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Las inferiores de Belgrano, un proyecto que resiste al fuego

Las divisiones formativas de Belgrano cosechan logros deportivos y también nutren con figuras al equipo de Primera. Desde Matías Suárez hasta Franco Vázquez, sus ventas fueron claves para sanear la economía del club y sostener una estructura que ni un gran incendio pudo resquebrajar.

Por Redacción EG ·

29 de noviembre de 2013
   Nota publicada en la edición de noviembre de 2013 de El Gráfico

Imagen LOS CHICOS de Belgrano corren y se divierten, soñando con ser triunfadores como otros que también surgieron de esa cantera: Mario bolatti, Matías Suárez, el Mudo Vazquez, Germán Montoya y Lucas Melano.
LOS CHICOS de Belgrano corren y se divierten, soñando con ser triunfadores como otros que también surgieron de esa cantera: Mario bolatti, Matías Suárez, el Mudo Vazquez, Germán Montoya y Lucas Melano.
 El humo avanza, y asusta. Se escuchan gritos: “¡Fuego, fuego!”. Prospera, amenazante. Hay temor, las canchas corren peligro. Los bomberos no llegan. Uno de los utileros manda un mensaje a través de la red social twitter. “Se prenden fuego las canchas”. Alerta del peligro inminente, y genera una rápida reacción.

Atardecer del 2 de julio. Dos horas del partido más importante de Belgrano de los últimos años. Fueron minutos eternos de una lucha por cuidar el patrimonio de la institución, pero el mensaje desesperado tuvo una respuesta emocionante.

De pronto, mientras el fuego, ayudado por el viento, consumía metros de tierra y amenazaba la flamante cancha de césped sintético, decenas de hinchas se acercaron hasta el predio ubicado en Villa Esquiú, localidad ubicada al noreste de la ciudad de Córdoba a unos diez kilómetros del centro. Verdadero amor por el club. Hinchas, empleados e incluso dirigentes, codo a codo, le dieron batalla al fuego y evitaron un desastre. Salvaron la verdadera joya del Pirata; el lugar donde se forjan los sueños y se convierte en realidad.

Belgrano atraviesa una etapa de solidez institucional y deportiva, que tiene a la estructura de las divisiones formativas como parte fundamental de estos laureles. Esa cantera tiene como escenario físico el predio de Villa Esquiú. Por tal motivo, los hinchas, conscientes de esa importancia, se arremangaron para combatir el fuego y defender el patrimonio del club. Por eso, el 2 de julio será una fecha para el recuerdo en el anecdotario pirata. Se defendió el lugar donde surgieron Matías Suárez, Franco Vázquez, Mario Bolatti, Diego Novaretti, Pablo Chavarría, Germán Montoya, Lucas Melano y tantos más.

Estos nombres han sido de real valía para el proceso de normalización del club. La quiebra del 18 de septiembre de 2001, los años en la B Nacional, el club sin jugadores propios y sin lugar donde entrenar, han quedado lejanos en el tiempo. Pero no es producto de la casualidad. Es consecuencia de un trabajo serio y a conciencia que lleva años. Y hoy se puede ver con frutos. Esos futbolistas antes referenciados fueron formados en la institución y luego fueron indispensables para ayudar en la recuperación económica de Belgrano.

Tras la quiebra, la B estuvo nueve años bajo un gerenciamiento. En los últimos seis, el principal protagonista fue el empresario Armando Pérez, a cargo de Córdoba Celeste. La normalización llegó en el 2011, días después del recordado ascenso a Primera División en el Monumental de Núñez, con derivación en el descenso de River. Pérez llegó en el 2006 a Belgrano y para recuperar el club se debió pagar unos 30 millones de pesos.

Tras su arribo se adquirió el predio de Villa Esquiú y se reformó la estructura de las divisiones formativas. Aunque esa renovación no descuidó el trabajo que se venía realizando, ya que por ese entonces estaban en la cantera juveniles como Bolatti o Novaretti.

Imagen LOS PIBES de Belgrano disfrutan de un complejo con todas las comodidades para desarrollarse.
LOS PIBES de Belgrano disfrutan de un complejo con todas las comodidades para desarrollarse.
MANUAL DE PROCEDIMIENTO
Más de 420 juveniles entrenan en las divisiones formativas de Belgrano, supervisados por un grupo de capacitados profesores coordinados por Daniel Primo. El ex mediocampista central, hoy gerente deportivo, está en su segundo período como encargado de llevar adelante esta estructura. En aquella primera etapa (2006-2010) diseñó para el club un manual de procedimiento que consta de casi 100 páginas. En ese libro, custodiado y cuidado en la oficina del departamento de inferiores en el complejo de Villa Esquiú, están los trabajos que realizan los entrenadores en cada divisional, con distintos esquemas de juego.

