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Los adelantados
Los enviados de El Gráfico, testers oficiales del centro de prensa de Belo Horizonte.
El centro de prensa acaba de abrir. Literalmente. Tal y como nos iban informando los voluntarios de cada sector que pasamos, a modo de carrera de postas, fuimos los primeros en llegar al Mineirao (8:45), los primeros en enfrentar las caras de desconcierto de los custodios de la entrada (8:55), los primeros en ser sometidos a un escaner de seguridad (9:03), los primeros en registrarnos (9:05), los primeros en recibir un candado para los lockers (9:07), los primeros en superar un segundo stand de registro (9:13), los primeros en sentarnos (9:15), los primeros en probar si había electricidad e internet (9:20), los primeros en escuchar el waka waka de Shakira (?) y los primeros en escribir algo. Y aquí estamos (9:35), en la inmensidad y el vacío, salvo por los hombres y mujeres de limpieza que se apuran en repasar los escritorios y las sillas, aún con rastros de telgopor. Nos observan, nos señalan, nos evalúan. Quieren ver si estamos a gusto, si las cosas funcionan. Y nosotros, también: tocamos, enchufamos, abrimos, cerramos, probamos y evaluamos. Nos sentimos como ratoncitos de laboratorio e inspectores a la vez.
Pasadas las 10, se prende un nuevo velador: llegó el amigo Massimo Franchi, de Tuttosport. Al menos ya no estamos solos.