(sin categoría)

Leo y otra chance mundial

En la antesala de su tercera Copa, repasamos algunos momentos clave en su recorrido por la máxima cita del fútbol.

Por Redacción EG ·

25 de junio de 2014
 Nota publicada en la edición de junio de 2014 de El Gráfico

Imagen LISTO para entrar en escena. Messi jugará su tercer Copa del Mundo.
LISTO para entrar en escena. Messi jugará su tercer Copa del Mundo.
Mi primera y única vez
Tenía 18 años, 11 meses y 22 días cuando logró consumar algo grandioso que, hasta ahora, no pudo repetir: meter un gol en un Mundial con la camiseta de la Selección Argentina. Había hecho otros goles mundialistas en el Sub 20 (fueron 6 en Holanda 2005), pero ese 16 de junio de 2006 en Gelsenkirchen, Alemania, quedó impreso en la memoria de él y de todos los argentinos. Fue contra Serbia y Montenegro, en medio de una actuación colectiva brillante de aquella Argentina de Pekerman. Leo todavía era la gran apuesta de nuestro fútbol: de hecho, estaba más consolidado en el Barcelona que en la Selección. Venía de una lesión y había entrado con holgura en la lista de 23, pero José lo llevaba –con cierta lógica– como uno de los primeros recambios para aquel equipazo con Riquelme, Cambiasso, Saviola y compañía. Esa tarde debutaba en un Mundial para mayores cuando, a los 29 minutos de la segunda etapa, el rosarino del Barcelona ingresó por Maxi Rodríguez. Catorce minutos después de haber pisado el césped, recibió de Tevez y derrotó al arquero serbio. Lo abrazaron todos: Sorin, Crespo, Ayala… “¿Si sentí nervios? No, nada que ver. Yo adentro de la cancha me olvido de todo. Nunca siento nervios. A mí nada más me gusta jugar y divertirme”. Esa vez hubo dos goles de Maxi y uno de Cambiasso, Crespo, Tevez y Messi. Este último gol, el sexto del 6 a 0, fue a dos minutos del final y quedó en la historia. Por ser el primero del crack en un Mundial. Y por ser, hasta Brasil 2014, el único…

Imagen MESSI entrena bajo la supervisión de Maradona en Sudáfrica 2010.
MESSI entrena bajo la supervisión de Maradona en Sudáfrica 2010.
Un lugar entre los 11
No le fue fácil encontrar un huequito para empezar desde el minuto 1: ya está dicho que aterrizó en Alemania 2006 como un suplente altamente calificado y con la idea de entrar como jugador revulsivo cuando el partido lo permitiera. Pero el 21 de junio, tres días antes de cumplir los 19, ese lugar apareció por la pronta clasificación argentina a octavos de final. Las victorias ante Costa de Marfil (2-1) y Serbia y Montenegro (goleada 6-0) le dejaron el camino libre a su primera vez como titular en un Mundial. Pekerman, viejo escondedor de los equipos, no había dado indicios de ponerlo: se suponía que esa tarde de Frankfurt, para definir el primero y segundo del Grupo C, jugarían Tevez y Julio Cruz de titulares. Pero no, a la hora de salir a la cancha, la dupla fue Carlitos-Messi. Sólo se vieron algunas ráfagas del chiquilín del Barça y a los 23 del ST fue reemplazado por Cruz. Leo todavía no había entrado en la categoría de “indiscutido”. Algunas encuestas posteriores a ese partido dieron que el 81% de los hinchas de nuestro país creían que Messi no debía ser titular. “Se dijo que yo estaba mal por no jugar, pero no es cierto: había un grupo bárbaro de 23 jugadores y yo, si no me tocaba, no decía nada. Sólo esperaba, como cualquiera de mis compañeros, a que me tocara jugar”. Ese día el partido contra los holandeses terminó 0 a 0, y Argentina y Holanda avanzaron a octavos. Ambas selecciones cosecharon 7 puntos, pero la de Pekerman tuvo mejor diferencia de gol.

