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San Lorenzo 2013: santo fútbol

De la mano de Pizzi, San Lorenzo consolidó una idea de juego y dio un salto de calidad. Los refuerzos de jerarquía y el aporte de sus inferiores apuntalan el perfil protagónico.

Por Redacción EG ·

07 de septiembre de 2013
  Nota publicada en la edición de septiembre de 2013 de El Gráfico

Imagen FELICIDAD. Buffarini, el uruguayo Cauteruccio y la buena onda de la actualidad de San Lorenzo.
FELICIDAD. Buffarini, el uruguayo Cauteruccio y la buena onda de la actualidad de San Lorenzo.
No había patrón de juego. La única línea era la necesidad imperiosa de sacar puntos. El promedio del descenso se transformaba en una cuestión de Estado hace una temporada y monedas en Boedo. El Santo se convertía en una suma de voluntades adentro de la cancha. El equipo que terminó dirigiendo Ricardo Caruso Lombardi no resistía tanto análisis: se plantaba dignamente y batallaba como podía. O mejor escrito: como más le gustaba a su entrenador.

Si bien no se trata de caerle a Caruso que evitó el descenso, se sabía que San Lorenzo jugaba a no jugar, como muchos equipos del fútbol argentino. El Ciclón esperaba agazapado, intentaba golpear y se refugiaba otra vez para salir rápido y sorprender. El plan estratégico sólo variaba cuando no le quedaba otra y debía proponer, como le ocurrió ante San Martín de San Juan e Instituto, este último por la Promoción.

De todos modos, las culpas se compartían. La mesa de tres patas (cuerpo técnico, jugadores y dirigentes) tambaleaba, y los hinchas explotaban de bronca. El Ciclón parecía ya no soplar, se veía quebrado.
Sin embargo, empezó a vislumbrarse un cambio en lo futbolístico a partir de octubre del año pasado, cuando Juan Antonio Pizzi asumió el cargo de entrenador.

Imagen CONDUCTOR. Pizzi tiene las convicciones firmes. Propone las mismas ideas que inculcó en todos sus equipos: control y profundidad.
CONDUCTOR. Pizzi tiene las convicciones firmes. Propone las mismas ideas que inculcó en todos sus equipos: control y profundidad.
EL CODIGO PIZZI
Juan Antonio tiene la particularidad de trabajar a partir de una idea, que se desprende de una fusión de conceptos. Ese mensaje que se viraliza en el seno del plantel se torna, al menos, fácil para el oído del grupo. “No hay otra forma de que yo vea el fútbol. La intención es que mis equipos sean protagonistas de los partidos y de las competencias en las que participamos, por más que se trate de un torneo amistoso. La relevancia para aspirar a lo máximo debe estar siempre -enfatiza el técnico-. Incluso, logré llevar esto a un equipo con muchas limitaciones como Santiago Morning, donde nos quedamos en las semifinales del campeonato chileno”.

Como cada institución posee sus vericuetos, la cabeza de San Lorenzo de la línea de cal hacia fuera desarrolla cuál fue su piedra basal dentro de la ansiada búsqueda por encontrar una identidad que contemple al equipo como animador. “Cuando mi cuerpo técnico asumió, había una necesidad de sumar puntos por el descenso. Pero nosotros creíamos que la mejor manera de engrosar el promedio era con un estilo. Entendíamos que San Lorenzo tenía los jugadores para desarrollar esa idea y los hechos me demuestran que acertamos en ese aspecto -se embala-. La clave, en tanto, está relacionada más con las bases humanas que debe conservar un deportista que con la pelota. El sacrificio, el compromiso, la seriedad y la responsabilidad con la que hay que afrontar esta profesión son muy importantes. En función de esos aspectos se empieza a construir nuestra idea”.

El código Pizzi engloba dos fundamentos del juego que resultan una marca indeleble: control y profundidad. Le salga bien, regular o mal, el entrenador siempre los aplicó en sus equipos sin importar el contexto. “En San Lorenzo, el control fue lo más consistente. Nos costó encontrar esa profundidad al principio del torneo pasado, pero ya apareció rápidamente en este campeonato. De todas maneras, a veces se nos dificulta llegar a ser profundos porque el rival pone mucha gente a defender y se nos reducen los espacios”, sostiene.

Ocupar correctamente los espacios en el retroceso también es un capítulo vital en el código. Doblar la marca de manera puntual al tener superioridad numérica de jugadores sobre el oponente surge como otra premisa. “La propuesta es presionar en campo rival y, si el rival logra superar esa presión, hay poca gente y mucho espacio para cubrir. Creo que corregimos eso a medida que pasaron los partidos y conseguimos un mayor equilibrio en ese sentido”, advierte.

Sin embargo, al entrenador no le agrada demasiado cuando se etiqueta al Ciclón con su firma: “Decir que hoy San Lorenzo tiene el estilo Pizzi es relativo. Debemos crecer, mejorar; contamos con un plantel parejo con lo cual pueden variar los nombres y no modificarse el sistema. Eso es positivo”.