“En Belgrano se está viendo el fruto de un trabajo que se respeta, más allá de quién esté a cargo. Tenemos metodologías, pasos que se respetan a lo largo de los años. Nosotros tenemos un manual institucional de procedimiento”, le explica Primo a El Gráfico en la sala de videos que los técnicos de inferiores tienen en el predio. ¿Cómo se les ocurrió tener un manual de procedimiento? El coordinador contesta: “Lo hicimos con Armando Pérez. El me dijo que en su empresa funcionan así, con un manual, para que el día que no esté él, esté su hijo, y luego su nieto, se respete la forma de trabajo. Es decir, que quede un legado. En Belgrano hemos hecho este manual para que quede como legado, allí está cómo trabaja Belgrano en cada una de sus categorías de acuerdo a su edad. Nos llevó seis meses escribirlo”.

Esta forma de trabajar, respetando el manual de procedimiento, ha continuado a lo largo del tiempo. Con Daniel Primo, Jorge Guyón, Luis Solazzo, Luis Ernesto Sosa, próceres de la historia del club que en distintos momentos han estado a la cabeza del proyecto inferiores y que aún trabajan en la estructura formativa celeste.

Entre cuerpo técnico, cuerpo médico, que incluye nutricionista y psicólogos, hay cerca de 75 empleados dedicados a la cantera de la B. El directivo encargado es Sergio Magliano, quien trabaja en esta área desde junio de 2002 y afirma, con argumentos, que la llegada de Pérez a Belgrano motivó cambios necesarios, rápidos y efectivos en inferiores, y hoy se disfrutan, por ejemplo, viendo a Lucas Zelarayan (clase ‘92) con la “10” del equipo que conduce Ricardo Zielinski. “Desde que llegó Pérez el crecimiento fue muchísimo. Soy testigo. Hay obras, siempre hay planificación de nuevas obras; y cada ladrillo que se pone es un seguro para el futuro institucional del club. Pensamos seguir creciendo y evolucionando”, cuenta Magliano mientras señala las distintas canchas que posee el complejo pirata y se enorgullece al presentar la cancha de césped sintético con las medidas oficiales, donde entrenan tanto los infantiles, los juveniles como el plantel profesional. También se le infla el pecho al mostrar cómo se frenó el incendio. El pasto quemado está sobre el alambrado del campo de juego.

Este año, en el torneo de inferiores que organiza la Liga Cordobesa de Fútbol, Belgrano se consagró campeón en todas las divisiones. Sí, desde Novena hasta Cuarta División. Además, en el torneo de AFA, las seis categorías clasificaron entre las mejores a la Zona Campeonato. “De los equipos clasificados somos los que menos jugadores pensionados tenemos”, explica Primo. ¿Motivo? Identidad local. “Tenemos mucha gente del fútbol de Córdoba. Queremos posicionar a Belgrano con jugadores de Córdoba. Tenemos muy buenos detectores”, sostiene el coordinador.

A propósito, esos “cazadores de talento” son Julio Castro y Federico Bessone, quienes andan por las canchas de la provincia buscando jugadores con el estilo para Belgrano. Ya no ocurre lo mismo que diez años atrás, cuando el pibe cordobés prefería irse a Rosario o Buenos Aires a probar suerte. Hoy son seducidos por las inferiores celestes. La pensión de Belgrano alberga 34 juveniles del interior. En realidad, es un hotel que está en Barrio Inaudi, con mayor capacidad, pero la política deportiva del club estableció que ese sea el número, comenta Magliano.

Imagen LUCAS MELANO, hoy en Lanús, surgió de la cantera pirata.
LUCAS MELANO, hoy en Lanús, surgió de la cantera pirata.
LA CATEGORIA 93
Esperanza, es la palabra más usada en el predio de Villa Esquiú. Y desde hace varios años hay una categoría que hizo de esa expresión un sinónimo. Hoy, de a poco, se ve que no estaban tan equivocados aquellos que hacían tal asociación. La clase 93 se destacó en su formación por hacer grandes partidos, armar una estructura que ilusionaba e identificar con firmeza el estilo Belgrano. Claro, basado en juveniles con mucha proyección. De esa categoría hay cinco que ya son parte del plantel profesional. Aunque con uno que sobresalió tempranamente, a tal punto de haber sido recientemente vendido. Los destacados de esa camada son: Lucas Melano, Renzo Saravia, Gastón Alvarez Suárez, Nicolás Ferreyra y Emiliano Rigoni.

