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FIFA: Respect and pay

La política de seguridad en los centros de prensa está alineada al mecanismo de recaudación.

Por Martín Mazur ·

13 de junio de 2014
Lo dijo Maradona: el negocio de la FIFA está en el cemento. Y aunque nadie sería capaz de desmentirlo, nos atrevemos a ampliar la denuncia: “Ahora vienen por el agua” (copyright Elisa Carrió). El agua mineral.

El Command & Conquer de la FIFA no admite concesiones. Los periodistas lo viven en carne propia en el media center del Mineirao, donde mañana se jugará Colombia-Grecia y, el sábado próximo, Argentina-Irán.

El primer día, se pudo acceder pasando un detector de metales manual; el segundo día, se habilitaron los scanners tipo aeropuerto. Y en el tercer día, mismo bolso y mismo contenido, llegó la novedad. Luego de pasar la cinta de Rayos X, uno de los agentes de control dice: “Usted tiene líquidos aquí”.

Sí, es cierto. Hay una botella de agua mineral de 750 cm3, de ésas recargables de versión deportiva. “No se puede entrar con líquidos”, ladra. “Pero si ayer entramos con esta misma botella”, se le explica. “Pero esto es a partir de hoy. Son instrucciones de la FIFA”, refuta, y señala un tacho-cementerio de agua mineral, fosa común para aguas mineralizadas artificialmente y otras embotelladas en los alpes franceses.

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Unos 500 metros más tarde, ida y vuelta al hotel, el mismo bolso pasa sin la botella. Una vez sorteado el control, pregunto: “¿Y alimentos, se pueden pasar? “No, tampoco. Ni galletitas, ni alimentos, ni líquidos”. Habiendo entonces infringido seriamente la política de seguridad de la FIFA, por las dos barritas de ceral contrabandeadas en un bolsillo interior, pido la lista oficial de items prohibidos. Es la misma para hinchas los días de partidos, que para periodistas los días donde a este centro de prensa no viene ni el loro (mundialista).

La respuesta surge con un gesto universal, dedo pulgar e índice que se frotan. “Sí, sí, ¡es por dinero!”, grita un voluntario a unos metros de distancia, a carcajadas, mientras los empleados de seguridad negaban con cara de “qué barbaridad”. Al final, ríen ellos también.

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Una vez ingresado a la mega carpa, el FIFA café espera desierto como un negocio de estufas en el Mato Grosso. Una de las vendedoras me acerca la lista de precios. El agua mineral de 500 vale 6 reales (unos 3 dólares), marca Crystal (embotellada por Coca-Cola, sponsor oficial de la FIFA). En el supermercado, el agua de dos litros costaba 2 reales. Las botellitas de 500, entre 80 centavos y 1,25.

Así, sextuplicando los valores de mercado a costa del bolsillo de los periodistas, avanza la FIFA. “Ahora entiendo por qué nos hacen dejar las botellas en la entrada”, le digo a la chica. “Todo es para hacer dinero”, dice. “Pero sabe qué, allí atrás hay bebedores -dice por lo bajo, como si alguien escuchara-. Son para los trabajadores, pero si quiere, puede pasar”. Quizás, fuera de hora, ella vaya a manifestarse con los indignados detrás de una máscara de annonymous. Y quizás, la FIFA la termine echando, por no haber abrazado las virtudes monopólicas del modelo.
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En los aeropuertos, los líquidos y geles deben dejarse en los controles de seguridad, salvo que se ingrese con pequeños frascos que no excedan los 100 ml, visibles en un ziploc. Se dice que con ciertos líquidos o gel, podría armarse una bomba. La FIFA no está pensando en los explosivos, sino en la recaudación. Pero esa noticia no es ninguna bomba.

Martín Mazur
@martinmazur


Esta es la lista de los items prohibidos
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