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Las irregularidades de La Masía condenan al Barça

Por los desmanejos de la escuela modelo en la contratación de juveniles, el club catalán se verá imposibilitado de incorporar futbolistas hasta enero de 2016. El caso del Barça es sólo el pico visible de un iceberg que incluye a la mayoría de los clubes de elite del mundo.

Por Redacción EG ·

20 de agosto de 2014
Imagen ¿MÁS QUE UN CLUB? Los hinchas hicieron mosaicos apoyando a La Masía y tratando de despegar al club del escándalo, pero fue imposible. Un nuevo revés para un Barcelona que se desmorona sin pausa.
¿MÁS QUE UN CLUB? Los hinchas hicieron mosaicos apoyando a La Masía y tratando de despegar al club del escándalo, pero fue imposible. Un nuevo revés para un Barcelona que se desmorona sin pausa.
La dirigencia del Barcelona, envuelta en escándalos desde la contratación de Neymar, quiso anticiparse a la tragedia y durante este verano europeo invirtió 153 millones de euros en fichajes. El rumor de que la FIFA castigaría al club y le ratificaría la prohibición de hacer incorporaciones durante 2015 retumbaba con mucha fuerza en el Camp Nou, y en las últimas horas se hizo realidad. Oficialmente el Barcelona no podrá adquirir jugadores hasta enero de 2016.

Luis Suárez (81 millones), Rakitic (18 millones), Mathieu (20), Bravo (12), Ter Stegen (12) y Vermaelen (10) le pusieron cara al multimillonario desembolso del Barça, que preparó el terreno para un futuro de sequía. No obstante, aún le quedan algunos días en el limbo al club catalán, ya que la sanción se hace efectiva recién a partir del 1 de septiembre de 2014.

El origen de la investigación se dio a partir de un control de rutina. La FIFA relevó las adquisiciones de más de treinta futbolistas y concluyó que diez de ellas incurrían en irregularidades de contratación de acuerdo a los reglamentos de fichajes de jugadores extranjeros menores de edad. La lista que destapó la olla incluye tres surcoreanos, dos franceses, un holandés, un camerunés, un guineano, un estadounidense y un japonés.

La norma que quebró el Barcelona se encuentra regulada en el artículo 19 del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores. El mismo dice que “las transferencias internacionales de jugadores se permiten sólo cuando el jugador alcanza la edad de 18 años (mayoría de edad en España y gran parte del Viejo Continente)”. Además, el mismo ordenamiento permite tres expeciones: la primera se da si los padres del jugador cambian de domicilio al país donde el nuevo club tiene su sede por razones no relacionadas con el fútbol; la segunda tiene lugar si la transferencia se efectúa dentro del territorio de la Unión Europea (UE) o del Espacio Económico Europeo (EEE) y el jugador tiene entre 16 y 18 años; y el tercer y último eximente se presenta si el jugador vive en su hogar a una distancia menor de 50 kilómetros de la frontera nacional, y el club de la asociación vecina está también a una distancia menor de 50 kilómetros de la misma frontera en el país vecino.

La mayoría de los clubes que riegan las ligas del mundo con sus ojeadores y que apuntan principalmente a las figuras juveniles en etapa de formación abusan de la primera de las excepciones regladas por el artículo 19. El Barcelona, según la resolución de la FIFA, cayó en ese vicio y se dio el típico caso en el que al padre se le encuentra un trabajo en el país en el que está asentado el club y trata de hacerse pasar el fichaje como una oportunidad y no como una pantomima jurídica. “No lo voy a fichar; el chico se va a venir a vivir aquí por el trabajo de sus progenitores y yo lo voy a aprovechar”, mencionan los medios hispanos como ejemplo, para explicar el modus operandi.

Es cierto que el Barça no es ni por asomo el único club en el mundo que lleva adelante esta modalidad. De hecho, la FIFA tiene expedimentado a un centenar de clubes entre los que están el Porto, el Real Madrid, el Milan, la Juventus, el Manchester United y el Ajax.

Ahora a los catalanes les queda poco más que un último recurso en el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, según sus siglas en inglés), a donde pueden jugarse su suerte si efectivamente el órgano colegiado acepta intervenir en el caso. Todo parece indicar que la sanción quedará firme y que el Barcelona, dado que no le quedará otro remedio que acatarla, apurará en estos últimos días de agosto uno o dos fichajes con vistas a la próxima temporada. Lo que no queda claro aún es si la FIFA seguirá avanzando en sus investigaciones si continúa encontrando en el plato la mano de los clubes más poderosos. Si la respuesta es afirmativa, el fenómeno del cuasi-tráfico de niños futbolistas, sobre todo el de los que llegan a Europa desde Asia y África, podría tener poco hilo en el carretel.

Por Matías Rodríguez