El testigo
En su primera Copa del Mundo, Messi aparecía más en las publicidades que en la cancha y, de ese 2006 quedó una imagen grabada en la retina futbolera argentina. La mostró la TV. Era un pibe, camiseta azul número 19, con una pose que mezclaba tristeza, fastidio y frustración. Era un tal Leo Messi y se lo veía despedirse de su primer Mundial sin haber hecho lo suficiente. Pasó en el estadio Olímpico de Berlín, en cuartos de final frente a Alemania. Ahí se lo vio en el banco, sin nada ya por hacer. Pekerman, en partidos anteriores, había notado en Lionel decisiones “no del todo acertadas” con la pelota y ese día no se la jugó por él: en el último cambio, la opción fue Cruz. De ahí la cara de un solitario Messi, con las medias bajas, estirando las piernas entre muchas botellitas de agua que habían sido vaciadas durante el partido. Argentina empezó ganando con un gol de cabeza de Ayala y la candidatura de Leo para entrar se empezó a derrumbar cuando el DT gastó una modificación imprevista: Leonardo Franco por el lesionado Abbondanzieri. Luego, Cambiasso reemplazó a Riquelme. Y fue Cruz –por su altura, su buen cabezazo y su capacidad de “meterse rápido en el juego”— quien ocupó el lugar de Crespo. La historia es conocida: lo empató Klose de cabeza; Lehmann y su machete salvador en los penales; vuelta a casa de los argentinos. “Después de la eliminación, lloramos todos en ese vestuario. Obvio que yo quería jugar más, pero para Pekerman sólo tengo palabras de agradecimiento”.

Imagen JUNTO a sus compañeros, en la serie de penales frente a Alemania en 2006
JUNTO a sus compañeros, en la serie de penales frente a Alemania en 2006
La 10, por fin, es mía
Probó la 17, la 18, la 19… En aquel primer amistoso frente a Paraguay que armaron en 2004 entre Pekerman/Tocalli/Grondona para evitar que nos lo “soplaran” los españoles, le tocó la 17. Con la 18 viajó a Holanda 2005 y repitió un mes más tarde en su debut en la Mayor, en aquel amistoso contra Hungría (entró por Lisandro López y, 40 segundos después, se fue expulsado por un supuesto codazo). A Alemania 2006 llegó vistiendo la 19 porque la 10, claro, era de Juan Román Riquelme, quien siguió usándola en la era Basile. Pero asumió Maradona, Román dio un paso al costado y el preciado número de dos cifras fue a parar a la espalda más lógica: la que llevaba escrito el apellido Messi. A partir de ahí, la 10 fue la camiseta de Leo en las Eliminatorias, en Sudáfrica 2010 y en la Copa América 2011. Y lo seguirá siendo, por supuesto, en Brasil 2014, cuando Messi entre al Maracaná el 15 de junio frente a Bosnia, a las 19 de nuestro país. Messi y el 10 tuvieron su primer encuentro mundialista frente a Nigeria, el 12 de junio de 2010. Como saludable portador de ese número, la Pulga hizo maravillas como su primer hat-trick celeste y blanco (en Berna, frente a Suiza, en 2009), aquel golazo a la España campeona del mundo en el Monumental o los tres goles a Brasil en Nueva Jersey en 2012. Eso sí, Messi, la 10 y el gol no pudieron nunca relacionarse en una Copa del Mundo. Esa asociación tripartita, seguramente, se oficializará ahora entre junio y julio. Y ojalá que sea una, cinco, diez veces…

Imagen
Diego y yo
Se hablaron por teléfono cuando Leo la rompió en el Sub 20. Diego lo invitó a La noche del Diez, y Messi/Tevez derrotaron en un fútbol-tenis a Maradona/Francescoli. Hubo visitas protocolares del Diego ya retirado a un Messi ascendente en Alemania 2006 y en los Juegos Olímpicos de 2008. Pero más allá de todas estas aproximaciones, cuando realmente se pusieron codo a codo fue cuando Maradona asumió como DT de la Selección y dirigió en Sudáfrica 2010 a su mejor alumno. A su heredero más natural. Al elegido que está llamado a superarlo aunque, para eso, falta el dictamen definitivo de la historia. Si Messi es el nuevo Maradona o si Diego fue el primer Messi es una película que todavía no rodó su final. Lo cierto es que en el Mundial anterior, allá en la exótica Sudáfrica, el ex novio de la 10 y el actual convivieron bajo el mismo techo. Y se entendieron, se disfrutaron, se mimaron. Hubo ilusiones, algo de mística y otro poco de química. Pero no, no chocaron los planetas: Argentina, con Diego en el banco y Leo en la cancha, no pasó los cuartos de final. Otra vez, esa fue la barrera. Y eso que la Pulga venía de ganar su primer Balón de Oro y de hacer 47 goles en la temporada. La Selección no lo acompañó, el DT no logró sacarle todo el jugo y Messi no tuvo la rebeldía maradoniana como para destrabar la situación. Tuvo un rendimiento de mayor a menor, todo lo contrario a lo que indican los manuales mundialistas. Fue, sin dudas, un desperdicio. Y eso que estaba él. Y eso que también estaba él…

