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Cocca dulce

Condujo al equipo revelación, que desplegó el mejor fútbol del Nacional B, y consiguió un ascenso histórico que amerita cambiarle el nombre. Ideas, metodología y convicciones de un entrenador que rompió el mito de que en la B sólo se puede ganar raspando y se prepara para el gran salto.

Por Diego Borinsky ·

29 de junio de 2014
 Nota publicada en la edición de junio de 2014 de El Gráfico

Imagen A LOS 41 AÑOS, en la calle, a metros de su  casa en Florida, conurbano norte.
A LOS 41 AÑOS, en la calle, a metros de su casa en Florida, conurbano norte.
A comienzos de 2012, Diego Martín Cocca fue despedido de Huracán tras un breve ciclo de 14 partidos. Venía de otra experiencia frustrante (y efímera) en el Santos Laguna de México. En una carrera incipiente de un par de años de duración, cualquier entrenador podría poner en duda sus preceptos básicos. El joven de frescos 40 años en ese momento, giró la perilla para el otro lado y salió en busca de la reconfirmación. Movió sus contactos: César Menotti, Mauro Navas, Walter Támer (representantes de Mascherano), y viajó a Barcelona. Eran los últimos meses de Pep Guardiola en el club catalán.

-Quise ir allá para confirmar mi manera de sentir el fútbol. Y lo conseguí de sobra. El Barcelona de Pep es el mejor equipo que vi jugar en mi vida. Y tan consciente estaba de eso y de que algo así no se volvería a repetir, que me pude dar ese gran gusto: ir 15 días allá, ver cómo se entrenaban, saludarlos, charlar con Tito Vilanova, con el coordinador de inferiores, tener el privilegio de compartir un almuerzo con Guardiola y decirles sin vueltas: “Son lo más grandes que vi en mi vida”. Traté de incorporar lo más que pude.

-Lo más importante que te llevaste...
-La normalidad: van a entrenar en zapatillas, jean, remera, bajan de sus autos, saludan, se entrenan, se divierten y se vuelven a sus casas. Hay planteles del fútbol argentino que son más agrandados que los del Barcelona…

-Y juegan un poquito menos…
-Bastante menos (risas).

-¿Y en cuanto a lo futbolístico, qué fue lo que más te sorprendió?
-Tienen conceptos claros: “Nosotros nos divertimos cuando tenemos la pelota, y cuando no la tenemos, no nos gusta, entonces vamos a tratar de tenerla la mayor parte del tiempo posible”. Y la buscan lo más arriba y lo más rápido posible. Y juegan a eso desde que nacen hasta que mueren. Guardiola es grande porque los exigió al máximo y cuando perdían la pelota, tenían que recuperarla en 3 segundos. Ahí ves el valor del técnico: estarle encima al jugador para que entienda que no se puede relajar.

Imagen EN SU CASA, conceptos claros y una idea muy definida de juego.
EN SU CASA, conceptos claros y una idea muy definida de juego.
Diego Cocca relata con naturalidad aquella vivencia que lo marcó y le reforzó sus creencias. No es necesario charlar demasiado con nuestro protagonista para comprender que tiene los conceptos claros y un vocabulario preciso. Recibe a El Gráfico en su casa de Florida, una tarde otoñal en que se ha demorado algo más de las casi dos horas habituales que emplea para llegar desde Florencio Varela y, antes de empezar, pide unos minutos para saludar a Bettina, su mujer, a la que no ha visto en todo el día. Y luego, durante la entrevista, interrumpirá dos minutos la charla para recibir con un beso a Abril (16) y Manuel (11), sus dos hijos que ingresan con el pulóver bordó con el escudito rojiblanco, porque estudian en el Instituto River Plate, igual que lo hizo él en los años ochenta. Manuel, además, sigue sus pasos en las inferiores del Millo. Todavía faltan unas semanas para que se consume el ascenso de Defensa y Justicia a la A, el primero en la historia del club, pero la concreción de semejante hazaña no impide dejar de apreciar, hoy, que su equipo fue el que mejor fútbol desplegó en la categoría. Incluso, también si metemos en la bolsa los 20 equipos de la A. Y todo con futbolistas casi desconocidos para el gran público.

