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Andrés Chávez: Guerrero del gol

Potente, picante y temperamental, descartó ofertas importantes porque quería sacarse una espina personal y devolver a Banfield a Primera. Brilló en varios tramos del torneo de la B Nacional y, ya con la conciencia en paz, ajusta su mira de goleador para seguir creciendo.

Por Redacción EG ·

29 de junio de 2014
Imagen CHAVEZ se modeló como futbolista en Banfield y honró ese sentimiento con una entrega total.
CHAVEZ se modeló como futbolista en Banfield y honró ese sentimiento con una entrega total.
Durante el último mercado de pases, en un foro de River los hinchas se atropellaban para dar referencias sobre Andrés Chávez. El rumor de que el Millonario tenía entre sus planes al delantero de Banfield había estallado en los medios y no eran pocos los que se ilusionaban con su llegada. “Es una bestia. Potente, alto, juega bien con la pelota y encima mete goles”, decía uno de los foristas. “La está rompiendo. Si saben acompañarlo, le va a ir muy bien en Primera”, aseguraba otro. “Tiene el perfil del jugador que a River le falta hace años. Si viene, va a ser ídolo”, arriesgaba un tercero.

El rumor, finalmente, sólo quedó en eso, y el pase, como sucede en la mayoría de los casos, no se concretó. No obstante, el ruido que generó su posible llegada a Núñez desnudó el interés de otros equipos y confirmó que Chávez, a los 23 años, lejos está de ser un desconocido en el micromundo futbolero. El atacante, con el ascenso asegurado en una fructífera temporada que devolvió a Banfield a Primera, atraviesa el mejor momento de su carrera y su proyección parece no tener techo.

Sin embargo, el recorrido hasta este presente casi perfecto resultó más difícil de lo que podría imaginarse, porque en el medio Banfield, luego de ganar el Apertura 2009, se desplomó en tiempo récord y el tobogán desembocó en la B Nacional. La decepción también alcanzó a Chávez, que una temporada antes de la caída había debutado en Primera con el incandescente cartel de promesa brillando sobre su figura.

-¿Cómo viviste el descenso?
-Fue durísimo, porque encima a mí me tocó jugar seguido recién cuando las cosas ya estaban muy complicadas. Fue una decepción muy grande porque hace ocho años que estoy en el club y acá me dieron la posibilidad de llegar a Primera, que era uno de mis sueños. Además, cuando uno es de las inferiores sufre mucho más que otro jugador de afuera que viene a dar una mano y que se va cuando no se cumple el objetivo.

-Tenías ofertas para irte. ¿Por qué decidiste quedarte en el club?
-Porque acá me dieron todo y me propuse quedarme para ayudar a Banfield. A pesar de haber jugado poco me sentía responsable por el descenso, así que volver a Primera fue una meta que me impuse como futbolista. Tampoco quería apurarme e irme sin cumplir mis objetivos.

-¿Qué cambió en Banfield desde el descenso hasta ahora?
-Muchas cosas. Por empezar, toda la dirigencia. Los jugadores también. Yo soy uno de los pocos en el plantel que estuvo en el último campeonato de Primera (NdeR: Los otros son Nicolás Tagliafico y Gustavo Toledo). Por suerte pudimos cambiar la mentalidad y ahora la historia es distinta, luchamos todos juntos para salir adelante. Creo que eso se notó en la cancha en cada partido.

-Hablando de los partidos, ¿cómo es, futbolísticamente, la B Nacional?
-A mí me sorprendió mucho porque es un torneo muy duro. Creo que más que Primera, porque ahí son varios los equipos que, de alguna manera, intentan jugar. Los partidos de la B Nacional son muy físicos y hay menos espacios. Además, cuando hay clubes importantes como Independiente o Banfield, los rivales hacen un esfuerzo mayor para ganar y quedar en la historia. Igual, desde que descendió River, la categoría creció mucho y se emparejó bastante con Primera.

