Las Entrevistas de El Gráfico

Gustavo Barros Schelotto, en primera persona

Tiene 40 años y jugó varios clásicos del fútbol argentino. Ganó 4 torneos locales. Se retiró en 2007 y es ayudante de campo de su hermano Guillermo en Lanús.

Por Redacción EG ·

08 de julio de 2013
 Nota publicada en la edición de julio de 2013 de El Gráfico

Imagen GUSTAVO ya lleva una temporada de trabajo en Lanús, en dupla con su mellizo, Guillermo.
GUSTAVO ya lleva una temporada de trabajo en Lanús, en dupla con su mellizo, Guillermo.
LA PRIMERA OPORTUNIDAD como entrenador y jugador me la dio Gregorio Pérez. Lo conocía porque fue él quien me hizo debutar en Primera, en el 92. Surgió la posibilidad de ir juntos a Central, pero no se dio. Al tiempo nos llamaron de Olimpia, y fuimos a trabajar allá. La experiencia que tuve con él en Olimpia, Libertad y Peñarol me dejó mucho en cuanto al conocimiento del fútbol, al manejo de grupo y en saber que me tocaba ocupar una posición distinta a la del futbolista. Estoy muy agradecido por la oportunidad.

CHARLAR DE FUTBOL CON MENOTTI es aprender todos los días un poco más. Con César tengo una relación muy particular. Hablo con él por dudas o cuestiones futbolísticas, tiene muchos conocimientos, pero las cosas que tienen que ver con el equipo en particular no las consulto con él, se deciden con el cuerpo técnico. Es un técnico muy importante para el fútbol argentino por la ideología que tiene, y muchos nos sentimos identificados con él. Aunque reconozco que también consulto a otras personas como Ramón Cabrero, que está acá en Lanús. Tenemos mucha confianza, es un apoyo importante para nosotros.

BIANCHI Y GRIGUOL también fueron muy importantes para mí. Por ahí con Menotti tengo más relación porque los gustos son más parecidos. Bianchi es un ganador. El supo administrar al grupo, quién tenía que jugar y quién esperar, una impronta ganadora. Y de Timoteo puedo decir que fue un maestro realmente. Uno, con el tiempo, va reconociendo su gran capacidad. Fue una suerte tener entrenadores que me hayan dejado cosas importantes, he aprendido de todos. De la gran mayoría aprendí cosas buenas, y de algunos las cosas que no debo hacer.

AL BAMBINO VEIRA no le guardo rencor. Aquella discusión que tuvimos en Boca por haberme sacado del equipo, en un partido con Racing, fue un momento feo. Yo tenía razón, pero quizás no fue la mejor manera de expresarme. Me equivoqué en el planteo, en el momento. Era joven y uno comete errores. Ahora está todo bien.

UNO DE LOS MOMENTOS MAS EMOTIVOS de mi carrera, sin dudas, fue el campeonato que conseguimos con Racing, en 2001. Rompimos la racha de 35 años sin títulos. Merlo tuvo mucho mérito, nos obligó a jugar al límite, porque si ese equipo no jugaba al límite, no podía ganar. A mitad del torneo le sacamos 8 puntos a River, y terminamos a uno. Mostaza generó en nosotros y en la gente una onda positiva que nosotros pudimos poner a favor adentro de la cancha. Era un equipo que reflejaba el sentimiento de la gente. La calidad no era la mejor, pero sí la actitud. Dejábamos la vida.

UNA ANECDOTA de aquel campeonato con Racing. Teníamos que jugar el partido contra River, faltando tres o cuatro fechas para el final del torneo. Esa tarde salíamos del centro donde concentrábamos y el Puente Pueyrredón estaba lleno, había mucho tránsito, y el chofer del micro intentó bajar y tomar Puente Alsina. Mostaza, indignado por esa decisión, le gritó cualquier barbaridad, le armó un escándalo, y tuvimos que ir por el camino de siempre. Llegamos a la cancha 20 minutos más tarde, El partido era a las 17, y entramos al vestuario a las 16.30. Tuvieron que retrasar el partido por las cábalas de Mostaza.

VOLVERIA A JUGAR todos los clásicos que jugué si tuviera la oportunidad. No me puedo decidir por uno en particular porque siempre me sentí muy identificado con el club en el que estaba. Además, me gustaba jugar este tipo de partidos.

Imagen TUVO LA fortuna de protagonizar varios clásicos del fútbol argentino. Por obvias razones, Gimnasia-Estudiantes es el que le despertó mayores sensaciones.
TUVO LA fortuna de protagonizar varios clásicos del fútbol argentino. Por obvias razones, Gimnasia-Estudiantes es el que le despertó mayores sensaciones.
EL CLASICO QUE MAS SENSACIONES me provocó fue Gimnasia–Estudiantes. Lógicamente porque soy de La Plata. Salí de Gimnasia y soy hincha del Lobo. Obviamente que los demás los jugué al 100%, pero el sentimiento que me provocaba el clásico de La Plata era muy especial.

CENTRAL-NEWELL’S también fue muy importante en mi carrera. Estuve dos años en Rosario y lo que se siente en la semana previa y posterior en una ciudad tan futbolera, también es algo muy intenso. Me imaginaba un clásico así, pero hay que vivirlo. Estando ahí, uno se va interiorizando de la historia que tiene, que es riquísima.

