”, le contesté. El colmo llegó en un partido. En el entretiempo bajó al vestuario Bucaram, el presidente de Ecuador, con todos los guardaespaldas atrás. Me avisan, salgo, le doy la mano y me dice: “Pon a este y a este, y saca a este y a este”. Por supuesto que hice lo que yo creía y me echaron al otro día. Se complicó para cobrar, eso sí.

100 ¿Por qué? Fui a hablar con el embajador argentino. “Andate y no pidas nada, son los dueños del país y no te van a pagar, no vaya a ser que termines mal”, me aconsejó. Mandé a mi familia de regreso y fui a las oficinas del dueño del club. Era un edificio de 15 pisos, cada uno con una empresa: Coca Cola, BMW... Ahí me atendieron los abogados, había 10 millones de guardaespaldas. “¿Usted viene a cobrar? Pero si no tiene contrato firmado”, me apuraron. Insistí. “Consultaremos al presidente, venga en 10 días”. Volví a la semana. “Usted se tiene que ir de acá urgente porque no tiene contrato”, me repitieron. Y ahí saqué un as de la manga: “Julio Grondona, César Luis Menotti y Miguelito Brindisi me dijeron que la palabra de Isidro Romero Carbo es ley en este país”. Todo mentira, no me habían dicho nada. Brindisi era muy querido ahí. Te la hago corta. Ahí nomás escucho que por teléfono nombran a estos tres y se ve que el presidente dijo “páguenle a este cabrón y que se vaya”. Era mucha plata. Llamé a mi mujer: “Ahora con todo esto nos vamos a Miami a festejar una semana”. Me pagó hasta el último día. Le tendría que haber dado un porcentaje a César, a Julio y a Miguelito (risas).

Por Diego Borinsky. Fotos: Maxi Didari y Archivo El Gráfico