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Estacione aquí

Desde la salida de Buenos Aires nos instaron a viajar ligeros, pero no tan ligeros como para volver a pie...

Por Martín Mazur ·

15 de junio de 2014
El panorama en la zona del Maracaná es agitado. Hay tráfico de todo tipo: gente que sale a correr con caras de que el Mundial les rompe la rutina de running; autos que se entremezclan con bicicletas, colectivos que avanzan a toda velocidad y algunos trapitos que tratan de sacar ventaja de cuanto cajoncito quede libre.

El vehículo -así llamaremos a nuestra Fiat Doblo de ahora en más- llega hasta la entrada misma del centro de prensa poco antes de las 16, y se detiene sobre una zona habilitada para la carga y descarga de pasajeros. Preguntamos dónde se puede estacionar para retirar las entradas y el estacionamiento para el día del partido Argentina-Bosnia. "En la calle", nos responde un voluntario. "Si el vehículo no está registrado previamente, no puede ingresar en la playa de aquí", nos dice, totalmente opuesto al procedimiento habitual para retirar los tickets en Sudáfrica.

Del otro lado de los controles del seguridad espera el Maracaná imponente (a propósito: esta vez no hay veda de líquidos, sino de marcas. Si se ingresa con botellitas de otra marca que no sea Coca-Cola, los empleados quitan las etiquetas).

-Al final lo estacioné bastante cerca -dice Perugino unos minutos después, ya en el centro de prensa, sin dar mayores precisiones y con una tranquilidad impropia de quien acaba de comer pollo, feijoada, papas fritas, arroz, ensaladas varias, empanaditas y farofa.

Cinco horas después, con esa misma tranquilidad, a la salida, el conductor del vehículo nos dice: "Bueno, ya les digo que nos llevaron el auto".

Silencio. Y refuerzo inmediato. "Sí, sí, nos llevaron el auto". 

Nadie sabía dónde había estacionado. Pero nadie se animaba a preguntarle si estaba haciendo una joda. No hizo falta, volvió a responder él. "No estoy bromeando. Nos llevaron el auto. Y otros 50 autos que estaban estacionados por acá". 

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La calle estaba desierta, salvo por dos patrulleros. Los periodistas se agolpaban mirando a la izquierda, a la derecha (buscando sus autos), hacia arriba (chequeando que hubiera carteles de no estacionar) o hacia abajo (buscando stickers de quién se los había llevado y cómo y dónde recuperarlos).

Resulta que el estacionamiento del día sábado en la zona del Maracaná era libre hasta las 17 horas. Una vez superado ese plazo, comenzó la extirpación vehicular, aclarada en letra chica en unos cartelitos instalados para la ocasión. Casi nadie podría haberlo imaginado.  

Finalmente, aparece un oficial de rango que nos informa que los vehículos fueron a un galpón de prefectura al lado del Sambódromo. Y que recién se podría retirar el día del partido desde las 8 de la mañana. 

Volvimos en taxi. Al vehículo lo recuperamos recién la mañana siguiente, en un gran centro destinado a los infractores mundialistas. Haciendo fila para ser atendidos, había casi tantos periodistas como en los centros de prensa para retirar las acreditaciones.

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El valor de la multa fue de 200 reales (unos 100 dólares). Uno de los empleados que mueven los autos con grúas, como si fueran de juguete, nos deja el reporte de víctimas del operativo del sábado: "250 autos. Aquí hay muchos que quieren recaudar".  

Podemos dar fe.

Martín Mazur
@martinmazur