-Debe haber sido una presión extra pelear un ascenso teniendo a Independiente detrás.
-Sí, cuando hay equipos grandes es distinto, aunque también es cierto que a ellos les costó adaptarse. Nosotros también sufrimos eso. No tuvimos oportunidades de ascender el primer año porque no estábamos adaptados a la categoría. En el último tiempo se puso todo más parejo, pero creo que las diferencias siguen estando. Por eso ahora, con más experiencia y conocimiento en la B Nacional, nos paramos de otra manera y supimos manejar los momentos para mantenernos entre los primeros.

-¿Cuál fue la receta para no caerse en la segunda parte del torneo?
-Creo que no habernos confiado fue clave. Nosotros sabíamos que no podíamos relajarnos. Siempre en el segundo semestre te toca confirmar todo lo bueno que hiciste hasta ese momento, y si no conservás la mentalidad, no sirve de nada lo que lograste. En cada partido hay que empezar de cero. Hay que luchar.

Luchar, esa es la consigna. Chávez promete batallar por sus objetivos con la misma intensidad con la que enfrenta a los defensores rivales. Una intensidad a tono con su potencia, su intimidante contextura física y su explosión, siempre lista para amenazar el arco contrario, como hizo durante toda la temporada en la B Nacional. Sin embargo, lo de pelear por una meta no es nuevo en la vida del delantero, que empezó a jugar al fútbol a los cinco años solamente para seguir a todos lados a su hermano mayor en Salto, su pueblo natal. Allí todos lo conocen como Eliseo. Ese es su segundo nombre y, además, una referencia directa hacia una gloria banfileña. Caprichos del destino, Eliseo también era el nombre de Mouriño, volante central y figura excluyente del equipo del Taladro subcampeón en 1951, uno de los mejores de la historia del club.
En Salto, Chávez se inció en Sports y recién a los quince años llegó a Banfield. Estuvo una semana a prueba y sobre el final, cuando se estaba por cerrar la inscripción de jugadores para las divisiones inferiores, Silvio Marzolini, que por entonces manejaba las juveniles del club, dio el visto bueno para su incorporación. “Llegué con lo justo porque el fin de semana siguiente empezaba el campeonato. Ya me estaba por volver a mi pueblo y me avisaron que había quedado”, recuerda el delantero, que descolló en Reserva hasta que Sebastián Méndez lo hizo debutar en Primera en 2011, en un empate 1-1 contra San Lorenzo en el estadio Florencio Sola. Ese día ingresó en reemplazo de Facundo Ferreyra, otra de las gemas de su camada.

Durante la temporada 2012/2013, luego de un errático comienzo, pudo madurar como futbolista en la B Nacional y fue el goleador de su equipo con quince tantos. Lejos de conformarse, en la última campaña superó sus propios registros y volvió a ser el máximo anotador de Banfield.

Imagen EL GOLEADOR de Salto llegó a Banfield a los 15 años y hace 8 temporadas que aporta sus goles.
EL GOLEADOR de Salto llegó a Banfield a los 15 años y hace 8 temporadas que aporta sus goles.
-Como delantero, ¿te favorece la propuesta ofensiva de Almeyda?
-Sí, me beneficia que el equipo vaya al frente. Yo me siento cómodo con la manera de jugar porque siempre somos varios los delanteros. Eso te ayuda a desgastar a los rivales, que muchas veces se cierran en el fondo y es difícil entrarles. Este cuerpo técnico vino con muchas ganas de dar lo mejor, y el equipo pudo responderle porque hizo un trabajo enorme.

-¿Te sentís mejor jugando en el centro o en el costado del ataque?
-En los dos puestos me siento bien, aunque por ahí por los costados puedo aprovechar más las oportunidades para llegar al fondo y sorprender a los defensores. Igual creo que lo importante para el rendimiento es el trabajo del equipo en general, hicimos una muy buena temporada y mantuvimos la base. Por eso podemos mostrar en la cancha algo distinto de lo que muestra la mayoría. Banfield no es un equipo más. Juega bien y es protagonista en cualquier lado.

