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El fútbol en Afganistán, diez años después

Finalizó la guerra y con la paz volvió a rodar la pelota en el territorio afgano. En Kabul, la selección local derrotó a Pakistán por 3 a 0. El resultado fue lo menos importante para un pueblo que descubrió en el deporte la excusa perfecta para dejar atrás una década de sufrimiento y muerte.

Por Redacción EG ·

21 de octubre de 2013
Imagen RENACIMIENTO. “Ver a todo ese público bonito en nuestro estadio fue emocionante. Para nosotros es como volver a nacer”, dijo Sanjar Ahmadi, el autor del primer gol.
RENACIMIENTO. “Ver a todo ese público bonito en nuestro estadio fue emocionante. Para nosotros es como volver a nacer”, dijo Sanjar Ahmadi, el autor del primer gol.
Una multitud, equivalente a 6000 personas pintadas con el negro, el rojo y el verde de la bandera afgana, celebra un puñado de goles rodeada de unos cuantos oficiales del ejército que, armados con fusiles de asalto para evitar sustos (vaya paradoja), se unen al festejo. Es llamativo el escenario que recrean las crónicas que llegan desde Kabul, pero también es el mejor posible luego de una década de guerra y muerte. Afganistán, con goles de Sanjar Ahmadi, Harash Atefi y Marouf Mahmoudi, le gana 3 a 0 a Pakistán. El pueblo vuelve a ver fútbol diez años después.

“Espero que este partido mejore la relación entre los dos países”, dice Mohamed Ali Jawad, el presidente de la Federación Afgana de Fútbol. Afganistán y Pakistán, que no se cruzan desde 1976, se enfrentaron más veces en un campo de batalla que en una cancha de fútbol, por eso ya la sola realización del partido puede considerarse una victoria unánime para todas las partes. Es un armisticio firmado con la traza de la pelota.

La última vez que se jugó un partido en Kabul, la capital afgana, fue en 2003. Pocos conservan en la memoria aquella victoria por la mínima ante Turkmenistán. El ruido de las explosiones, la frivolidad de las bombas y el desarraigo por la ocupación foránea aturdieron cualquier recuerdo futbolístico. En el medio surgieron algunos temas más importantes. Como, por ejemplo, sobrevivir.

Hoy la realidad es otra. Quedan varias cuestiones por resolver en Afganistán, pero el fin de la guerra es el mejor de los comienzos. Volver a la normalidad es la responsabilidad de todos. Y todos ya eligieron hacerlo, en gran medida, a través del fútbol. Zohib Islam Amiri, el capitán de la selección local, lo entendió mejor que nadie: “Vengan y vean. Esto es Afganistán. Miren lo mucho que los afganos amamos el fútbol”.