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Independiente, en una caída que no tiene fondo

5 partidos sin ganar, 3 derrotas consecutivas y un nivel futbolístico que deja tantas dudas que parece reflejar al club a nivel institucional. Perros ahorcados, futbolistas a las trompadas con los hinchas y el “que se vayan todos” como grito de impotencia. El Rojo no puede consigo mismo.

Por Redacción EG ·

10 de marzo de 2014
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Si el descenso ya era grave para los hinchas de Independiente, el paso por la B Nacional le está demostrando que siempre se puede estar más abajo. Después de 3 derrotas consecutivas y la peor racha desde el fatídico descenso (2 puntos de los últimos 15), Omar De Felippe, el entrenador declaró: “Tocamos fondo”. ¿Pero realmente es así?

El grito de bronca que estalló en el hall frente a jugadores y dirigentes tras el último partido tuvo más de acumulación que de enojo repentino. La mala racha, las pobrísimas actuaciones y un presente institucional complicado estallaron en un pedido de evitar otro fracaso en junio, cuando ya sea demasiado tarde. El condimento extra lo puso Facundo Parra, quien salió disparado del vestuario para enfrentarse con los hinchas, generando una trifulca que finalizó con intervención de la policía. Si Independiente aún se mantiene en puestos de ascenso es gracias a los rivales directos, quienes parecieran no querer sumar de a tres.

La semana previa a perder 1-0 con Huracán como local fue convulsionada con tres episodios extrafutbolísticos. En el predio de Villa Domínico, donde los jugadores entrenan, dos perros fueron colgados de un árbol en una aparente amenaza de la barrabrava. Dos días después, apareció incendiado el quincho del predio de Wilde. Como si fuera poco, durante el mismo día, la Comisión Directiva rechazó el pedido de adelanto de elecciones tal como exigía la oposición mediante un comunicado. Está claro: la palabra paz no existe en Avellaneda.

Si bien el contexto nunca fue el ideal desde el descenso, De Felippe al frente del Rojo pudo hilvanar en su momento 13 partidos sin derrotas y 8 sin recibir goles. ¿Qué pasó desde aquel Independiente que parecía tener el ascenso en la mano al actual que pende de un hilo?

En el medio estuvieron las vacaciones, la pretemporada y partidos de verano que dejaron a Independiente sin siquiera goles a favor. La ilusión por el regreso de Federico Insúa duró un santiamén y luego se volvió más en una carga para el DT, que un refuerzo: nunca lo pudo hacer entrar en un circuito de juego. Las lesiones de Julián Velázquez y Facundo Parra, dos piezas fundamentales, se sumaron a la de Marcelo Vidal, y así Independiente se quedó sin la columna vertebral del once ideal de 2013. Luego, el rompecabezas se desarmó, las dudas se apoderaron del equipo y el entrenador, pero la pérdida total de la brújula quedó demostrada en los insultos a Daniel Montenegro, figura en la primera parte del torneo.

El Rolfi, quien falló un penal ante Huracán, no es el único que padece los insultos. Claudio Morel Rodríguez y Cristian Tula, otros dos referentes del plantel, también sufren del reproche general, en gran parte por sus bajos rendimientos individuales en este comienzo de año. Los refuerzos que llegaron a Avellaneda para la B Nacional no demostraron tener la jerarquía suficiente como para afrontar el difícil año futbolístico y también son apuntados por los hinchas. Apenas Facundo Parra, Martín Zapata y Matías Pisano lograron cierta regularidad; estos dos últimos con un bajón futbolístico que coincide con el del equipo.

Solamente el Ruso Rodríguez parece mantenerse al margen del canto “Que se vayan todos”. El arquero comenzó la temporada peleando por la titularidad con Hilario Navarro y Fabián Assmann pero les ganó la pulseada con solvencia en el arco. Es el único de los jugadores del club que logró asentarse. El trabajo de inferiores, que en general refleja a cada institución, no es la excepción en Independiente. Jóvenes como Miranda, Pizzini, Trejo, Benítez, Fredes, Villalba y Fernández hasta el momento no dieron con la talla y desaprovecharon las oportunidades que tuvieron.

En un torneo tan largo, Independiente se pudo dar el lujo de darse un descanso y aún continuar entre los tres primeros. A 15 fechas de finalizar, la brecha se acortó y los resultados urgen. Como ya lo hizo en su momento, la responsabilidad de corregir el rumbo vuelve a caer en Omar De Felippe, quien aseguró no dudar del ascenso al mismo tiempo que recibió el apoyo del plantel para continuar. No será tarea fácil en un club deteriorado y obligado por su historia a conseguir resultados que eviten que la caída sea eterna.

 Pedro Molina