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Perfil del nuevo rey de Estados Unidos

Marin Cilic sacudió al mundo tenis con la conquista del US Open. Cumplió sanción por doping, cambió de entrenador y ganó su título más importante imponiéndose a sus propios karmas.

Por Redacción EG ·

09 de septiembre de 2014
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Enero de 2010. La historia comienza con Juan Martín del Potro, campeón del US Open 2009. Pocos meses más tarde, en Australia, jugó su primer Grand Slam después de aquella histórica final vs. Roger Federer. Para desilusión de muchos, perdió en cinco sets por Octavos de Final ante un gigante desconocido de 21 años. El tandilense jugó molesto en un partido “espejo” planteado por Marin Cilic. Cuando éste jugó el US Open 2010 perdió en segunda ronda con Kei Nishikori y no pudo repetir lo hecho en Melbourne, registrando desde aquel enero, su mejor marca en los torneos grandes.

Por edad, rivalidad en su época de juniors, potencia y contextura física, Cilic y Del Potro son dos jugadores similares dentro del circuito. Como si necesitaran una aproximación más objetiva, la primera conquista grande de ambos fue en el Abierto de Estados Unidos.

Cilic nació en la ciudad bosnia de Medugorje, aunque es croata. Los problemas balcánicos no los tiene en la residencia, ya que vive en una lujosa mansión de Mónaco. A los 15, abandonó su ciudad natal para sacarle rédito a su 1,98 de altura y dedicarse plenamente al tenis. La mudanza fue a la ciudad de San Remo, donde se moldeó y pisó fuerte en los torneos junior. Su nombre empezaba a sonar en el deporte croata, que por ese entonces, disfrutaba de Iván Ljubicic y Mario Ancic, quienes lideraron a su país a conquistar la Copa Davis.

En la ciudad italiana se hizo hincha del Milan y fanático de Robinho y Kaká. Abandonó la categoría junior, que lo tenía como uno de los mejores, y debutó en el tenis grande en 2006. En el ATP de Zagreb le ganó a Igoor Andreev con apenas 17 años y un año después ganaría sus primeros dos challenger: Casablanca y Rijeka.

El crecimiento era paulatino para un jugador caracterizado por su juego de saque y red. Si bien no era tan explícito como los jugadores de otras épocas, el croata siempre supo capitalizar su juego desde el primer servicio y la pelota rápida. No por nada tiene a la carpeta y al césped como sus superficies preferidas. Fuera de esas estructuras, todo le costaba mucho más.

La historia de lo que sucedió en 2010 ya es conocida. Lo cierto, es que ese año quedó marcado como uno de los mejores de su carrera, obteniendo el mejor puesto del ranking: noveno. Su progresión, que iba al mismo ritmo que la edad, se estancó en esa temporada. En 2011 perdió rápido en los Grand Slam y tuvo mala suerte en las finales. Soderling en Marsella, Dolgopolov en Umag y Berdych en Pekín aportaron a una estadística que no le debe gustar demasiado: jugó 20 finales y perdió 9. Además, fue parte del equipo nacional que perdió el nivel de Grupo Mundial.

Sus 11 primeros títulos fueron ATP 250. En 2012 jugó el segundo partido más largo en la historia de Wimbledon y le ganó a Querrey 17-15 en el quinto set después de que el cronómetro marcara 5 horas, 31 minutos. Durante el año pasado estuvo seis meses parado a causa de un doping positivo. La sustancia prohibida fue nicetamida, que lejos de tomarla con fines ilícitos, respondía a una necesidad de glucosa previo al Abierto de Munich.

En 2014, la historia cambiaría rotundamente. Llamó a Goran Ivanisevic, su compatriota símbolo del tenis, para que fuera su nuevo entrenador. Muchos lo consideran el gran responsable del cambio en Cilic, sobre todo en la parte mental. Si bien él tenía experiencia en Grand Slams (Wimbledon 2001), no pudo contener la emoción con el título de su dirigido. Antes, éste había sido campeón en Zagreb ante su gente y en Delray Beach frente al mundo. Llegó al US Open en el 16° puesto del ranking y metió la cola entre los grandes. Baghdatis, Marchenko y Kevin Anderson fueron sus primeros partidos. El punto de inflexión lo tuvo con el francés Giles Simon en Octavos y tras vencerlo en el quinto set, no perdería ninguno más. 6-2, 6-4 y 7-6 contra Berdych, 6-3, 6-4 y 6-4 a Federer y un triple 6-3 a Nishikori en la final.

El partido decisivo lo protagonizaron dos jugadores poco taquilleros y encima en un día lunes. En el primer set, Cilic registró un 91% de efectividad en el primer saque y cuando fue a la red ganó el 85% de los puntos. El japonés no supo cómo reaccionar ante semejante huracán y la final terminó siendo despareja contra todos los pronósticos. Cilic se metió entre los cinco mejores del mundo y ya sueña con el Masters de Londres. Entre la alegría del título y el calendario que lo espera, lanzó una frase poco habitual para su frialdad fuera de la cancha: “Espero que en los festejos no terminemos haciendo la cuarta parte de Hangover”. Y sí, el nuevo rey de Estados Unidos tiene 25 años.


Por Pedro Molina