-¿Qué es Defensa y Justicia?
-Un club ordenado que tenía la idea de jugarle de igual a igual a cualquiera y con el que me sentí identificado. Defensa tiene un presupuesto mucho menor que el de la mayoría de los clubes, pero el estilo de juego, para mí, pasa más por la mentalidad que por el precio de un plantel, por la idea.

-¿Vos llegaste y te dijeron: “la idea acá es jugarle de igual a igual a cualquiera”?
-Tal cual. Eso me dijeron. Después te puede ir bien o mal, pero la idea es jugar de igual a igual. Y eso me gustó.

-¿También te pidieron jugar por abajo?
-Eso no lo aclaramos, pero lógicamente si la palabra es “jugar”, entiendo que es por abajo. Por arriba se juega al vóley y al tenis; al fútbol no.

-¿Cómo se armó el equipo?
-Arrancamos con mucha incertidumbre porque vinieron 13 refuerzos, sólo quedaron 3 chicos del torneo pasado que jugaban más o menos seguido: Pellegrino, Acevedo y Aguilera. La mayoría de los refuerzos venía de no jugar en sus equipos, se armó con un presupuesto bajo, porque la prioridad de este club es no pasarse del presupuesto. Y me parece bien. Con esas reglas nos animamos a jugar, tuvimos un muy buen arranque y jamás bajamos del segundo puesto, entonces la gente empezó a venir cada vez más al estadio, y hoy están haciendo una tribuna nueva porque la gente no entra. Eso lo dice todo.

-¿Fueron el equipo que mejor jugó en el Nacional B?
-No debería decirlo yo, sí te puedo asegurar que estoy orgulloso de cómo juega el equipo, de cómo ha crecido, no lo comparo con el resto. Creo que todavía se puede jugar mejor, hay jugadores que no alcanzaron su techo. El caso de Lucero, por ejemplo. En diciembre, Estudiantes vino con una plata importante, el club pensaba en venderlo y yo les pedí a los dirigentes que no lo hicieran porque iba a seguir creciendo. Por suerte me escucharon y hoy vale mucho más.

-¿Cuánto era la “plata importante” que ofrecía Estudiantes?
-Un millón y medio de dólares. Para un club como Defensa, era histórico.

-¿Te arrepentís de la frase “a veces me dan ganas de agarrar una ametralladora y matar gente”?
-Mirá: yo considero que en este país, si no hacés ruido, no te escuchan. Lógicamente no lo planeé, me salió, estaba re caliente porque nos habían cobrado muy mal contra Unión, y no era la primera vez, veníamos de 4 partidos en que se equivocaban los árbitros con nosotros. Sentimos que nos querían bajar y lo dijimos.

-¿Demostraron que es un mito que en el ascenso sólo se puede ganar raspando y peleando?
-Sin dudas: es un mito que quedó en la historia. En mi época de futbolista, nunca queríamos jugar ni amistosos con los del Nacional B porque eran mucho más rústicos, eran más permisivos con ellos en el campeonato y las canchas eran muy malas. Hoy, hay canchas realmente muy buenas, se jerarquizó muchísimo, hay futbolistas que jugaron en Primera ,y el plantel de Banfield, por darte un ejemplo, puede jugar tranquilamente en Primera por la calidad de nombres que tiene.

Imagen EN RIVER, el club donde se formó y donde pudo jugar solo un año, campeón del Apertura 91.
EN RIVER, el club donde se formó y donde pudo jugar solo un año, campeón del Apertura 91.
-¿Deberíamos cambiar el nombre por “Ataque y Justicia”?
-(Piensa, se ríe)… Está bueno, está bueno. Nuestra identidad es la de atacar, eso está claro, la de buscar los tres puntos en todos lados.

