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Diego Chavarri, un neoyorquino en Irán

El volante es estadounidense, aunque realizó toda su carrera en el fútbol peruano. En junio le ofrecieron jugar en el Gostaresh Foolad iraní, y aceptó sin dudar. El problema es que ahora no se anima a decirle al dueño del club que en realidad no nació en Perú, sino en Estados Unidos.

Por Redacción EG ·

16 de julio de 2013
Imagen EL DILEMA. Chavarri no se anima a confesarle al dueño del club que su verdadera nacionalidad es la de Estados Unidos, no la de Perú.
EL DILEMA. Chavarri no se anima a confesarle al dueño del club que su verdadera nacionalidad es la de Estados Unidos, no la de Perú.
Diego Chavarri nació en Nueva York, pero vivió gran parte de su vida en Perú. Allí comenzó a jugar al fútbol, y tras debutar en Sporting Cristal se desempeñó en Cobresol, Sport Huancayo, Unión Comercio y Defensor San Alejandro. Su sueño era dar el salto al exterior, y de alguna manera lo cumplió el mes pasado, cuando un ignoto empresario le acercó una oferta curiosa al volante de 24 años: mudarse a Irán, acérrimo enemigo político de su Estados Unidos natal, para jugar en el Gostaresh Foolad, equipo recién ascendido a la primera división del fútbol iraní.

Chavarri no se lo pensó demasiado y aceptó la propuesta seducido, probablemente, por los jugosos números del contrato. Sin embargo cuando ya estaba arriba del avión, rumbo al Aeropuerto Internacional Imán Jomeini ubicado en Ahmadabad, a unos 30 kilómetros de la capital Teherán, cayó en cuenta de que Mohammar Reza Zanozi Motlaghlo, el dueño del club, lo incorporó como ciudadano peruano –porque posee la doble nacionalidad-, sin siquiera sospechar que su lugar de nacimiento era Estados Unidos.

“Me muevo con los documentos peruanos, no uso los papeles estadounidenses para evitar problemas”, asegura Chavarri en una entrevista con el diario Marca, de España. El conflicto entre Irán y Estados Unidos viene de larga data, y se profundizó desde la Revolución Islámica de 1979 que le dio categoría de ‘Gran Satán’ al país americano, una noción yihadista –es el extremismo musulmán que está a favor de la guerra santa- que también incluye al Estado de Israel, otro milenario enemigo de Irán.

Chavarri dice que los compañeros lo tratan bien, pero que otro de los grandes inconvenientes es el idioma. El español le sirve de poco, el inglés apenas para comunicarse con el cuerpo técnico y de persa sólo conoce las palabras básicas. No obstante, lo que verdaderamente le preocupa es la nacionalidad, y las consecuencias que podría traerle el hecho de que se conozca en Irán que oficialmente es ciudadano estadounidense.

Cuando el volante confesó que busca evitar problemas utilizando los documentos peruanos, dejó desnuda una certeza: nadie en el club se enteró, al menos por boca del propio Chavarri, que nació en Nueva York.

Por ahora prefiere pasar desapercibido, total, asegura, en el club “deben saberlo”.


Matías Rodríguez