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Gago: “No podemos creernos que el Mundial ya está ganado antes de jugarlo”

El volante analiza el juego de la Selección, explica por qué es el que más le pasa la pelota a Messi, anticipa en qué no se debería fallar en Brasil, recuerda cuando fue a alentar al equipo en Alemania 2006, destaca que su hijo le cambió la vida, y se tiene mucha fe de cara a su primer Mundial.

Por Redacción EG ·

30 de abril de 2014
   Nota publicada en la edición de Abril de 2014 de El Gráfico

Imagen EN SUS PIES empieza a construirse el juego de la Selección. Gago es vital en el esquema de Sabella.
EN SUS PIES empieza a construirse el juego de la Selección. Gago es vital en el esquema de Sabella.
UN FUTBOLISTA FUNDAMENTAL. Eso representa en la estructura de la Selección. Gago no sólo arranca a la derecha de Javier Mascherano, el volante central, para ayudar a sostener la mitad de la cancha de un equipo ofensivo, que no se define por un rígido esquema, sino por la capacidad de ataque de cuatro de sus futbolistas más desequilibrantes. Fernando, entonces, se encarga de colaborar en la contención, pero también de un aspecto esencial en la construcción del juego argentino: el primer pase.

Dueño de una riquísima técnica, de una pegada envidiable y de un notable panorama, es capaz de limpiar pelotas embarradas para darles destino correcto a las jugadas. Si bien decíamos que resulta voluntarioso para el corte, se trata de una garantía para la confección al distribuir de manera excelente y puntual. Sabe todos los secretos como pasador, y ahí radica su importancia en el dibujo que Alejandro Sabella ya diseñó para el Mundial de Brasil 2014. Porque Gago es el kilómetro cero de las rutas ofensivas de Argentina, el tipo que reparte y entrega a domicilio para que los monstruos de arriba terminen la tarea.

-¿Vos, Fernando, lo pensás así también?
-Sí, cuando me toca jugar, hago eso: tengo que darle un poco de equilibrio al equipo al lado de Javier y buscar a los delanteros lo más rápido posible. Se hicieron y se vienen haciendo las cosas bien, me pude ganar un lugar, pero en la Selección hay que demostrarlo siempre.

El hombre, que el próximo 10 de abril cumplirá 28 años, no revisa habitualmente las estadísticas después de cada partido de Argentina, excepto que se las acerque algún integrante de la delegación nacional. En consecuencia, se le pregunta lo inevitable: ¿sabés quién es el jugador que más pelotas le pasa a Lionel Messi por partido? “No, pero si me lo decís es porque debo ser yo”, contesta entre risas. A partir de aquí, pueden tejerse varias hipótesis sobre el porqué, a raíz de todo lo fantástico que produce el crack rosarino cuando tiene la pelota en su poder. Sin embargo, Gago destraba rápido la cuestión, como para que la imaginación no vuele tanto. “No, no es parte de una estrategia. Tal vez la posición en la que juega él y en la que juego yo hacen que me adelante un poquito más y entonces, por ahí, la circunstancia adentro de la cancha genera que ocurra eso”, asegura.

-¿Pero pasa sólo por la circunstancia o por el magnetismo que Messi tiene?
-Obviamente que siempre está la tendencia de dársela a Lionel, por su forma de jugar, porque es el mejor del mundo. Pero no hay que confundirse con eso, con el “dásela a Messi”, porque jugamos 11. Lógicamente, hay que tratar de que la pelota le llegue lo mejor posible para que él desequilibre donde tiene que desequilibrar.

De mitad de cancha para adelante, no existen dudas rumbo a la Copa del Mundo: el equipo deslumbra y entusiasma. Pero en el fondo aún se siembran dudas. El retroceso del seleccionado, que coloca muchas más fichas en ataque que en defensa, todavía preocupa. En definitiva, ¿se debería balancear un poco más a la Selección o no? “Es que si el equipo estuviera más balanceado, perderíamos lo lindo que tenemos por nuestra manera de jugar: los cuatros de arriba, los delanteros. Entonces, es un poco raro decir cuál es el equilibrio. Porque entre todos debemos equilibrar al equipo, desde los delanteros, principalmente, y los volantes, hasta los defensores”, argumenta.

