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El backstage de Caruso Lombardi vendiendo humo

Así fue la divertida producción que terminó apareciendo en la tapa de la edición de octubre.

Por Redacción EG ·

03 de octubre de 2013
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Es la hora, es la hora... Se acercan las 20.30. El personaje confirma por teléfono que está a unas pocas cuadras. La gente de seguridad del edificio ya está avisada: dentro de unos minutos, cuando ingrese Ricardo Caruso Lombardi, los detectores de humo del segundo piso empezarán a sonar incesantemente.

¿¡Qué!? ¿Se trata, acaso, de una broma? No, el tema va en serio. Cuando llegue Caruso, indefectiblemente también llegará el humo. Un humo blanco bien compacto y que se expandirá silenciosamente, hasta cubrir cuanto espacio cerrado encuentre. Aunque el horario de trabajo de muchos empleados del edificio de Torneos ya terminó, no serán pocos los que se sorprendan por un humo persistente que se instalaba como la neblina matutina. ¿Qué pasa? ¿Está Caruso Lombardi?, habrá preguntado más de uno haciéndose el gracioso. Y sí, la respuesta es que está, efectivamente, Caruso.

La producción con la máquina lanzadora de humo se le había sugerido durante la entrevista en la que repasaba sus 20 años como entrenador, precisamente cuando el mote de vendehumo se instaló en la charla. “Acá hay por lo menos 70 técnicos vendehumo, tipos que jamás sacaron un equipo adelante, pero nadie les dice nada, no, acá el vendehumo soy yo, que a mis equipos los saqué siempre adelante. Los otros tienen un violín para hablar, una sarasa tremenda... Y encima no te saludan, te miran de reojo y te mean”, dice Caruso en la extensa entrevista.

El humo y el cantito de vendehumo podrían haberse transformado en un karma para alguien con otra personalidad. Pero a Caruso la idea lo enganchó instantáneamente. Todo empezó, y lo cuenta en detalle en la nota, en un asado en la casa de Sergio Massa. El cantito de “Vendehumo, Caruso vendehumo”, nació como un chiste del ahora candidato del Frente Renovador, lo continuó su hija, se instaló en la platea de Tigre y de ahí, al mundo.

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Ahora hasta hay personajes basados en él, como Carhumo o Chamuyo Lombardi. Y a Caruso esas cosas le divierten. Tanto como esta maquinita Z-800, la máquina de humo prestada por la gente de Fox Sports. Se había visto muchas veces a un Caruso humeante, producto del Photoshop de muchos que intentaron viralizar alguna imagen retocada. Pero lo de Caruso interactuando verdaderamente con el humo era algo totalmente inédito. “Al principio la etiqueta me molestó, pero ahora me cago de la risa”, asegura. Y sí, la magia de Caruso es que está dispuesto a reírse de sí mismo. Después de esto, sabe que nadie más podrá usar el mote para atacarlo.

Caruso necesitará unos tres o cuatro segundos para entender el funcionamiento de la maquinita. La mira, la analiza, ve de dónde puede agarrarla mejor y empieza a probar. El fotógrafo, que en muchos casos debe ser un animador para que el personaje se suelte, hoy tiene que mantener la concentración porque los roles se invierten: es Caruso el que le empieza a decir dónde debe pararse, o que vaya más atrás, o que apriete el botoncito del humo antes, o que pruebe esta toma o la otra. “A ver, pará, mostrame cómo está saliendo”, interrupirá más de una vez. “No, no, hay poco humo. Probá así, a ver...”.

En el medio jugueteará con un catálogo de gestos de cancha. Las puteadas a los plateístas, la de agarrarse la cabeza en el gol perdido o en el gol sufrido sobre la hora, la del pelito al Chori Domínguez. Al final, todavía más suelto, la máquina se transformará en una ametralladora. Y Caruso dispara. Preparen, apunten... ¡humo!  [MM]