Diego Cocca mamó la escuela riverplatense desde pequeño. La de la búsqueda y la ambición permanente. Al poco tiempo de debutar como entrenador tuvo un encuentro con Angel Cappa y en ese momento declaró que le encantaría poder compartir una comida con el Flaco Menotti. Desde hace un par de años, integra una mesa que se reúne todos los miércoles en Recoleta y que tiene como principal orador a Menotti, precisamente.

-Ahí me metí, sí, y casi no hablo, tengo el placer de poder escuchar –se sincera entre risas-. Para mí es un privilegio. Lo que transmite Menotti cuando habla es impresionante. Y es un desperdicio que no se pueda poner un micrófono y que se escuche todo eso en la radio.

-¿Cuáles son tus caballitos de batalla como entrenador?
-Que la intención primaria sea asociarse y jugar por abajo. Lo primero que deben hacer mis jugadores es buscar el pase corto. El pase largo es la última opción. Se juega corto y, obviamente, cuando hay mucha presión, es necesario buscar para el otro lado o saltear. Es una premisa básica; si uno está convencido y la aplica siempre, el equipo lo entiende, y empieza a salir todo.

-¿Qué es lo más importante de un técnico para vos?
-Yo me preparé mucho a nivel táctico, que es lo que uno debe entender bien, porque si luego uno le quiere transmitir una idea a un jugador, necesita tener bien en claro qué pretende hacer. Ahora, si sabés mucho de táctica, pero no manejás el aspecto humano y el grupo, te quedás rengo. Es fundamental tener bien al jugador, contento, que entienda que lo que primero que querés hacer es ayudarlo para que él te ayude a vos. Es un ida y vuelta.

-¿Cómo te preparaste tácticamente?
-A los 26 o 27 años ya tomaba apuntes. Me abrió mucho la cabeza el fútbol mexicano, sobre todo cuando tuve a La Volpe en Atlas. Insistía mucho en salir por abajo, en las triangulaciones, en los perfiles y en los movimientos, con esos condimentos empecé a descubrir otro fútbol.

-¿Qué cosa anotabas?
-Los movimientos, cómo armar triangulaciones, cómo crear superioridad numérica, detalles que en el fútbol argentino no estaban tan vistos y en México sí, porque allá no tienen la capacidad técnica del argentino que en una baldosa se saca dos tipos de encima, entonces lo tienen que buscar con otras herramientas. Por eso anotaba distintas variantes de triangulaciones con opciones de pase. Cuando el jugador ve que tiene tres opciones de pase en cada situación, empieza a pedir siempre la pelota y cuando el jugador sabe que tiene opciones para jugar, se empieza a generar algo en el equipo que se llama dinámica.

-¿El tema humano lo aprendiste de alguien en especial?
-En lo táctico podés copiar cosas, pero en la parte humana ya no es tan sencillo, tenés que ponerte en el lugar del otro. Como jugador yo fui campeón, peleé un descenso, me sentí muy valorado y no valorado también, pasé por todas las situaciones. Igual, cuando yo jugaba, no necesitábamos tanto del técnico, hoy el jugador lo necesita más. El jugador moderno no se involucra tanto, ve poco fútbol, no sabe tanto de táctica y, en el fútbol argentino, llegan muchos a Primera con un lío mental terrible.

-¿Es importante que el técnico hoy sea joven para relacionarse mejor con el jugador actual?
-Pienso que estamos en una era en que todo cambia, y si vos no tenés la mente abierta para evolucionar al ritmo del fútbol y de la vida, te quedás atrás. Entonces no pasa por la edad, pasa por la mentalidad.

-¿Le das bolilla a la pelota parada?
-Sí, todo es importante. Repetimos bastante el día previo, y en la semana intento que practiquen los pateadores, porque sin buenos pateadores, es muy difícil tener éxito en la pelota parada.

