(sin categoría)

Burak Karan, el central que cambió el juego por el fuego

Un defensor alemán dejó atrás una promisoria carrera para adentrarse en la Guerra Civil Siria por la causa rebelde. El 11 de octubre fue ultimado por un comando aéreo de Bashar Al-Assad en la frontera con Turquía.

Por Redacción EG ·

18 de noviembre de 2013
Imagen FUTURO TRUNCO. Burak Karan era apuntado como una de las grandes promesas de la selección alemana, pero abandonó el fútbol para defender el yihadismo. En la foto es el anteúltimo de la fila de arriba.
FUTURO TRUNCO. Burak Karan era apuntado como una de las grandes promesas de la selección alemana, pero abandonó el fútbol para defender el yihadismo. En la foto es el anteúltimo de la fila de arriba.
“Burak me dijo que el dinero y su carrera no eran importantes para él. Se transformó y empezó a mirar videos en Internet sobre zonas en guerra. Le parecía muy injusta la manera en la que moría la gente, así que un día dejó todo y se marchó. Nunca volvimos a saber de él hasta ahora”, se lamenta, en una reciente entrevista en el diario alemán Bild, Mustafá Karan, el hermano del ex futbolista asesinado en Siria por el régimen de Bashar Al-Assad.

Burak Karan, antes de ser un rebelde sirio, fue un futbolista común y corriente. O tal vez no tanto. Había desarrollado su carrera en las divisiones inferiores del Hertha Berlín y del Bayer Leverkusen, y sus buenos rendimientos lo catapultaron, incluso, a la selección alemana Sub 17. Allí compartió vestuario con Dennis Aogo, Kevin-Prince Boateng y Sami Khedira, entre otros talentos que, como él, tenían raíces no tan germanas. Sin embargo algo cambió cuando, a los veinte años, abandonó la pelota y agarró las armas. Conmovido por la realidad de Medio Oriente, comenzó a apoyar a distintas organizaciones terroristas yihadistas.

Imagen ÚLTIMA FOTO. Karan posa, desde la clandestinidad, con un Kalashnikov. Es la única imagen que se tiene de sus últimos días de vida.
ÚLTIMA FOTO. Karan posa, desde la clandestinidad, con un Kalashnikov. Es la única imagen que se tiene de sus últimos días de vida.
La implicancia de Karan fue tal que, antes de instalarse en Siria, fue investigado por los servicios de seguridad de Alemania por sus vínculos con Al Qaeda, y si bien esas pesquisas no pasaron a mayores, su círculo íntimo no dejó de notar el cambio en su personalidad. Karan se tornó más radical, agresivo y contestario que de costumbre. Su cabeza estaba en otro lado; el fútbol, a los veinte años, ya no le interesaba.

En 2008 Karan dejó atrás su carrera y se adentró en los países árabes buscando formación militar. Comenzó a leer el Corán, a empaparse del islamismo más radical y a defender los preceptos de la Guerra Santa. Formó filas en varios ejércitos rebeldes durante la Primavera Árabe y se instaló definitivamente en Siria, a donde llegó con su mujer y sus dos hijos pequeños.

Karan combatió contra el régimen de Al-Assad desde el estallido mismo del conflicto, hasta que el 11 de octubre fue alcanzado por un comando aéreo leal en la pequeña ciudad de Azaz, en la frontera con Turquía. Su familia, que aparentemente lo acompañaba en su peregrinaje, está desaparecida.

En la última foto que se sacó se lo ve posando con un Kalashnikov. Burak Karan cambió el juego por el fuego.

Matías Rodríguez