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La primera vez de los finalistas argentinos en la Copa

San Lorenzo jugará la final de la Libertadores por primera vez en la historia, pero ¿cómo fue el debut de los argentinos en esa instancia?

Por Redacción EG ·

31 de julio de 2014
Imagen APLAUSOS para el primer campeón argentino de la Copa Libertadores. Imagen del equipo tomada poco después de ganar la Copa de Campeones.
APLAUSOS para el primer campeón argentino de la Copa Libertadores. Imagen del equipo tomada poco después de ganar la Copa de Campeones.

Medio siglo antes que San Lorenzo, Independiente llegó a la final de la Copa de Campeones, certamen contabilizado y equivalente a la actual Libertadores. Fue la primera de siete, en las cuales el Rojo conserva una efectividad envidiable: ganó todas. Aquella vez, en la quinta edición del torneo, tuvo enfrente a Nacional de Uruguay. El Nene Sanfilippo, máxima figura del Bolso, brilló por su ausencia en una definición con formato de ida y vuelta. Montevideo significó el debut internacional de Miguel Ángel Santoro, quien ingresó por el arquero titular Toriani, golpeado en sus costillas. Pepé fue la figura en la ida, fundamental para conservar el cero a cero en tierras rivales. Con el paso de los años, se convertiría en uno de los máximos ídolos, pero su primera conquista la grabó en la noche del 12 de agosto de 1964, gracias a un zurdazo inolvidable de Mario Rodríguez en la Doble Visera.

Un año antes, Boca había sido pionero en una Copa de sólo 9 equipos y en la cual fue el único representante argentino. En aquella edición del 63', en lo que fue su primera vez, perdió con claridad ante el Santos de Pelé. Fue 3-2 en Río de Janeiro y 2-1 en La Bombonera.   

En el 66’, año marcado por el golpe militar de Onganía, River vivió su primera experiencia en la final de la Libertadores. Antes, tuvo que jugar ¡17 partidos!, de los cuales perdió solo dos. ¿Quién fue el verdugo? Boca Juniors. Se enfrentaron cuatro veces en la misma competición y el Millonario solo pudo ganarle una vez. La final fue ante Peñarol, puntero en la otra “liguilla”. Sin diferencia de gol en juego, River perdió en la ida de visitante (0-2) y por la mínima superó al Manya (3-2) en un Monumental colmado. A causa de la paridad, jugaron un desempate en Santiago de Chile. El Millonario comenzó ganando dos a cero con goles de Daniel Onega y Jorge Solari, pero el panorama modificaría rotundamente después del entretiempo. El equipo de Renato Cesarini recibió dos goles en el complemento y otros dos en el alargue. La derrota marcó un hecho en la historia del fútbol argentino y le dio al equipo de Nuñez, uno de sus apodos más representativos: Gallinas.

La competición siguiente volvió a enfrentar al río de la Plata, aunque esta vez la novedad fue para Racing. Con Juan José Pizzutti como entrenador, se clasificó el 18 de julio tras ganarle un partido desempate a Universitario de Perú, con quien había liderado el Grupo 1. Tanto en la ida como en la vuelta, la Academia no convirtió ni recibió goles contra Nacional. Por segunda edición consecutiva, la Libertadores se definiría en Santiago de Chile a estadio neutral. Allí, Joao Cardozo y Norberto Raffo anotaron los dos goles del triunfo en un equipo donde brillaban Cejas, Perfumo, el Panadero Díaz, Basile, el Chango Cárdenas y el Bocha Maschio. Nacional descontó, pero no le fue suficiente.

En 1968, Estudiantes accedió a su primera final. Con Osvaldo Zubeldía en el banco de suplentes marcó un nuevo estilo y superó una barrera infranqueable para su autoestima: eliminar a Independiente en primera ronda y a Racing, último campeón, en semifinales. Contaba con un soberbio Juan Ramón Verón y la disciplina táctica de un equipo donde había nombres como Bilardo, Madero, Pachamé y Malbernat. La víctima fue Palmeiras. Ganó 2-1 como local, perdió tres a uno en la vuelta lo que provocó que nuevamente habría partido desempate. En Montevideo, Ribaudo y Verón anotaron los goles para un título pincharrata que repetiría en los dos años posteriores.

Hay que saltearse casi veinte años para volver a encontrar el debut finalista de un nuevo equipo. Con el retorno de la democracia, Argentinos llegó a la final en 1985. Novato en esa instancia, eliminó a Independiente en semifinales tras un partido parejo disputado en Avellaneda y que el Bicho ganó dos a uno. El equipo de Yudica entró en la historia grande por su estilo de juego y con el Bichi Borghi (6 goles) y el Checho Batista como figuras principales. En la final, le ganó a América de Cali en Asunción por penales tras el 2-2 global. En el equipo colombiano, rey de una época donde el narcotráfico mandaba en el fútbol, brillaba Ricardo Gareca.

Tres años después fue el turno de Newell´s, que repitió entrenador de Argentinos (José Yudica), pero no el resultado. Por semifinales le ganó a San Lorenzo y la final había iniciado bien. En el Coloso, Gabrich encontró un rebote y anotó el único gol del partido. Sin embargo, en la vuelta, Nacional no tuvo piedad y –aprovechando la diferencia de gol impuesta como nueva regla- goleó por tres a cero. Martino, Sensini, Scoponi, Batistuta y Llop, sufrieron un duro mazazo, en lo que sigue siendo la mejor marca internacional del conjunto leproso.

Imagen EL VÉLEZ de Bianchi fue el octavo club argentino en llegar a una final. Bassedas y Asad festejan haberla ganado.
EL VÉLEZ de Bianchi fue el octavo club argentino en llegar a una final. Bassedas y Asad festejan haberla ganado.
El último argentino en debutar en una final de la Libertadores fue Vélez Sarsfield en la edición de 1994. Argentina llevaba siete años sin ganar el certamen, cuando apareció un modesto equipo dirigido por Carlos Bianchi para romper la racha. Fue campeón en su primera final, instancia que nunca más repetiría. El Turco Asad anotó el único tanto del partido en el Amalfitani. En el Morumbí, Sao Paulo buscó todos los medios y jugó casi media hora con uno más, pero solo llegó a los penales. Mediante esa vía, Trotta, Chilavert, Zandoná, Almandoz y Pompei convirtieron, y le dieron el título al Fortín.

Boca (63'), River (66’) y Newell´s (88’) perdieron en su primera final. Si bien ninguno debutó contra un equipo paraguayo, Argentinos le podría pasar la receta de cómo ganar en Asunción. El saldo positivo alimenta la ilusión 2014 de San Lorenzo, que ya completó un ítem que no podía faltar en el formulario de “equipo grande”. Ahora, le falta bordar la estrella.


Pedro Molina