Imagen PIATTI recuperó su mejor versión luego de la pretemporada. Aporta calidad y desequilibrio.
PIATTI recuperó su mejor versión luego de la pretemporada. Aporta calidad y desequilibrio.
LA ESTRATEGIA Y EL FUNCIONAMIENTO
La primera decisión estratégica e importante la tomó la dirigencia. Haberle renovado el contrato por dos años más busca consolidar el proceso y destila ciertas garantías. “Me permite trabajar más tranquilo. Igual, soy consciente de los tiempos en el fútbol independientemente de los contratos. La tranquilidad que te otorga tener un vínculo de mediano o largo plazo la debés revalidar semana a semana, porque los resultados van marcando el crédito”, reconoce Pizzi.

La estrategia del entrenador en cuanto a la concepción del once mutó del último semestre de 2012 al primero de 2013. Aal comienzo, se tuvo que adaptar a lo que había y luego se dio el lujo de que los futbolistas se amolden a su pensamiento a través de conformar un plantel más largo, por la buena adaptación de algunos juveniles (ver aparte) y por la llegada de los mejores refuerzos del mercado local, lo que genera una valiosa competencia interna. El técnico amplía el concepto: “Hay que adaptarse a los jugadores, no importa si son rápidos, hábiles, altos o bajos. Pero hay algunas premisas de cada entrenador que las puede cumplir cualquier plantel que dirija. Esto va de la mano con la identidad del propio técnico. Después, las individualidades le van a dar mayor calidad al equipo”.

Lo trascendente de respetar un modelo lo pone en palabras este santafesino de 45 años: “Cuando las cosas van saliendo, el jugador se anima, descubre virtudes propias que no desarrollaba y eso produce una evolución en su nivel, en definitiva”.

El esquema puede variar, porque el fútbol es dinámico y las necesidades quizás marean. Sin embargo, hay un dibujo que Pizzi pretende transformarlo en bandera. El 4-2-3-1 es un centro al segundo palo para el paladar del ex goleador. La idea se trata, resumiéndola en una oración, de someter al rival a partir de la tenencia de la pelota.

Juan Mercier y Néstor Ortigoza, la dupla de volantes centrales que brilló en el Argentinos campeón de Claudio Borghi -otro DT ofensivo-, son amos y señores del equilibrio y del inicio del juego de San Lorenzo. A Pichi le cae fenómeno la definición de cinco de fierro impulsada por Ricardo La Volpe. El Pelado banca la estructura defensiva del círculo central, releva de extraordinaria manera y barre la zona con determinación. Orti, en tanto, es clave en la primera o segunda fase del ataque. Se suelta con inteligencia y juega corto o largo con precisión gracias a su buena técnica y a su buen panorama.

Al saltear el doble cinco que sólo se para en línea en alguna transición (generalmente Mercier arranca más atrás y Ortigoza, más adelante), surgen los que aportan control y desequilibrio. Ahí se alistan tres lugares para varios candidatos. O mejor dicho un lugar para varios candidatos, porque Angel Correa, por izquierda, e Ignacio Piatti, por el centro, establecen diferencias. Ambos aportan recursos futbolísticos que igualmente costará encontrar dentro de este rico plantel. El resto de los muchachos que se pueden acoplar en esas posiciones resultan Leandro Romagnoli, Julio Buffarini, Alan Ruiz, Fernando Elizari, Juan Ignacio Cavallaro y los chicos del club: Leandro Navarro, Gonzalo Verón y Héctor Villalba. Al margen de la cantidad, aquí se valora la calidad de las variantes.

Más allá de que Martín Cauteruccio, el centrodelantero, está considerado como una garantía de gol, San Lorenzo lo rodea bien. 1) Tiene compañeros que saben abastecerlo. 2) El equipo llega con mucha gente al área rival, casi siempre con cinco o seis jugadores, al soltar a los laterales. En ese sentido, el que más pasa al ataque es el zurdo Emmanuel Mas. En consecuencia, Cauteruccio tiene más opciones para jugar y se le pueden abrir los espacios para definir con más facilidades.

-Juan Antonio, ¿qué beneficios te ofrece el sistema y qué riesgos corren?
-La virtud de este sistema, con estos jugadores, es que el desorden ofensivo le genera desorden defensivo al rival. Y dentro de ese desorden, podemos sacar provecho y encontrar situaciones que, por ahí, con un sistema más estático y definido, no encontraríamos. Esto nos puede servir para romper partidos cerrados.

-¿Cómo motivás a un grupo un tanto largo y de buenos futbolistas? Sólo entran once…
-Es difícil. Incluso, a veces no están motivados. De cualquier forma, nosotros respetamos a todos y los entrenamos por igual. Después, hay decisiones que son del técnico, y los jugadores deben protegerse de ellas. El problema aparece cuando el entrenador toma decisiones por descuidos de los propios futbolistas. Porque, en realidad, le facilitan el trabajo al entrenador.

