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Battaglia, números de un ganador

A los 32 años, el futbolista que más títulos ganó con la camiseta de Boca le puso fin a su carrera. Hostigado por las lesiones, Seba dijo basta. Idolo de la hinchada xeneize, uno de los hijos pródigos del bianchismo, justifica ese amor que recibe con una trayectoria repleta de éxitos.

Por Redacción EG ·

05 de abril de 2013
Imagen DEBUTO EN LA anteúltima fecha del Torneo Clausura 1998.Con 17 conquistas, es el futbolista más ganador de la historia de Boca
DEBUTO EN LA anteúltima fecha del Torneo Clausura 1998.Con 17 conquistas, es el futbolista más ganador de la historia de Boca
17 meses pasaron desde que Sebastián Battaglia jugó su último partido hasta el día del anuncio del retiro. Paradoja del destino, el capítulo final de su carrera se dio en el marco de los festejos por un nuevo campeonato de Boca. Fue el 11 de diciembre del 2011, en la Bombonera, ante All Boys. Aquella tarde, la última fecha del torneo Apertura que el equipo de Julio César Falcioni ganó de punta a punta, de forma invicta, Battaglia emprendería un desafío contra las lesiones. Nunca alcanzaría su meta, volver a jugar. En el verano del 2012 abandonó la pretemporada en Tandil. Una osteocondritis del tobillo derecho, por la que ya había sido operado en abril del año anterior, volvió a manifestársele.

17 años tenía cuando el Carlos María García Cambón lo mandó a la cancha. Su debut en la Primera de Boca fue contra Gimnasia y Tiro de Salta, con la 34 en la espalda, el 31 de mayo de 1998. Aquella tarde, su equipo ganó 4 a 0 con goles de Martín Palermo, Claudio Caniggia, Rodolfo Cardozo y Fernando Navas.

Imagen UNO DE LOS hijos pródigos del bianchismo, ultraganador y rendidor. Alfio Basile lo definió como "el equilibrista". Su juego ofrecía marca, despliegue y orden.
UNO DE LOS hijos pródigos del bianchismo, ultraganador y rendidor. Alfio Basile lo definió como "el equilibrista". Su juego ofrecía marca, despliegue y orden.
17 títulos ganó Seba con la camiseta de Boca. Siete campeonatos locales (Clausura 99 y 2006; Apertura 2000, 2003, 2005, 2008 y 2011). Cuatro Copas Libertadores (2000, 2001, 2003, 2007). Dos Intercontinentales (2000 y 2003); Una Copa Sudamericana (2005); Tres Recopas Sudamericanas (2005, 2006 y 2008)

2000, el año del despegue… Y el de la primera lesión importante. Mauricio Serna se había roto los ligamentos cruzados en un amistoso entre la Argentina y Colombia, en octubre del 99. Entonces Bianchi confió en el santafesino, a quien en aquel tiempo utilizaba mayormente como volante por la derecha. Seba disputó casi todos los partidos del Torneo Clausura de ese año, y jugó 13 de los 14 que llevaron a su equipo a la conquista de la Copa Libertadores. En noviembre, ante Real Madrid en Tokio por la Intercontinental, el DT ratificó el crédito en el juvenil y lo incluyó como titular. Durante el Apertura, con el que Boca alcanzó la triple corona, solamente se ausentó en tres partidos. El 6 de diciembre de ese año, ante Independiente en Avellaneda, sufrió la rotura de ligamentos de la rodilla derecha.

6 lesiones de importancia condicionaron su carrera. Un breve repaso por cada uno de esos bajones revelan que, a pesar del éxito, Battaglia debió pelearla y sufrir para mantenerse en ese sitial privilegiado que casi siempre ocupó. De osteocondritis, su karma, podría escribir un libro. Sufrió tres: dos en cada una de las rodillas y una en el tobillo. En 2006, una pubalgia lo condicionó durante todo el año, le quitó la chance de pelear por un lugar en la lista mundialista de José Pekerman. En 2010, una tendinitis lo marginó de las últimas fechas del Torneo Clausura. La mencionada rotura de ligamentos de la rodilla derecha frente a Independiente había sido la primera.

2,5 millones y medio de dólares le pagó el Villarreal a Boca por su pase. La despedida oficial fue el 30 de noviembre del 2003, en el empate 1 a 1 frente a Olimpo en la Bombonera. Ese día, antes del partido, sus compañeros y algunos chicos de inferiores lo pasearon en andas por el campo de juego. El ídolo, que recién contaba 23 años, recibió la ovación de todo el pueblo xeneize y se emocionó hasta las lágrimas. Se despedía un producto surgido en las entrañas del club, cuyo estilo de juego interpretaba a la perfección el ADN del futbolista de Boca. Días más tarde levantaría la segunda Intercontinental de su carrera, frente al Milan en Yokohama.

4 temporadas decía el contrato que firmó con el Villarreal. Su vínculo, a pesar de la cláusula y del deseo del futbolista de hacer huella en Europa, fue más corto de lo esperado. En España no pudo consolidarse, fue la época en la que las lesiones empezaron a interferir en su carrera. Además, su esposa nunca pudo adaptarse a la vida fuera de la Argentina. Ganó la Copa Intertoto de la UEFA. Volvió a Boca en julio del 2005 como refuerzo de lujo del plantel de Alfio Basile.

29 goles convirtió en toda su carrera, casi todos con la camiseta de Boca. Para el xeneize jugó 360 partidos oficiales y fue dirigido por once entrenadores: García Cambón, Bianchi, Tabárez, Basile, La Volpe, Russo, Ischia, Alves, Pompei, Borghi y Falcioni.

24 de diciembre de 1998, ese día que no olvidará jamás. Como se lo contó a El Gráfico en el 2010, Battaglia vivió los peores momentos de su carrera en España. No en Villarreal, sino en Badajoz: “Había llegado Bianchi, jugaba Serna de titular, Alfredo Berti estaba recuperándose y entonces Carlos me aconsejó que fuera a ganar experiencia. ‘Andá a jugar en una Segunda de España, que acá vas a estar estancado en la Reserva’, me dijo, entonces me cedieron sin cargo y sin opción. Pero allá fue todo al revés: el técnico me dijo que no iba a jugar porque era muy joven. Estuve un mes y volví a comienzos del 99. Le expliqué la situación a Bianchi y le dije que quería pelearla acá. Al final, en ese Clausura terminé jugando los últimos 4 partidos. Y arranqué. Lo que no me voy a olvidar es la Navidad del 98 que pasé en España, la Navidad más triste de mi vida. Estaba con Eduardo Magnín y el venezolano Rojas Méndez, los tres en un hotel, solos, porque en España no es como acá que se tiran fuegos artificiales. Era un pueblo chiquito, brindamos a las 12, llamamos a Buenos Aires para saludar, que eran cinco horas más temprano y listo, nos fuimos a dormir”.