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Bauza: el guía, símbolo y nuevo ídolo

Fue la primera Libertadores para el club, aunque la segunda para el entrenador. Experimentado, serio y pragmático, San Lorenzo se suma a la lista de clubes que lo idolatran.

Por Redacción EG ·

13 de agosto de 2014
Imagen "LLEGÓ EL MOMENTO DE QUE EL CLUB DISFRUTE", dijo apenas terminó el partido.
"LLEGÓ EL MOMENTO DE QUE EL CLUB DISFRUTE", dijo apenas terminó el partido.
Sus antecedentes lo convirtieron en el primer candidato a suceder a Juan Antonio Pizzi. San Lorenzo arrancó el 2014, nuevamente con la obsesión de obtener el lauro que se le hizo esquivo durante cinco décadas. Pero Edgardo Bauza lo hizo. El santafesino de 56 años, exdefensor e ídolo de Central, levantó su segunda Copa y la primera del Ciclón. Su anterior conquista había sido dirigiendo a la Liga Deportiva Universitaria de Quito en 2008.

Experto en los duelos mano a mano, tomó al equipo campeón del Inicial 2013 y le dio su impronta. Lejos de colgarse los laureles en soledad, se acordó de su antecesor apenas levantó la Libertadores: “Quiero recordar y saludar a Juan Antonio, que fue campeón con este equipo”. Bauza armó un 4-4-2 combativo, con el eje en el doble cinco compuesto por Mercier-Ortigoza, dos de los que sufrieron las peores épocas del Ciclón. A su derecha le encontró el puesto al joven Villalba, retrasó a Buffarini e hizo del Gasómetro una fortaleza. De local, no recibió goles en la segunda fase e hizo desde la tenencia defensiva un equipo difícil de recibir goles.

Además, supo manejar con destreza las diferentes ausencias. Cetto jugó en lugar de Valdés, Romagnoli ingresó por Correa y en el último partido Cauteruccio por Piatti. Las diferentes ausencias se notaron contra Nacional, aunque el entrenador adjudicó los errores a los nervios: “el equipo entró muy tensionado, estaba muy nervioso, se veía en los días previos que no los podía calmar”.

Sus declaraciones post-partido hablan mucho de su estilo. Recordó a Pizzi, reconoció errores y destacó el trabajo de la dirigencia (“hace dos años parecía que el club desaparecía”). Se quitó el protagonismo como si no fuera uno de los hombres más importantes de la epopeya. Gigante. La gente lo premió al dedicarle la primera canción de campeón con un estruendoso “que de la mano del Patón Bauza…”. Y, aún emocionado, él les dio la mejor noticia: “Seguro que me quedo hasta diciembre”.