-¿Cómo es Almeyda como entrenador?
-Tiene una gran trayectoria como jugador, y además es muy joven. Cuando nos habla, lo hace más como compañero que como técnico, entonces se puede mantener un buen diálogo. Se maneja siempre con mucho respeto y es muy positivo. Trabaja muchísimo en la motivación, y eso creo que es clave en un campeonato largo. Sabe cómo llegarle al jugador y está todo el tiempo pendiente del plantel.

-Además les debió hablar desde su experiencia en el ascenso de River.
-Sí, esa es una de las mejores cosas que nos transmitió. En un campeonato largo es difícil mantener la regularidad. Ya les pasó a muchos equipos que empezaron muy bien y se terminaron cayendo. Cuando tuvimos un par de partidos malos, él supo tranquilizarnos.

El buen momento que vive la figura de Banfield se matiza con la situación de un club que se reconstruye en el aspecto institucional. Chávez fue el primero que creyó en la recuperación y sigue depositando su confianza en el Taladro, aunque las ofertas por él, al igual que durante el mercado veraniego, ya empiecen a retumbar en los oídos de los dirigentes.

-¿Fue difícil no distraerse cuando tantos equipos se interesaron en vos?
-Si preguntaron por mí, es porque algo bien hice, entonces tengo que seguir así, con la cabeza puesta en Banfield para que sigan llegando ofertas. Lo digo de verdad, quiero disfrutar de lo que estoy viviendo que para mí es muy lindo. No me apuré antes así que no me voy a apurar ahora. Después, si en algún momento surge alguna oferta y es lo mejor para todos, me gustaría aprovecharla, pero no me desespera la idea porque yo mismo decidí seguir jugando acá.

-¿En qué creciste como futbolista en el último tiempo?
-El primer campeonato en la B Nacional estaba muy nervioso. Me tocó quedarme afuera en dos partidos por una mala reacción mía, así que me puse a trabajar para estar más tranquilo en la cancha. Cambié el carácter porque empecé a entender que estando bien puedo darle al equipo el doble de lo que le doy cuando reniego sin sentido. Son cosas que van pasando y que sirven para mejorar. Todo lo tomo como un progreso.

Pasó mucho tiempo desde aquella mañana en la que un joven Chávez llegó al predio de Luis Guillón buscando una oportunidad. Tanto que en el medio Banfield fue campeón, jugó copas internacionales e inició un pronunciado declive que acabó en catástrofe. Muchos vislumbraron la caída y se fueron antes de tiempo. Otros, como el delantero, se quedaron porque se consideran hijos del club.

Hoy, el goleador es el buque insignia de un equipo que parece estar apuntalado por una dirigencia sobria, un cuerpo técnico que sabe lo que hace y un grupo de jugadores que cree en el mensaje de su entrenador. Chávez apostó por su equipo y, a pesar de su mínima participación en el descenso, se involucró a fondo con la aventura del regreso. Así logró su objetivo y se liberó de una responsabilidad autoinfligida.




La fábrica del sur

Las inferiores de Banfield se destacaron en los últimos años por la proyección de sus juveniles. A pesar de las malas campañas, la factoría del Taladro jamás detuvo su producción, y Andrés Chávez es sólo la última joya de una interesante lista que incluye a Daniel Bilos, Jesús Dátolo, Gabriel Paletta, Renato Civelli, Emiliano Armenteros, Facundo Ferreyra y Darío Cvitanich. James Rodríguez es uno de los representantes del semillero del sur en Europa y en 2013, cuando el Monaco pagó 45 millones de euros por su pase, se convirtió en el futbolista más caro de la historia de su país. El volante estará en el Mundial de Brasil, un lugar al que aspira llegar Paletta, que se nacionalizó italiano y ya fue preseleccionado por el técnico de la Azzurra.



Por: Matías Rodríguez / Fotos: Hernan Pepe

Nota publicada en la edición de junio de 2014 de El Gráfico