LA COSECHA
A decir verdad, San Lorenzo aún no ganó ningún título, pero sí mejoró sus resultados: terminó cuarto en el Torneo Final 2013, anima el Torneo Inicial, sigue firme en la Copa Argentina y se clasificó a la Copa Sudamericana y todavía está en carrera (perdió 1-0 el partido ida ante River, por la primera fase).
Sin embargo, y al margen de lo bueno que se observa en la cancha, todavía no se sabe cuál es la cara futbolística de San Lorenzo. Por momentos surge el equipo al que le cuesta ganarle a un rival endeble; en otros pasajes, pinta el que apabulla a un adversario de temer; y en otros, al que todavía le convierten fácil. “Nosotros somos los tres equipos. Nos cuesta ganar los partidos, a veces tenemos la posibilidad de imponernos por distintas circunstancias, pero no creo que vayamos a ganar fácilmente. Lo que no vamos a modificar es la intención de buscar superar al rival”, dice Pizzi.

-¿Es justo evaluar los procesos a través de un título?
-Lo exitoso de un proceso indefectiblemente no tiene que terminar con un título, pero sí es muy probable que culmine con un título, y no por eso el éxito dejará de ser mayor o menor. Creo que el título es la corroboración pública y externa de un proceso exitoso, no tengo dudas de eso. Ojalá podamos finalizar este proceso con un campeonato.

Imagen A LOS 31 AÑOS, el Pipi se mantiene vigente y apuntala al grupo desde su experiencia. El retiró todavía está muy lejano.
A LOS 31 AÑOS, el Pipi se mantiene vigente y apuntala al grupo desde su experiencia. El retiró todavía está muy lejano.
ROMAGNOLI Y LA VISION DEL IDOLO
Nunca intentó bajarse, ni siquiera en los peores momentos. Leandro Romagnoli, volante creativo de 31 años que supo saborear la miel del éxito en el club, penó con el polvo de la derrota, copó y bancó la parada cuando el barco se hundía, y ahora disfruta del dulce presente del equipo.

-¿Qué cambió desde que hace un año les tocó vivir la pelea del descenso?
-Cambiaron muchas cosas. El club estaba muy mal económicamente, se debía mucha plata. San Lorenzo era un club que estaba como desgastado. En el aspecto de las divisiones inferiores también, en todo lo que significa el club. Con la llegada de Tinelli y de Lammens se mejoró muchísimo. Mejoraron el club en general, los jugadores, el equipo. Fue un poco de todo.

-¿Es correcto decir que hace un año San Lorenzo no tenía una línea de un juego, un estilo propio, y que ahora sí los encontró?
-Sí, pero eso también está influido por los resultados. Los técnicos se cambian cuando el resultado no va. Ahora el club está un poco más tranquilo, y además el equipo gana, o al menos no pierde tanto, y eso ayuda para la permanencia del técnico.

-¿En qué influye el orden o el desorden institucional a la hora de jugar?
-En mucho. Hace un año, por ejemplo, cada vez que veníamos había un problema. Una vez veníamos y había un problema con las divisiones inferiores; otra vez veníamos y había un problema en los quinchos... Todas esas son cosas que se van sumando y generan malestar. Puede ser que cuando entrás a la cancha te olvides de todo eso, pero si en la semana son todos problemas, te termina influyendo.

-¿A qué juega el San Lorenzo de Pizzi?
-Intentamos ser siempre protagonistas, tener un estilo definido. Ir para adelante. Obviamente, siempre pensando en todas las responsabilidades que se tienen en un partido. Lo bueno de Pizzi es que siempre nos da libertad para jugar e intentar.

-¿Y de qué juega Romagnoli en el San Lorenzo de Pizzi?
-Voy variando. Somos todos jugadores muy importantes, los que estábamos y los que fueron llegando. Se armó un equipo muy bueno y a raíz de que tenemos tres torneos, vamos rotando y variando.

-¿Al técnico le puede generar presión que vos estés en el banco?
-No, no, ya te digo, vamos rotando.

-¿El buen momento del club hace que veas al retiro como algo más lejano?
-La idea de retirarme o no tiene que ver siempre con las ganas. Y hoy me siento con muchas ganas. Quiero seguir jugando y entrenando. Por mi cabeza pasa solamente la idea de jugar.

-¿Cuál es el objetivo de este San Lorenzo?
-Estando en un equipo tan grande, obviamente el objetivo es pelear hasta el final en todos los torneos. Ahora tenemos tres campeonatos y estamos muy bien en la Copa Argentina. Arrancamos bien el campeonato local y queremos dar vuelta la página en la Sudamericana. Estamos con expectativa y la idea es pelear los tres campeonatos.

-Y no pelear nunca más el descenso...
-Eso es lo que uno quisiera, no pelear nunca más el descenso, pero bueno, esas cosas nunca se saben. Hay que trabajar para que no vuelva a pasar, pero por ahora estamos bien y tranquilos en ese sentido, eso es lo importante.

Por Darío Gurevich. Fotos: Emiliano Lasalvia