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Luciano Acosta: la presentación de la joya de Boca

El juvenil le dio su primera entrevista a la página oficial del club. Su actualidad, cómo sobrevivió en las inferiores a la sombra de Leandro Paredes y por qué dejó de medirse cuando una doctora le dijo que no iba a crecer más.

Por Redacción EG ·

07 de marzo de 2014
Imagen LA PRIMERA VEZ. El juvenil debutó en Primera en el verano, nada menos que ante River, pero su primera nota, según sus propias declaraciones, lo pone más nervioso que jugar en la Bombonera. (Foto: Prensa Boca Juniors)
LA PRIMERA VEZ. El juvenil debutó en Primera en el verano, nada menos que ante River, pero su primera nota, según sus propias declaraciones, lo pone más nervioso que jugar en la Bombonera. (Foto: Prensa Boca Juniors)
Lo bueno, dicen, viene en frasco chico, y en el caso de Luciano Acosta ese principio parece adaptarse a la perfección. El juvenil, de apenas 19 años y 1,60 metros de altura, explotó en la Primera de Boca en el verano y desde entonces se convirtió en el faro que ilumina el futuro Xeneize. En una entrevista con el sitio oficial del club (www.bocajuniors.com.ar), el Enano, tal cual lo apodan sus compañeros, desmenuza su presente inmejorable aunque dar notas lo ponga, según sus propias palabras, más nervioso que jugar en la Bombonera.

“Bianchi me vio un día y me pidió que me cambiara a la Reserva, fui al otro día y me llamó Marcelo Herrera para la Primera. Ahora Carlos me tiene en cuenta y habla bien de mí. Es un orgullo y un sueño que puedo cumplir”, asegura Acosta. Todo fue tan rápido como sus piques en los últimos metros. La partida a Italia de Leandro Paredes, la figura de la categoría 1994 que siempre lo relegó, y la necesitad del Virrey de sumar un revulsivo en el primer equipo, hicieron del 2014 el año del salto definitivo del mediocampista. Atrás quedaron los bajones y aquellos tiempos en los que quería largar el fútbol porque no jugaba seguido.

Su debut fue en el verano en Mar del Plata, nada menos que ante River y con el número diez en la espalda. A partir de entonces los hinchas encontraron en Acosta una razón para ilusionarse en medio de los flacos rendimientos del equipo. En el Torneo Final la tendencia se mantuvo, al punto tal de que fue elegido por los hinchas como el mejor jugador del equipo ante Estudiantes y Olimpo. “Para mi es un sueño que me hayan elegido figura de dos partidos ya”, concluye el juvenil que ya marcó frente a Belgrano su primer gol oficial en Primera.

Imagen TATUAJES. Tiene cinco en total. Dos remiten a los nombres de sus padres, pero tuvo que hacérselos en árabe para que a su mamá no le gustaban. (Foto: Prensa Boca Juniors)
TATUAJES. Tiene cinco en total. Dos remiten a los nombres de sus padres, pero tuvo que hacérselos en árabe para que a su mamá no le gustaban. (Foto: Prensa Boca Juniors)
Sin embargo no todo fue siempre tan positivo para Acosta, que llegó a Boca a los 13 años desde Comunicaciones. En aquella época le preocupaba su diminuto cuerpo y pensó en recurrir a profesionales: “No hice tratamientos pero una vez fui a una doctora y me dijo que no iba a crecer más así que dejé de medirme y de pensar en eso, y me dediqué solamente a lo mío. Trato de aprovechar otras cosas y voy al gimnasio para ponerme bien físicamente”. La frustrante respuesta que recibió durante la consulta fue un bálsamo para Acosta, que a partir de entonces se sacó un peso de encima y logró enfocarse en otros objetivos. Al margen de ello, confiesa que a veces su estatura lo complica: “Los defensores son muy altos, el miércoles me tocó jugar contra Iván Furios y era muy grande”.

Ahora, ese chico que empezó a jugar al fútbol sólo para divertirse, deslumbra en la Primera de Boca y tiene en Carlos Tevez a su padrino futbolístico. “Siempre hablo con él a través de mi representante y él me apoya en todo, es muy buena persona y me manda saludos desde allá”, comenta. De hecho, el delantero de la Juventus es el número uno en su podio de referentes. Los otros dos lugares los completan Juan Román Riquelme y Lionel Messi.

Riquelme, justamente, es su principal consejero en el seno del plantel: “Román me da muchos consejos y trato de aprender de él, siempre me alienta para que vaya para adelante y para que esté ahí. Es todo un sueño para mí, nunca me imaginé jugar al lado del mejor y que se cumpla así tan rápido es muy emocionante”.

Además del fútbol, la otra pasión de Acosta son los tatuajes. Tiene cinco en total, y los dos primeros fueron en agradecimiento a sus padres. Eso sí, tuvo que hacérselos en árabe porque la madre no lo dejaba tatuarse los nombres de nadie, ni siquiera los de sus hermanos. Después siguió con el “Todo llega” en una pelotita de fútbol. El más largo lo dejó para el final, como un reconocimiento a su lucha en inferiores y a su superación personal: “Amo lo que tengo y lucho por lo que quiero”, dice en letras negras.