-Para vos no corre el concepto menottista de que no interesa la pelota parada…
-Hay gente que hace táctico y por ahí mete tres horas de pelota parada. En ese caso sería mejor que primero se preocupen por ver cómo hacen para que llegue la pelota de tu arco al arco rival. Hoy, todo es importante, pero los conceptos, el de juego asociado y tener la pelota, para mí están por encima de todo.

-¿Por qué creés que se juega tan mal en el fútbol argentino?
-Porque se vive mal. Se vive con nervios, preocupado, con problemas, y es imposible no trasladarlo a lo futbolístico. Se juega como se vive, ojalá viviéramos un poco mejor, y seguramente se jugaría un poco mejor. Es una cuestión de educación, cultural.

Imagen EN ESPAÑOL, a préstamo.
EN ESPAÑOL, a préstamo.
-¿Sentís que esta campaña con Defensa puede ser un clic en tu carrera?
-Defensa me dio la posibilidad de meterme de vuelta en el ruedo, de demostrar mi capacidad. Yo fui un futbolista normal, que no trascendió demasiado. No me arrepiento porque de mis condiciones aproveché el 100%, jugué 15 años como profesional y todo eso fue más de lo que soñé, pero no tengo un nombre como Simeone, Martino, Almeyda o Ramón Díaz. Esta campaña, para mí, es la confirmación de una idea, de un estilo que termina siendo exitoso. No perder la línea es importante, pero en el fútbol siempre se busca ganar y si lo lográs, encima en un club como Defensa, con un presupuesto tan bajo, se da el paquete completo.

-¿En qué creciste con esta experiencia?
-Me da una seguridad muy grande, después siento que aprendí a vincularme mejor con el jugador y con el grupo, y el vínculo es tan importante como tener una idea de juego. Es clave que el jugador confíe en el técnico. Conseguí una relación más cercana con el jugador, le hablé más.

-Vas a River seguido, ¿no te da un poco de nostalgia?
-Sí, lógico, ir a los vestuarios cuando juego con los veteranos, estar en la cancha auxiliar, caminar por el anillo cuando vengo a ver a mis hijos... son todos recuerdos. Yo entré al club con 13 años y no sólo jugaba: arrancaba a las 8 de la mañana en el colegio y me iba a las 6 de la tarde. Hoy, mis hijos viven en el club como lo hice yo en su momento. Me gusta que ellos hagan la vida que hice yo y que me hizo feliz, de eso se trata nuestro rol de padres, de transmitir las cosas buenas y malas, y a mí me hizo muy feliz formarme y crecer en River.

-Quedó un poco trunca tu historia allí...
-Mi sueño era jugar en la Primera de River y lo cumplí. Fue poco tiempo, pero incomparable: debuté en el club del que soy hincha y en el que me formé y pude dar la vuelta olímpica. Después, lo que uno quiere es vivir del fútbol y yo viví del fútbol. Como jugador y ahora lo estoy haciendo como técnico.

-¿Te ilusiona dirigir un día a River? Además coincide con el estilo que pregonás...
-Lo tomo con tranquilidad, estoy recorriendo mi camino y no tengo apuro, lo importante es aprender de las distintas experiencias para estar preparado el día que te toque, porque la vida siempre te va a dar una oportunidad. Yo trato de representar el estilo que me enseñaron en River. Tuve a Martín Pando, a Federico Vairo, a Delem, a Pedernera. Ellos me transmitieron los principales conceptos. La idea futbolística de River es muy clara y es la que me gusta, asumir esa responsabilidad de un equipo grande que debe ser protagonista con quien sea y en donde sea. Eso traté de hacer, hasta con Defensa en el Nacional B. Está bueno y me gusta que me vinculen con River, pero no quiero forzar nada, al contrario, no tengo ningún apuro, estoy creciendo y esta última etapa me enriqueció muchísimo.

Enriquecido por las vivencias, fortalecido en sus convicciones, este Cocca fresco, dulce y burbujeante está más disponible que nunca en las góndolas del buen fútbol.

Por: Diego Borinsky / Fotos: Hernan Pepe y Archivo El Gráfico