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¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es Super Messi

Otra genial noche de Leo en el 3-0 de Argentina a Venezuela: un gol, dos asistencias para Higuain, homenaje previo, ovación durante y satisfacción después. Y hasta una pirueta en la que casi mete un gol a lo escorpión.

Por Redacción EG ·

22 de marzo de 2013
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Donde juega Messi, hay fiesta garantizada. Los hinchas que poblaron el Monumental sabrán cuánto les costó su entrada, pero con un ratito en acción de Leo, el precio se paga solo. Y Leo, capitán homenajeado antes de empezar, volvió a ser el jugador de otra galaxia que conoce la era Sabella: un gol de penal y dos asistencias a Higuain para redondear el 3-0 a Venezuela.

Si la goleada fue amplia en las cifras, más aún lo fue desde el trámite: el partido difícilmente pueda catalogarse como tal. Los jugadores de Venezuela fueron testigos privilegiados, un sparring internacional que se dedicó a hacer sombra, muy lejos de aquel aguerrido equipo de César Farías que sorprendió en la Copa América y venció a Argentina de local en estas Eliminatorias.

La primera gran virtud que mostró la Selección fue la paciencia. Sin cebador, con tranquilidad para administrar una pelota que estaba casi siempre en sus pies. Ahí apareció la segunda virtud: la prolijidad en el toque.

Incluso sin lograr llegadas claras, en la primera media hora Argentina quebró al rival como un boxeador que desgasta a su rival antes de darle el golpe de nocaut. Gago era eje, Mascherano se desprendía rápido de la pelota y Montillo lograba acoplarse con naturalidad y aportaba en la transición al ataque. Zabaleta y Rojo también se sumaban alternadamente, pero sin subir por subir, sino con el interés claro de romper las dos líneas de 4 rivales.

En ese proceso de desgaste, Messi era el encargado de imprimirle velocidad a la jugada, Lavezzi se sometía al trabajo sucio e Higuain buscaba desmarcarse esperando el pase mágico. Una conexión que funcionó de maravillas. Así llegó el 1-0, tras un rodeo por toda la cancha que creció súbitamente de ritmo en el 1-2 entre Leo y el Pipita, quien hasta se tomó un segundo para elegir dónde definir.

Sin respuesta, Venezuela se dedicó a esperar qué tan precisos estaban los argentinos. Y en ese juego, le fue pésimo. El segundo, de Leo, llegó desde los 12 pasos, tras una mano en el área en otra jugada que se llevaba el propio Messi.

Y la última joyita llegó en el segundo tiempo, tras un descomunal cambio de ritmo de Messi, que tomó la pelota en la línea media y aceleró hasta dar el pase justo para Higuain, quien apareció por detrás de su marcador y tocó para sellar la goleada y quedarse primero en la tabla de goleadores de las Eliminatorias, con 9.

Messi, en tanto, sigue acortándole distancia a Maradona: ya está a dos goles de pasar a Diego (34) y ser tercer goleador histórico de la Selección. Cada vez se ven más banderas dedicadas a la devoción por el número 10 argentino.

Es que, donde juega Messi, hay fiesta garantizada. Y esta noche volvió a jugar en el Monumental.

Martín Mazur

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