Temperamental. Tiempista. Aguerrido. Seguro. Calentón. Fuerte. Ordenado. Mil y una características sirven para intentar explicar cómo era dentro de una cancha. El resumen es más simple: Roberto Perfumo fue uno de los mejores zagueros del fútbol argentino. Jugador de una época donde el reglamento daba vía libre a muchas infracciones. “Si jugara hoy, no sé cuántos partidos terminaría”, reconoció en más de una ocasión. El Mariscal “operaba” a los rivales. Pegaba con las piernas, con las manos y con las palabras. River lo dejó libre en Inferiores. Fue a Racing para actuar de volante, pero Pizzuti le cambió el puesto, lo puso de defensor y salió campeón de todo: torneo local, Copa Libertadores e Intercontinental. Jugó en Cruzeiro de Brasil y también alzó trofeos. Volvió a River, ya con 32 años, y dio tres vueltas olímpicas. Le faltó conseguir algo importante con la Selección: fue su cuenta pendiente. De todos modos, en el conjunto nacional sobresalió siendo capitán. Disputó dos Mundiales: 1966 y 1974. En los dos, pese a la desorganización extrafutbolística, fue fundamental.
Carnet de ídolo
Nombre y apellido: ROBERTO ALFREDO PERFUMO
Nació: 3/10/1942 en Avellaneda, Buenos Aires
Jugó: 35 partidos entre 1966 y 1974
Goles: 0
Mundiales: 1966 y 1974
Títulos: 0
