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Premier League: La nueva cocina del show

No tiene a los mejores jugadores ni a los clubes más destacados, pero con un modelo de gestión empresarial tan heterodoxo como exitoso y una paridad entre los equipos que asegura el espectáculo, se afianza como la liga con mayor audiencia del mundo.

Por Redacción EG ·

25 de septiembre de 2014
Imagen GLAMOUR. La Liga inglesa de finales de los ochenta, caracterizada por el hooliganismo y los precarios estadios de madera, se reinventó en la Premier League, la mejor competencia del mundo, gestionada por los clubes y pensada para el público.
GLAMOUR. La Liga inglesa de finales de los ochenta, caracterizada por el hooliganismo y los precarios estadios de madera, se reinventó en la Premier League, la mejor competencia del mundo, gestionada por los clubes y pensada para el público.
En Hillsborough murieron 96 personas y también el viejo fútbol inglés. Junto con aquella tragedia de abril del 89 se enterraron los hooligans y los estadios de madera de las crónicas de Nick Hornby. Los equipos británicos, no obstante, sufrían desde 1985 las consecuencias de la desorganización. Los protagonistas de la final de la Copa de Europa de ese año, en Heysel, habían sido los ultras del Liverpool. Los incidentes y la violencia parecían haber sepultado para siempre las esperanzas de progreso de la Liga inglesa, que ni siquiera podía hacerle cosquillas a sus semejantes de Italia y España.  Pero luego de Hillsborough, la presión social y un verdadero compromiso por parte del gobierno y de los clubes pudieron marcar el camino para la reconstrucción. Más vale tarde que nunca, dicen. Y así fue.

Las medidas ordenadas por el Informe Taylor (reformas en los estadios, prohibición de venta de alcohol durante los partidos, aplicación del derecho de admisión para los hooligans…) coincidieron con la buena actuación de Inglaterra en el Mundial de Italia 1990. El resultado fue un reverdecer del fútbol en las islas, que se había reducido a una secundaria costumbre de las clases trabajadoras. Sin embargo, los mejores jugadores y técnicos ingleses habían emigrado hacia destinos más seductores, y los equipos estaban en quiebra por la poca asistencia de público a los estadios y la raquítica redistribución del dinero de los derechos de televisación por parte de la Asociación del Fútbol inglés (FA, según sus siglas anglosajonas).

Los clubes, entonces, tomaron cartas en el asunto y amenazaron a la FA, que manejaba los hilos del fútbol desde 1888, con una fuga masiva si no se modificaban ciertas condiciones. La organización, luego de varias idas y vueltas, no hizo lugar a los pedidos y cada institución cumplió con lo convenido. Así nació, en 1991, una liga que se pondría en práctica a partir de la temporada 1992/1993 y cuyo formato está basado en los principios del derecho privado.

La Premier League opera como una empresa y es propiedad de los veinte clubes que la conforman. El sistema es similar al de una sociedad anónima: cada equipo confluye como accionista y tiene un voto en cuestiones relacionadas a los cambios en el reglamento y en los contratos que atañen a los intereses de todos los integrantes. La FA, de esta manera, no está relacionada directamente con la empresa pero sigue manteniendo un cierto aura testimonial como ente rector, además de nuclear todas las categorías de ascenso que desembocan en la Premier League.

De esta manera, a través de su autarquía son los propios clubes los que se encargan de negociar los contratos de televisación y los que deciden como repartir esos ingresos. Este es un dato fundamental, ya que mientras en España la proporción entre lo que recibe el primero y el último es de nueve a uno, en Inglaterra la brecha es prácticamente inexistente y eso le otorga mayor transparencia e igualdad a la organización.

Imagen HILLSBOROUGH. 96 personas murieron aplastadas contra los alambrados en el estadio del Sheffield Wednesday, porque la policía no controló los ingresos y la capacidad se sobrepasó. Fue la base del cambio.
HILLSBOROUGH. 96 personas murieron aplastadas contra los alambrados en el estadio del Sheffield Wednesday, porque la policía no controló los ingresos y la capacidad se sobrepasó. Fue la base del cambio.
La Premier League, actualmente, tiene los ingresos más altos respecto de cualquier otra liga de fútbol del mundo y es la segunda más rentable sólo superada por la Bundesliga. Sus ingresos brutos ocupan el cuarto puesto entre las ligas deportivas de cualquier disciplina, por detrás de la NFL (football americano), la NBL (béisbol) y la NBA (básquet), y por encima de la NHL (hockey sobre hielo). Además, los clubes de la Premier League son, en proporción, los más ricos del mundo y también los que menos deudas arrastran.

La explicación del éxito financiero de los clubes reside, en gran parte, en que la Premier League negocia y vende sus derechos televisivos en una base colectiva. Una vez acordado el contrato, el dinero se divide en tres partes: la mitad se reparte en porciones iguales entre todos los clubes; un cuarto se entrega de acuerdo a un sistema de méritos en base a la posición anual en la liga; y el último cuarto es pagado en cuotas en cada partido transmitido en vivo. Eso se aplica a las suscripciones dentro del Reino Unido, mientras que el ingreso que proviene de los derechos televisivos vendidos a países extranjeros se divide de manera equitativa entre los veinte clubes.

Además, la Premier League tiene ciertos rasgos que la convierten en un show itinerante distinto al de otras ligas. Por ejemplo, el Supersunday es un domingo cercano a Navidad en el que los equipos grandes del fútbol británico juegan entre sí para favorecer el espectáculo, espolear una mayor concurrencia de público a los estadios y, lo que es un precepto, ofrecer un producto de calidad. Para evitar que los asistentes tengan que emprender grandes viajes, estos equipos juegan en sus estadios o en zonas cercanas. Lógicamente, el armado del fixture es azaroso, pero también cuenta con algunos remaches para que jornadas como las del Supersunday puedan llevarse a cabo.

Como último punto distintivo, cabe señalar que la Premier League trabaja en un modelo de inclusión de los equipos de todas las naciones constitutivas de Gran Bretaña. Actualmente, compiten, junto a dieciocho conjuntos ingleses, dos galeses: el Swansea y el Cardiff City. Si bien estos clubes se ganaron, por méritos deportivos, el derecho a disputar la liga en los últimos años, esta idea rondó por la cabeza de la empresa desde los años noventa, cuando se intentó, a pesar de la negativa de la FIFA, incluir en la Premier League al Celtic y al Rangers, los dos multitudinarios equipos escoceses.

La heterodoxia es la principal receta del fútbol inglés, para liderar la audiencia y brindar el mejor espectáculo del mundo. También un modelo de crecimiento sostenido, una repartición igualitaria de los ingresos y la negociación contractual de base grupal. Curiosamente, todos esos ítems, que leídos de corrido parecen sacados de un manifiesto socialista, sostienen un fructífero sistema empresarial aplicado al fútbol, gestionado por los clubes y pensado para el público. Porque en la Premier League, como en cualquier negocio, el cliente siempre tiene la razón. 

Por Matías Rodríguez