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Argentina festejó sin Messi en el debut de Martino

La Selección jugó bien y pudo golear, aunque los campeones del mundo descontaron dos veces para el 4-2 final. Agüero, Lamela, Fernández y Di María anotaron los goles.

Por Redacción EG ·

03 de septiembre de 2014
Imagen Di María festeja su gol. Asistió en tres y anotó el último tras una muy buena corrida por la derecha, (AFP)
Di María festeja su gol. Asistió en tres y anotó el último tras una muy buena corrida por la derecha, (AFP)

Si Alemania pensó el partido como una manera de celebrar el título, estuvo lejos de la alegría digna de una fiesta. Si Argentina lo pensó como una revancha de la final perdida, también fue un fracaso porque ya no hay vuelta atrás. Lo cierto es que el morbo del calendario enfrentó a dos grandes selecciones y ganó Argentina en el día del debut de Martino.

La cita en Dusseldorf fue la primera post-Brasil y el fallecimiento de Julio Grondona. En su memoria hubo un minuto del silencio antes del inicio. Sin Messi, Higuaín ni Lavezzi, el rol protagónico fue para Angel di María. Asistió en los primeros tres goles y anotó el cuarto para liquidarlo.

Argentina tomó las riendas del partido en todo momento ante la pasividad alemana para la presión y respetando la nueva premisa reinante de tener más pelota. Mascherano-Biglia compusieron el tándem del medio y más adelantados en una línea de tres, Di María-Enzo Pérez-Lamela se encargaron de la creación para abastecer a Agüero.

Lamela inició la jugada del primer gol –rematada por el Kun- y con un delicioso toque de primera, definió el segundo. El asistente, en ambos casos, fue Di María, figura de la cancha y quien brilló en su posición por derecha. Maradona utilizó su perfil invertido en Sudáfrica 2010 y Mourinho lo explotó en el Real Madrid. Con el gran rendimiento de Erik y su lógica inclusión en el once ideal, la alternativa de Fideo por la otra banda puede ser la gran novedad.

Martino buscó no cambiar demasiado con respecto al Mundial y apenas retocó la lista reemplazando a jugadores ausentes por lesión. El hecho más distintivo fue la constante búsqueda por salir jugando y ser dueños de la pelota, incluso ante el campeón del mundo. Lejos de amedrentarse por el escenario, la intención fue evidente y los propios jugadores la reconocieron. Alemania, carente de presión asfixiante y de su ambición característica, lo pagó muy caro.

Algunas dudas de Demichelis y de Biglia con la pelota fueron llamados de atención, pero Romero respondió bien las veces que tuvo que actuar. Dos de ellas, en frente a Mario Gómez, uno de los indultados de enfrente. Luego, le sacaría una gran pelota a Reus.

En los primeros tres minutos del complemento, el tanteador explotó. Otra vez, Di María se vistió de asistente para darle un excelente centro con rosca hacia afuera para el cabezazo de Fernández. El recientemente ingresado Weidenfeller colaboró para el tercero. Minutos después, tras una corrida y una tímida vaselina, el nuevo jugador del Manchester United cerró bajo cuatro llaves el resultado.

Alemania descontó en dos jugadas sucias mediante Schurrle y Gotze, artífices del gol decisivo el 12 de julio. Por un momento, las fuertes patadas de Kroos y Podolski denotaron que nadie quería perder, ni siquiera un amistoso. El Tata movió el banco y permitió afinar el lápiz para pequeños apuntes sobre su selección. Por ejemplo, el control del partido se mantuvo desde la posesión a lo ancho, Mascherano y Biglia no cedieron sus lugares, terminó el partido con un triple cinco y Augusto Fernández apareció antes que Ricky Alvarez.

La era Martino comenzó cuando aún cuesta asimilar el término de la anterior. Fue con triunfo y una versión difícil de proyectar en el futuro. Recién en octubre ante Brasil y Hong Kong habrá nuevas pistas, esperando obviamente, cómo se inserta Messi.