Melano es el sobresaliente. La ficha del delantero fue vendida en un 80% a fines de julio último a Lanús en dos millones de dólares. El oriundo de Hernando era pretendido por clubes de Inglaterra, Francia y Estados Unidos; sin embargo, firmó en el equipo bonaerense. Es la flamante venta del club de Alberdi. Es el último que logró el ciclo que explica Sergio Magliano. “En Belgrano tenemos como política una serie de pasos con el juvenil: primero, la formación; segundo, la promoción al equipo profesional; tercero, el debut en Primera; y cuarto, que juegue uno o dos torneos en el equipo principal. De esta forma se cierra el ciclo”. El trabajo desde las inferiores hasta su consolidación lleva estos cuatro pasos, explica el directivo, que trabaja en el club celeste desde junio de 2002, pero reconoce y enfatiza que todo cambió desde la llegada de Pérez, quien de gerenciador pasó a ser el presidente del club elegido por los socios.

Saravia, Ferreyra y Rigoni son muy considerados por Zielinski en el primer equipo celeste. Los dos primeros defensores, y el tercero, delantero. Primo explicó que Ferreyra (debutó en Primera ante Talleres en la Copa de Invierno) tiene virtudes especiales que lo hicieron destacarse en todo su proceso formativo. Rápido y con buen timing para defender, además de un gran porte físico, son algunas de las cualidades de este marcador central.

Pero la reciente venta de Melano no es la última de la clase 93, ya que el Anderlecht de Bélgica en los últimos días gestionó por Alvarez Suárez. Este mediocampista ofensivo ha jugado muy pocos minutos en Primera, todavía no ha logrado continuidad y, por ende, las negociaciones se frenaron. Alvarez Suárez tiene la particularidad de ser el primo de Matías Suárez, ídolo del club belga, y de recordado paso por las formativas celestes.

Imagen EL MUDO VAZQUEZ, otro producto de las inferiores celestes.
EL MUDO VAZQUEZ, otro producto de las inferiores celestes.
LAS VENTAS
Desde Bélgica llegan constantemente crónicas de los golazos, vueltas olímpicas, premios y demás elogios sobre Matías Suárez en el Anderlecht. El Oreja, como lo conocen en el predio de Belgrano, es motivo de orgullo entre los profesores que trabajan en ese lugar lleno de ilusiones.

Suárez era un flaquito alto que llegó proveniente de Unión San Vicente y sobresalió por sus conceptos técnicos y tácticos. La rompía en las inferiores de la B. Por ende, cuando tenía 18 años, Mario Griguol lo llevó a Primera (2006) y allí también, con su exquisito juego, dejó huella. “Era un jugador dotado, que marcaba diferencia y sabía ubicarse en el campo”, explica Primo. Los ojos le brillan cuando destaca las virtudes del Mágico. Aquel pibe tímido fue vendido a mediados de 2008 desde Belgrano al Anderlecht en 1,2 millones de euros. Una operación celebrada en aquel momento y que tuvo el aval de la justicia, que por entonces manejaba la quiebra del club.

Para normalizar la B fueron vitales las ventas de los jugadores propios que habían surgido en los últimos años en la cantera celeste. El primero fue Bolatti. El volante central, hoy en Internacional de Brasil, fue vendido en julio de 2007 al Porto de Portugal en 10.584.000 pesos. Luego vendió a Andrés Ríos en 2.940.000 pesos y a Franco Peppino en 1.372.000; ambos al Veracruz de México. Posteriormente dejó la institución el arquero Germán Montoya, quien fue adquirido por Vélez en 4.312.000 pesos.

En ese lapso también se fue Diego Novaretti, actual defensor de Lazio de Italia. El zaguero surgido también de la cantera celeste se fue considerándose libre al fútbol azteca y no le dejó ningún rédito económico al club. Por tal motivo, en la última asamblea de socios fue declarado “persona no grata”.
En el 2008 se produjo la referenciada venta de Suárez al Anderlecht, y luego, en el 2010, el mismo club de Bruselas adquirió en 1,2 millones de dólares al delantero Pablo Chavarría, recientemente traspasado al Lens de Francia.

La posterior transferencia de un jugador de las inferiores piratas fue Franco Vázquez. El Mudo, clave en el ascenso del 2011 y en el retorno al torneo de elite argentino, fue comprado en agosto de ese año por el Palermo de Italia en una cifra cercana a los dos millones de euros.

El 10 del actual plantel profesional de Belgrano es el Chino Zelarrayán. Tiene 20 años y desde hace cuatro se destaca en las juveniles celestes; es el proyecto a futuro. En él está depositada la esperanza de que se cumpla aquellos cuatro pasos que graficó el directivo celeste. Pero en la cantera también se habla de Germán Cochis y otros tantos pibes más que piden pista.

Matías Suárez y Franco Vázquez son ejemplos del trabajo en las formativas celestes. Son ejemplos de la continuidad de un proyecto que se forja con el tiempo, que tiene a aquel manual de procedimiento para que sigan surgiendo los Mudo, los Chavarría, los Melano. Un proyecto que ni la amenaza del fuego ha podido frenar.

Por Marcos Villalobo/ Fotos: Viviana Toranzo, AFP y archivo de El Gráfico.