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Stanic: con prosapia europea

Volvió a nuestra Liga Nacional después de nueve temporadas consecutivas en Italia, Francia y España, donde tuvo picos de rendimiento destacado. Sigue en el Boca de Néstor García. Orgullo personal: como cadete estuvo en la primera convocatoria que dio origen a la Generación Dorada.

Por O.R.O. ·

27 de abril de 2013
 Nota publicada en la edición de abril de 2013 de El Gráfico

Imagen TODO BOCA. Sinfonía en azul y oro. Es el base del equipo de básquetbol e hincha fervoroso del club.
TODO BOCA. Sinfonía en azul y oro. Es el base del equipo de básquetbol e hincha fervoroso del club.
Fue una exhalación. Boca Juniors terminó el año 2012 en la Liga Nacional con una arremetida de ocho victorias seguidas y se ubicó en el tercer lugar de la tabla de posiciones, sólo superado entonces por los punteros Regatas Corrientes y Lanús. Culminó la serie regular cuarto y clasificado para los cuartos de final.

“Hicimos un campañón, pese a que fuimos el último equipo que se armó. No era fácil, ya que hubo varios conjuntos buenos”, confiesa Maxi. Stanic volvió a jugar en el país después de su ciclo en Europa. Ya había estado en Boca en la temporada 2001/02 (fue quinto dirigido por Fernando Duró) y en su retorno, después del mencionado periplo europeo, volvió a La Bombonerita. Para la edición actual, la 29ª, Boca Juniors contrató al entrenador bahiense Néstor Rafael García, el cuarto en cantidad de partidos dirigidos en la historia de la Liga Nacional. Fue muy claro su concepto para explicar lo que representa Stanic en Boca: “Es la comunicación directa sobre el plan de juego”.

Boca repatrió desde España al escolta santafesino Federico Martín Van Lacke, que jugó por primera vez en nuestra elite, y trajo al internacional puertorriqueño Daniel Santiago, grande, muy grande con sus 2,16 m. “Fede hace todo bien, es el escolta más completo de la Liga, y Dani es un jugador de otro nivel; en el poste bajo posee muchos recursos y una gran visión de juego”, los calificó Stanic.

INOLVIDABLE GENERAL PICO
Maximiliano Ariel Stanic nació en Caseros el 2 de diciembre de 1978. Se crió en Hurlingham. Es el hermano mayor de dos varones y dos mujeres. Apareció en el básquetbol por influencia de Carucha, su tío abuelo materno, Oscar Serio, entrenador con vasta actividad en el oeste del Gran Buenos Aires. “Cada vez que iba a su casa de Castelar, me hacía tirar al aro con mis primos”, evoca Maxi, y completa: “Además mi vieja no me aguantaba más y me mandaba a Defensores de Hurlingham, que estaba a la vuelta de mi casa. Así me terminé enganchando…”. Allí, precisamente, al margen de la anécdota, se federó con 6 años. Su ciclo formativo, dirigido siempre por Alejandro Chango Alonso, fue en el club Morón. Permaneció siete años y Ale Cassettai, que estaba en el equipo principal y era base, lo entrenaba en forma individual para completar su formación. Tiene este recuerdo de Maxi: “Era un chico muy observador que hacía muchas preguntas de todo lo relacionado al básquetbol porque quería aprender. Se quedaba más tiempo que todos tirando al aro y le fascinaba entrenar individualmente”. Con 14 años debutó en Primera División.
El primer momento de Stanic en la Liga Nacional fue de cinco temporadas, entre 1997 y 2002. Su arranque había sido explosivo en Pico F. C., en las primeras tres. En 1998/99, con la dirección técnica de Mario Daniel Luciani, bonaerense de Ramallo, el Decano de General Pico logró la mejor campaña de sus 10 participaciones en la Liga Nacional: terminó tercero, con 35 triunfos y 25 derrotas. Junto a Stanic, que provino de Banco Provincia, estuvieron el rosarino Flavio Bianchini, el bahiense Leandro Ginóbili (el mayor de los hermanos de Manu), el catamarqueño Pablo Wendebourg, el suardense Andrés Pelussi, el nacionalizado Donald Jones y los norteamericanos Jason Osborne y Corey Allen. Eliminaron 3-0 al Ferrocarril Oeste porteño en cuartos de final y por el mismo resultado, pero en contra, cayeron ante el luego campeón Atenas de Córdoba en semifinales.

