Las Entrevistas de El Gráfico

Paulo Ferrari, en primera persona

Rosarino de 32 años. Jugó en dos clubes en 12 años de carrera: Rosario Central, del que es capitán, y River. En el Canalla, logró el ascenso a la A en 2013. En el Millonario, fue campeón del Clausura 2008 y descendió a la B en 2011.

Por Darío Gurevich ·

25 de febrero de 2014
Juego al fútbol desde que tengo uso de razón. Pateaba con mis amigos todo el día. Lo hacía por diversión, porque me gustaba. Arranqué de chico en Defensores Unidos, de Rosario, en cancha de siete. A los 11 años, pasé obligatoriamente a cancha de 11, y a los 13, cuando comienzan las categorías de inferiores de AFA, me probé en Central.

Imagen EL LONCHO mira el horizonte y sueña con un futuro mejor para Rosario Central, club del que es hincha y con el que le quedan cuatro meses de contrato.
EL LONCHO mira el horizonte y sueña con un futuro mejor para Rosario Central, club del que es hincha y con el que le quedan cuatro meses de contrato.
EN CENTRAL, Jorge García, que me había dirigido en Defensores Unidos, me tomó la prueba y me puso de número 3. Yo venía de jugar en el medio y a veces de lateral, pero me clavó de lateral por izquierda, pese a ser derecho. Jamás le pregunté por qué, ahí jugás de lo que sea. Como anduve bien, quedé y me mantuve en esa posición hasta que empecé a rotar por otros puestos, como volante por ambas bandas, en especial por izquierda, y como lateral por derecha. Ya en Quinta y en Cuarta era el 3 del equipo, porque Emiliano Papa era el volante por izquierda. De hecho, debuté en Primera como marcador de punta izquierdo.

ME CRIE a 10 cuadras de la cancha de Central, era socio e iba a la cancha. No sé cuál fue el primer partido que vi en el Gigante de Arroyito, porque era muy chico. Sólo recuerdo que fui a la platea Cordiviola baja, cerca de la popular local, y disfrutaba del ambiente. Después, ir a ver a Central se transformó en un hábito. Como los menores de 12 años entraban gratis, íbamos a la cancha con un amigo y les pedíamos a personas mayores que nos hicieran pasar. Ahí ya soñaba con ser profesional.

EN EL GIGANTE, me encantaba la fiesta que se armaba en la tribuna de Central. Le prestaba atención al juego, pero era imposible abstraerse de ese clima. Para mí significaba toda una aventura: agarraba los papelitos que me daban y los tiraba cuando el equipo salía a la cancha. El recibimiento resultaba tremendo, al igual que los clásicos. Yo los esperaba y los disfrutaba.

SOY UN AGRADECIDO a Central. Pasé unas inferiores hermosas, donde tuve a buenos formadores que me criaron como futbolista y como persona.

MI DEBUT en Primera se produjo tan rápido que no lo asimilé. Yo practicaba con mi categoría, la Cuarta, y me llamaron para entrenarme con la Primera. Fui el martes, y el sábado de esa semana ya me tocó jugar: 1-1 ante Independiente (3/11/2001). El entrenador era Juan José López. Me acuerdo de que ellos tenían a Forlán y a Vuoso, dos delanteros que la rompían. Como me gusta mirar fútbol desde chico, sabía cómo jugaban. Gracias a Dios, estaba informado y me fue bien.

¿COMO PASE a jugar de número 4? Jota Jota López me hizo debutar como número 3 y después me mandó dos partidos al banco. Luego, renunció y asumió Teglia. En su segundo partido al frente del equipo, se lesionó el número 4 en el primer tiempo y entré a reemplazarlo. A partir de ahí, jugué hasta el final del campeonato, que fueron unos pocos partidos, en ese puesto. Después, Menotti agarró como técnico y me mantuvo de 4. ¿Conclusión? Hace más de 12 años que juego de marcador de punta derecho.

HAY DIFERENCIA entre jugar en inferiores y en Primera. En inferiores, te divertís, mientras que en el plantel profesional te encontrás con otras cosas: presiones, jugar a cancha llena, bancar las críticas. Entonces, tenés que tratar de que esas cosas no te influyan o te influyan positivamente, y eso te lleva a crecer, a madurar.

EL MARCADOR DE PUNTA no sólo debe marcar y cerrar bien, también tiene que ser salida para el equipo, ayudar a un compañero mostrándose como opción de pase, abrir la cancha, sumarse al mediocampo, desbordar y tirar el centro, y tratar de llegar al gol. La obligación es colaborar en lo máximo posible. En cuanto a la marca, es fundamental estar pegado al rival, nunca perder de vista la pelota e intentar que el atacante no saque el centro con comodidad.

ELIMINAMOS A NEWELL'S de la Sudamericana en 2005. Eso me marcó en mi primera etapa en Central (2001-2006). Nosotros éramos un equipo con casi todos pibes de inferiores. Yo era el capitán, uno de los más grandes, y apenas tenía 23 años. Esa serie significaba mucho, porque uno seguía y el otro se quedaba afuera de la Copa. Así que imaginate… Hoy, si la volviera a mirar, me pondría nervioso. En fin, empatamos 0-0 el partido de ida en la cancha de Newell´s y ganamos 1-0 la revancha en la cancha de Central, con gol de Germán Rivarola. Igual, ese partido lo sufrimos hasta el último segundo porque Silva tiró un taco y nadie había visto dónde estaba la pelota. Por suerte, Ojeda la sacó de entremedio de sus piernas. Ese triunfo lo festejamos como si fuera un campeonato.