Arco cerrado
Increíble pero real. El aprendiz que necesitó apenas 14 minutos para meter un gol en un Mundial y que auguraba una catarata de festejos no pudo gritar nunca más un gol en una Copa del Mundo. En Alemania 2006 ingresó contra Serbia y Montenegro reemplazando a Maxi Rodríguez y, antes del cuarto de hora, recibió de Tevez y la mandó a guardar. Pero después, una prolongada y extrañísima sequía. Jugó también 69 minutos contra Holanda y 36 ante los mexicanos, el día del zapatazo de la Fiera, pero ya no se vieron goles “messiánicos” en Alemania. Tampoco los hubo en Sudáfrica 2010, y eso que jugó todos los minutos de los cinco partidos: 450 minutos y, de los 10 goles argentinos, ninguno llevó su autógrafo. ¿Por? Impericia propia, palos inoportunos y arqueros aguafiestas. Messi, Romero y Demichelis fueron los únicos tres que participaron de la totalidad de los minutos. Leo pateó 30 veces al arco, lamentablemente sin resultados. Tal vez la imagen que resuma su poca estrella en la excursión africana sea ante Grecia, cuando tras una buena jugada, probó al arco, el arquero dio rebote y Palermo, recién ingresado, la tocó al gol. ¡Y de derecha…! El Titán, en apenas 10 minutos en Polokwane, mojó lo que no logró mojar Leo. Un Leo que estuvo bien contra Nigeria y Corea del Sur, que mostró algún chispazo frente a Grecia, que no gravitó ante los mexicanos y, al igual que el resto del equipo, que hizo poco y nada contra Alemania. No más goles mundialistas para Messi: dinámica de lo impensado…

Imagen LA CAPITANIA de la Selección es ejercida por Lionel,
LA CAPITANIA de la Selección es ejercida por Lionel,
La cinta es mía
Viajó como una promesa a Alemania 2006, llegó como mejor del mundo a Sudáfrica 2010 y pisará el Maracaná como capitán/líder/referente indiscutido de la Selección. Será el Passarella del 78/82, el Maradona del 86/90/94, el Ayala del 02, el Sorin del 06 o el Mascherano del 2010. Por primera vez, Messi afrontará un Mundial con la cinta abrazada a su brazo izquierdo. Pero más allá del brazalete, será la primera vez que Leo, con sus 26 años, arribe a una cita mundialista como verdadero dueño de la Selección. En Sudáfrica era “lo más” pero sin voz de mando: hoy la tiene. Y es mérito de Sabella y Mascherano. El DT supo rodearlo dentro y fuera de la cancha y entendió, tras escucharlo a Guardiola, que si Messi sonríe, todo es más fácil: “Hay que tenerlo contento y hacerlo sentir importante, sin cargosearlo”. Vayan los laureles también para Masche, ex capitán, que le marcó a Leo que era hora de hacerse cargo. Messi ya tuvo ese honor frente a los griegos en Sudáfrica: Maradona armó un equipo mixto por estar clasificados y lo suyo fue una capitanía ocasional. Dato de color: en la arenga, por los nervios, no le salió ni una palabra... Ahora es “el” capitán. “Mascherano fue el primero en decirme que yo debía serlo. Sabella creía lo mismo y nos pidió que lo charláramos. Hablamos con Javier y acepté: fue un traspaso entre amigos. Por más que digan que no hablo mucho y que no soy líder, sé que me gané el respeto de mis compañeros”. Ese brazo llevará la cinta; esas manos, ¿levantarán la Copa?

Por: Miguel Bossio / Fotos: Archivo El Gráfico / Ilustración: Gonza Rodriguez.

Temas