“Ese equipo tuvo un gran grupo humano –radiografía Maxi–. Jugábamos con mucha humildad y sin desfasarnos. Los extranjeros Osborne y Corey eran excelentes, cada jugador cumplía su rol en el conjunto y sabía sus limitaciones”.

Imagen FRENTE A FRENTE. Con su mamá Stella Maris, quien es oficial de mesa de Obras Sanitarias.
FRENTE A FRENTE. Con su mamá Stella Maris, quien es oficial de mesa de Obras Sanitarias.
El TRIANGULO LATINO
Stanic después tuvo un paso por Regatas San Nicolás y el mencionado inicial en Boca Juniors. Ahí se animó a dar el salto a Europa. Permaneció 9 temporadas consecutivas, acumulando 305 encuentros en Italia, Francia y España. Las últimas 4 fueron en el primer nivel de competencia. Europa históricamente se distinguió con tres polos: la escuela soviética signada por la fuerza, la yugoslava donde mandaba el talento y este triángulo latino con las características diferenciadas que puntualiza Stanic.

-Hablá del básquetbol español…
-Tiene la mejor Liga de Europa. Por infraestructura y organización, y es donde se defiende más y mejor se juega. Es un básquetbol ordenado y colectivo que tiene buenas individualidades dentro de la idea de conjunto. A nosotros esto nos gusta.

-¿El francés?
- Es muy atlético, todos son atletas. Hay que ser atlético para jugar allí, pero cuando se les para la pelota, se complican.

-Nos queda el italiano…
-Se distingue por lo táctico. Pero los planteles se modifican permanentemente y con tantos americanos, muy individualistas, se desvirtúa el juego colectivo.

En Europa no solamente jugó, sino que también nacieron sus tres hijos. Casado con Carina Gisela Ventre, de Hurlingham, en Pesaro (Italia) llegó Olivia (hoy 4 años) y en Valladolid (España) lo hicieron sus mellizos Benjamín y Bautista (que tienen 2). “Europa estará siempre en mi corazón, allí crecí como jugador y como persona”, agradece. Desde 2003 está en Italia, en el Roseto de la DNB, su hermano menor Nicolás Manuel, también base.

APUNTES EN CELESTE Y BLANCO
Su currículum ofrece una peculiaridad en su paso por los equipos nacionales: las dos veces que fue designado, el equipo de la Argentina se consagró campeón sudamericano con referencias estadísticas destacadas.

Veamos. En octubre de 1993 ocurrió el primer reclutamiento del grupo que, corregido y aumentado, terminaría gloriosamente como la Generación Dorada. Histórico. Fue hecho por Guillermo Edgardo Vecchio para el 8º Campeonato Sudamericano de Cadetes (hasta 16 años) que se realizó en Itanhaém (Brasil), ciudad del litoral a 75 kilómetros al sur de la capital paulista. Se logró invicto el título de campeón en 5 partidos. Contra Bolivia se ganó 155-36, y se fijó el récord argentino de anotación para una Selección Nacional de cualquier categoría. Maxi fue uno de los doce chicos convocados. Le quedó este recuerdo: “Lucas Victoriano y Gaby Riofrío, muy talentosos, estaban unos escalones arriba del resto. Eran diferentes y, además, muy buenas personas. Leo Gutiérrez nos asombraba por su físico perfecto, increíble”. Completa: “Ese grupo fue uno de los primeros verdaderamente atléticos que tuvimos, con mucha gente alta”.