-¿En qué no deben equivocarse en el retroceso?
-En perder la pelota. Si no la perdemos, no vamos a correr para atrás, la presión será más alta y el rival también va a tener que preocuparse por nosotros.

-Y el equipo tendrá que ser corto y compacto, ¿no?
-Sí, pero que el equipo sea corto lo genera la tenencia de la pelota, saber cuándo atacar, cuándo ser vertiginosos... Entonces, son muchas cosas que de acá al Mundial se van a seguir trabajando.

“EL MUNDIAL”, son las palabritas que no paran de repetirse, y Gago sonríe cada vez que las escucha, tras la presentación de la nueva bebida de Powerade, que él mismo descubrió en un evento que se desarrolló en Capital Federal. Pero afirmábamos que se le dibuja una sonrisa cada vez que se le menciona la Copa del Mundo, y no es para menos. Pese a su jerarquía, a una trayectoria que registra muchísima más gloria que pena, en especial en Boca, Real Madrid y Vélez (clubes en los que fue campeón), y a un romance con la Selección que empezó formalmente en 2007, nunca disputó un Mundial de mayores. Al menos, hasta dentro de dos meses y monedas. En ese sentido, jamás se despega del pibe que fue y blanquea: “Ese es el sueño que siempre tuve desde chico”.

Los recuerdos le fluyen rápido. Fernando se emociona al repasar cuando fue hincha de la Selección en la cancha y en un Mundial. ¡Sí: hincha! “Es así. Yo fui como hincha al Mundial de Alemania 2006. Estuve en la cancha en el primer partido ante Costa de Marfil (triunfo 2-1), con un grupo de amigos. Esas cosas (por los mundiales) son lindas de disfrutar. ¿Si había pagado las entradas? Sí, claro”, cuenta.
La vida del volante se modificó bastante de la víspera del Mundial pasado, o sea en abril de 2010, a esta. De no figurar en los planes del seleccionador Diego Maradona, a ser titular pero de la mano de Sabella. De vestir la camiseta del Real Madrid, a defender las de la Roma, Vélez, y Boca en la actual temporada. De no tener responsabilidades matrimoniales, a estar casado con Gisela Dulko y a ser padre de Mateo.

“Cuando volví al país (para jugar en Vélez a principios de 2013), no pensé si eso me acercaba o me alejaba de la Selección. Pensé que era el momento justo en mi carrera para regresar, tanto en lo futbolístico como en lo personal –afirma–. ¿Qué me agregó o qué me quitó jugar en el fútbol argentino en este último tiempo? Nada, lo que realmente me cambió fue mi hijo, él me cambió la vida. La llegada de un hijo es lo máximo que te puede pasar y yo lo disfruto mucho. Por eso, después de entrenarme, me vuelvo rápido para casa”.

Las cinco lesiones musculares que padeció durante el año anterior son parte de su pasado imperfecto. Gago, que supo ser campeón del mundo en la Sub 20 modelo 2005 y campeón olímpico en 2008, levanta su nivel en Boca y se prepara de la mejor manera para el torneo más importante que afrontará en el año: el Mundial, su Mundial. Por más que no se anime a deslizar un breve comentario sobre Bosnia, Irán y Nigeria –los rivales de la zona–, reconoce tenerlos visto al margen de que “habrá tiempo para analizarlos en profundidad”.

-¿Qué significaría para Argentina hacer un buen Mundial?
-Tratar de lograr el título. Sabemos que es muy difícil, pero lo tenemos que pensar así. Igual, no podemos creernos que el Mundial ya está ganado antes de jugarlo. Al contrario: debemos ir partido a partido.

-Parece que no hay punto medio. ¿Coincidís?
-Pasa que el argentino vive el exitismo de una manera particular: o es el mejor o es el peor.

Por: Dario Gurevich