PARA UN BOCA-RIVER uno se preparaba de otra forma, es el mayor clásico argentino, pero por la dimensión en cuanto a la cantidad de gente que iba a estar pendiente, un país entero. Uno ya se mentalizaba con eso.

UNION-COLON y Gimnasia–Estudiantes quizás eran los clásicos más parecidos por el contexto, son ciudades más chicas y están pendientes del clásico local. Por ahí no se los destaca tanto periodísticamente a nivel nacional, pero son de mucha importancia, y la ciudad los vive de una manera muy particular y para el futbolista son algo muy fuerte.

LOS CLASICOS DE AFUERA son iguales a los de acá. Tuve la oportunidad de jugar el clásico entre Alianza Lima-Universitario, en Perú, y como entrenador me tocó estar en dos clásicos que en Sudamérica son muy importantes, como Peñarol-Nacional, y Olimpia-Cerro. En cualquier país, los entrenadores y jugadores sabemos que son los partidos que el hincha desea ganar de cualquier modo.

MI HIJA MAS GRANDE SE LLAMA ROSARIO. A mi señora le gustó ese nombre, le encantó la ciudad de Rosario como a mí, y a la otra le quería poner Juana Central, pero no quedaba bien.

ME GUSTA JUGAR con muchos delanteros, pero hay que ver si los tenés o no. Pero más allá del esquema, con dos o tres delanteros, lo más importante es la idea, poder imponerla y, sobre todo, tener buenos jugadores.

CREO MAS en el jugador que en la táctica o el esquema. Son los jugadores quienes definen el estilo, el juego. Tener una táctica para defender y atacar es establecer un orden. Uno debe estar organizado del mismo modo que lo hace para ir a la facultad o como se prepara un médico para operar. En el quirófano no entran todos en forma desordena y empiezan a tirarse los elementos para operar. El médico establece dónde va a estar el enfermero, la instrumentista, los tubos de oxígeno… Acá es lo mismo. Previamente podés disponer que el equipo se pare de determinada manera, pero, después, todo esto depende de la creatividad de los futbolistas, ellos deben romper con todo lo que organizó el rival.

Imagen CON ROSARIO CENTRAL disputó clásicos durísimos contra Newell's, pero también enfrentó a su mellizo Guillermo, por entonces en Boca, club donde fueron compañeros y campeones.
CON ROSARIO CENTRAL disputó clásicos durísimos contra Newell's, pero también enfrentó a su mellizo Guillermo, por entonces en Boca, club donde fueron compañeros y campeones.
NO ME MOLESTA que Guillermo ocupe un lugar más importante que yo ante los jugadores, el resto del cuerpo técnico o con los periodistas. A mí lo que me interesa es estar cómodo en el lugar donde estoy y, sobre todo, trabajar con libertad. Siempre planeamos trabajar juntos, es cómodo, y el día de mañana veré si seguiremos trabajando juntos o no.

CON LOS AÑOS me fui calmando. En el campeonato pasado, el Inicial, me echaron tres veces, pero en el Final sólo una. Al principio, por ahí daba algún grito de más; en los últimos partidos mantuve mucho más la calma. Uno va creciendo y se controla un poco más.

VAMOS A DIRIGIR A BOCA alguna vez, y seguramente nunca dirijamos Estudiantes o River. Cuando uno dice no dirigiría tal club, parece que está despreciando, y no lo hago. Sólo que yo no iría a trabajar a Estudiantes como sé que ellos no me vendrían a buscar por mi pasado en Gimnasia. Con el tiempo aprendí que a este tipo de preguntas uno debe tener cuidado al responderlas, porque muchas veces no puede elegir el club donde ir a trabajar. Con River pasa lo mismo: no me van a llamar, estamos muy identificados con Boca.

NO ME COSTO DEJAR EL FUTBOL, sabía que estaba entrando en una edad cercana al retiro. Uno va sintiendo el desgaste y reconoce el momento en que debe tomar la decisión. Así es la profesión: el futbolista sabe que tiene que dejar por deseo personal o porque el medio lo obliga, con el agravante de que es muy joven. En mi caso, vi que no tenía las mismas posibilidades de antes y que era el momento de cerrar mi carrera. Pero nunca tuve el deseo de volver a jugar. Empecé a ocupar el tiempo en cosas que había postergado, teniendo en claro que iba a ser entrenador.

SI NO HUBIERA SIDO JUGADOR, habría sido abogado, fui a un par de clases en la facultad. Pero estamos en un lugar en donde nos sentimos felices y la pasamos bien, aunque también sabemos que tenemos un montón de responsabilidades.

EL FUTBOL ME HA DADO LA VIDA y también yo le he dado la vida al fútbol. Me enseñó mucho dentro y fuera de la cancha. Miro para atrás y veo que, más allá de las derrotas y las idas de algún club, realmente ser jugador de fútbol me ha hecho muy feliz. Espero que cuando termine esta etapa sienta lo mismo y pueda decir que también fui feliz siendo entrenador.

Por Guadalupe Sena. Fotos: Maxi Didari

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