LA VIDA, a veces, te pone en lugares que ni te imaginás. De muy chico, me encantaba cómo jugaba el Puma Rodríguez, un delantero que fascinaba los hinchas de Central. De más grande, me gustaban varios: el Chacho Coudet, Omar Palma, el Petaco Carbonari, Vitamina Sánchez… Y mirá cómo son las cosas que Palma me dirigió en inferiores, Coudet fue compañero mío y hoy somos amigos, y con el resto también compartí la cancha. Por suerte, conocí de cerca a gente que admiraba muchísimo.

COUDET TE ENSEÑABA a jugar. Te decía ciertas cosas que después pasaban adentro de la cancha. Era un personaje, un loco que vivía haciendo bromas, pero que se entrenaba un montón y resultaba súper profesional, además de ser un fenómeno. Gracias a Dios, yo siendo chico me crucé con un tipo como él, que me anticipó: “Vos vas a jugar en River”.

SOY UN PRIVILEGIADO por haber jugado tantos años en River (2006-2011). Disfruté mucho del club y de haber salido campeón del Clausura 2008. Teníamos un equipazo, con Alexis Sánchez, Ortega, Buonanotte, Falcao, Abreu. El técnico era Simeone. El torneo lo ganamos de manera clara, con 43 puntos, un puntaje que generalmente no suma un campeón en el fútbol argentino. Fue un momento único que siempre había soñado, y se me dio en River con todo lo que significa.

SI en el futbol no hacés las cosas bien, las pagás. Todos los clubes que descendieron o que redondearon muy flojas campañas estaban mal en lo institucional. River no fue la excepción, ni tampoco Independiente, ni Central. Racing y San Lorenzo también tenían problemas internos, pero se salvaron en la Promoción. Por eso, no hay que darle tanta vuelta al descenso de River. Si uno no da las herramientas necesarias para trabajar, las cosas saldrán mal. Eso es lo que sucedió.
NO COINCIDIA CON PASSARELLA. Por eso, me fui de River. Pese a que quería seguir, me tuve que ir. Como no nos poníamos de acuerdo, preferí dar un paso al costado y no perjudicar al club. ¿Cuáles eran nuestras diferencias? Se las dije a él en su momento y punto.

LO UNICO que me hacía feliz en ese entonces era volver a Central. “¡Estás loco!”, me decían. El club atravesaba el peor momento de su historia, estaba hundido en la B Nacional, pero a mí no me importaba. Uno debe ser agradecido con el club que lo crió y regresé para poner el hombro y ascender con el equipo.

LLORE POR CENTRAL, y eso que soy duro. Pero no me aguanté cuando descendimos, en la Promoción ante All Boys. El golpe fue durísimo e inesperado. Mientras salía del Gigante, me largué a llorar.

CON CENTRAL EN LA B, era difícil vivir en Rosario. Encima, yo nunca me mudé. Mi casa está a diez cuadras del Gigante. El hincha había perdido la confianza, porque el equipo arrastraba varios años malos y no ascendía. Entonces, arrancamos de menos diez.

YA REVERTIMOS la imagen. Primero, cumplimos con nuestra obligación y ascendimos a mediados del año pasado. Después, ganamos el clásico y sumamos 26 puntos en el Torneo Inicial. La clave fue haber mantenido la base del grupo de la B Nacional en Primera y haber sumado pocos refuerzos. El conocimiento es importante para el buen funcionamiento del equipo.

SOMOS COMPETITIVOS. Tenemos un buen plantel, con varios jugadores de experiencia que rinden, suman para el grupo y aconsejan bien a los más chicos. El objetivo de la temporada es no sufrir con el promedio del descenso e intentar clasificarnos a una copa.

SOLO JUGUE en dos clubes durante mi carrera, porque no acepté las diferentes ofertas que tuve del exterior. Pude haberme ido a España y a Brasil, pero siempre fui respetuoso y valoré a las instituciones en las que jugué. Jamás presioné para que me vendieran ni hice un escándalo para irme.

SUEÑO CON ENTRAR a la cancha con Isabella, mi hija de dos años. Todavía no lo hice porque no se puede ingresar con chicos al campo de juego, pero en algún momento se vendrá la amarilla por eso (risas).

NO SOY IDOLO de Central, no me considero así. Si fuera campeón en Primera con el club, que es mi deuda pendiente, tampoco sé si lo sería.

ME DIRIGIERON grandes entrenadores como Menotti, Russo, Simeone y Pizzi. Pero no quiero ser injusto con los demás, porque todos me enseñaron. Parece que lo digo para quedar bien, pero juro que no: aprendí con todos. Igual, los técnicos que nombré me dieron un plus.

HAY QUE TIRAR para adelante. Se darán situaciones buenas y malas, y siempre habrá que mejorar. Es obvio que se sufrirá cuando las cosas no salgan bien, pero se debe tomar lo malo como un aprendizaje. Lo importante es superarse como persona, porque un día el futbolista se retira y sólo queda la persona.

Por Darío Gurevich

Fotos: Leonardo Vicenti y Archivo El Grafico.

Nota publicada en la edición de Febrero de 2013 de El Gráfico