En julio de 2008, en Puerto Montt (Chile), Argentina logró su duodécimo y último título sudamericano en Mayores. Como fue el año de los Juegos Olímpicos de Beijing, se participó con un equipo alternativo que amalgamó experiencia y juventud. El entrenador Guillermo Wálter Narvarte produjo entonces la primera convocatoria de Stanic en el equipo principal. Sobresalió liderando en asistencias en el torneo (5,50 de promedio) y fue quien recuperó más balones en el equipo (2,00). La consagración fue ante Uruguay por 100-95 y en la primera fase se venció a Brasil por paliza: 102-68. Esos 34 puntos de diferencia es la máxima registrada en la historia entre ambos clásicos rivales. “Fue un equipo muy inteligente, que sabía sus puntos fuertes y débiles”, recuerda.

-¿Cómo surgió la Generación Dorada?
-Apareció en los años 90 en plena evolución y afirmación de nuestro básquetbol gracias a los Cortijo, los Campana, los Milanesio, los Ariel Rodríguez, los Montenegro, etc. que consolidaron a nuestra Liga Nacional. Eso posibilitó que el grupo –con jugadores talentosos, únicos– creciera con una mentalidad muy profesional, mejorando en todo, y se potenciara. Después progresó todavía más en Europa y la NBA.

Imagen SU ULTIMO PASO por Europa, en Valladolid, España. Con los argentino Diego García y Federico Van Lacke.
SU ULTIMO PASO por Europa, en Valladolid, España. Con los argentino Diego García y Federico Van Lacke.
LOS TRES EXTRANJEROS
Maxi es directo y analítico en este tema: “Hay que volver a los dos extranjeros por equipo”. Reflexiona: “Se dijo que uno de los argumentos para aprobar tres extranjeros fue reducir los salarios de los nacionales. Bien. Yo me pregunto: con tanto cambio de extranjeros como hubo en la temporada 2011/12, ¿realmente se abarataron los costos? (Nota de la Redacción: se totalizaron 89 foráneos en los 16 clubes; el récord fue 102 en 1999/00).

Sigamos. ¿Y el nivel de juego? ¿Mejora con tantos foráneos en cancha al mismo tiempo, con tanta gente que tiene un claro sentido individualista?

El problema es que con la avalancha de extranjeros los clubes van dejando de lado las divisiones formativas y una gran cantidad de chicos año a año se va quedando sin la posibilidad de culminar su desarrollo en un club y debe marcharse. Es el momento de plantearse seriamente si sirve esta regla de los tres extranjeros. Todos los análisis son negativos”.

DESDE LA BASE
En su paso por Galicia se publicó este análisis sobre él, que continúa vigente:

“Es capaz de crear con la pelota en sus manos. El 90% de las veces va a buscar primero la asistencia y luego su ofensiva. Donde Stanic ofrece un muy buen rendimiento es como asistidor, mostrando gran experiencia y visión de cancha para encontrar al hombre abierto. En su favor, saca una buena cantidad de faltas (no le escapa para nada al contacto) y anota un excelente 85% en sus tiros libres. En defensa, su esfuerzo y fundamentos, combinados con su velocidad, hacen que sea capaz de poner presión a los perimetrales rivales. Aporta como ladrón de pelotas y es gran rebotero defensivo para alguien de su estatura (1,78 m)”.

Maxi se autodefine como “base organizador al que le gusta hacer jugar” y tiene un objetivo muy claro: “Trato de hacer mejor a mis compañeros”. Ofrece una filosofía sin egoísmo: “Yo podría meter más puntos, pero así seguro que mi equipo no ganaría”. Sus gustos históricos del puesto los resume así en la Argentina: “El pase y el traslado del más grande de todos, Miguel Cortijo. El tiro de Alejandro Montecchia. La marca de Pablo Prigioni. El control de juego y el dribbling de Pepe Sánchez”. Entre los extranjeros elige al canadiense Steve Nash, ahora en Los Angeles Lakers.

Se puso numerosas camisetas en su frondosa y destacada carrera, pero espiritualmente siempre pensaba que era la blanquiverde de su querido Defensores de Hurlingham…

Por O.R.O. Fotos: Emiliano Lasalvia