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7 razones para no odiar a CR7

Seamos sinceros: nos gusta reírnos del portugués cada vez que Messi lo supera, que es casi siempre. Pero eso no debería invalidar el reconocimiento de sus cualidades futboleras y humanas, que las tiene de sobra. En serio, tiene, claro que tiene...

Por Redacción EG ·

18 de marzo de 2013
Nota publicada en la edición de marzo de 2013 de El Gráfico

Imagen Cristiano Ronaldo, ilustración de Gonza Rodríguez.
Cristiano Ronaldo, ilustración de Gonza Rodríguez.
Primero, lo primero: este muchacho es un jugadorazo
Si, aunque usted al leer piense en la obviedad de la afirmación, a veces este aspecto suele quedar de lado. El fútbol está tan disimulado por todo lo que lo rodea que el juego a veces parece una excusa para hablar de otras cosas. Y dentro de la cancha, el portugués es perfecto.

No hay hoy un delantero más versátil en el mundo. Bueno para el juego en corto, buenísimo en “la cancha de arriba” (Maestro Tabárez dixit), incontenible lanzado en velocidad a campo abierto. Su carrera ha sido un progreso en continuado: si cuando llegó al Manchester United desde el Sporting Lisboa con 17 años era un gran proyecto y al aterrizar en el Bernabéu ya era una estrella, hoy es futbolista completo. Sus números en el Madrid son galácticos: 34 goles en su primera temporada, 56 en la segunda, 69 en la tercera… En la actual, con tres meses de competencia por delante, ya pasó los 40. Su técnica de golpeo del balón es objeto de estudio; el modo en que calza el pie al impactar es inimitable, y a la vez una fuente extra de goles de tiro libre para su equipo: 11 en partidos oficiales desde que viste de blanco.

Como cabeceador no hay quien lo iguale. De su colección de goles por esa vía, hay dos que valen la pena buscarlos en YouTube. Dos obritas de arte. El primero sirvió para definir la Copa del Rey 2011 ante el Barcelona, nada menos; el otro es más reciente: el que le marcó al United en el Bernabéu en la ida de los octavos de final de la Champions League. En ambos se advierte cómo es capaz de sostenerse en el aire más tiempo que sus rivales. Se suspende, al mejor estilo Michael Jordan. Su plasticidad y su postura allá en lo alto son la delicia de los fotógrafos. Tantos goles en el club (182, al cierre de esta edición) lo sitúan ya sexto en la tabla histórica merengue, entremezlcado con leyendas como Raúl, Di Stéfano, Puskas, Butragueño, Pirri… Eso sí, en promedio de gol por partido los baila a todos: tiene 1,02.

Imagen LA TECNICA de Cristiano es admirable.
LA TECNICA de Cristiano es admirable.
Su pasado humilde
La isla de Madeira se cae de Portugal, y por carácter transitivo de Europa misma. En Funchal, su capital (hoy viven allí ciento diez mil personas), nació el 5 de febrero de 1985 a las diez y veinte de la mañana Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro. No la tuvo fácil el chico: creció en una familia humilde, de esas en las que las necesidades básicas no siempre están cubiertas. Su madre, Maria Dolores, admiradora de Ronald Reagan, decidió trasladar el nombre del presidente estadounidense al de su hijo con un pequeño agregado. Ella no siempre estaba a la hora de la leche: tenía que salir a limpiar casas ajenas para empujar la economía del hogar. El papá de Cristiano, Dinis, se hamacaba en tres direcciones: era jardinero municipal, oficiaba de ocasional utilero en el Andoirinha (un club pobre de Funchal donde el chico empezó a jugar, a los ocho años) y era adicto al alcohol. La contención, muchas veces, quedaba a cargo de sus tres hermanos, todos mayores (dos mujeres y un varón).

Las habilidades de CR7 llamaron la atención enseguida, y el más renombrado de la ciudad, Nacional, se lo llevó en 1995. Siguió mejorando y ya fue el poderoso Sporting Lisboa quien lo incluyó en sus categorías menores. Cristiano tenía 12 años. Se repite: 12. Edad para estar en casa, para aferrarse a los padres y jugar con los hermanos.

Su niñez interrumpida debió lidiar con la distancia y las costumbres capitalinas: su acento isleño era motivo de burlas entre los compañeros de las juveniles del Sporting. Cristiano lloraba mucho, demasiado. “Todos los días”, recordó él mismo en una entrevista. Con el dinero justo, solía comprar una tarjeta telefónica para hablar por teléfono a su casa una vez por semana. Pero quería ser futbolista, y en la pelea contra esas adversidades empezaba a templar su carácter.

Imagen UN SIMBOLO: Messi triunfante, CR7 abatido y a sus pies. Un duelo con un claro ganador.
UN SIMBOLO: Messi triunfante, CR7 abatido y a sus pies. Un duelo con un claro ganador.
Potencia a Messi
Un motivo de regocijo para los admiradores del rosarino. O sea, para los argentinos todos. Se pueden revisar todas las entrevistas a Leo y no habrá siquiera un indicio que avale esta idea, es verdad. Pero la sensación de que la presencia del portugués le da a Messi un motivo más para superarse tiene bases firmes. La última sucedió el domingo 27 de enero de este año; a primer turno, Ronaldo se despachó con tres goles al Getafe, en el Bernabéu. Unas horas después, en la noche catalana, Leo firmó cuatro contra el Osasuna y volvió a robarle la tapa de los diarios del lunes al portugués. Tras el partido, Jordi Roura (el reemplazante de Tito Vilanova en el banco culé) se rindió ante la evidencia: “No sé si su actuación y sus cuatro goles tienen algo que ver el hattrick de Cristiano. Quizás Cristiano Ronaldo motive a Messi”.

Diplomático como todo integrante del mejor equipo del mundo, el entrenador no dijo con todas las letras lo que era un sentimiento generalizado: los festejos de CR7 habían sido un combustible para Leo.
El cruce entre ambos es recurrente en la liga española, por eso cuando se enfrentaron con sus selecciones, el duelo se potenció mediáticamente. Fue una sola vez: el 9 de febrero de 2011 en Ginebra. Esa noche invernal, Leo arrancó con una asistencia deliciosa a Di María en el primer gol; Ronaldo, el capitán portugués, emparejó al marcar el empate, pero la historia la sentenció Leo en el descuento: gol de penal y 2-1 para Argentina. CR7 se mordía los labios en el banco; ya había salido.

La novia, esa belleza rusa
Ella se llama Irina Shayk (su apellido real es Shayjlislamova, pero no entraba bien en los carteles publicitarios), y comparte con CR7 las turbulencias del pasado: su papá, que trabajaba como minero, falleció cuando ella tenía 14 años. Antes de ser “la novia de” se forjó un camino como modelo. Tanto es así que la prestigiosa revista estadounidense Sports Illustrated la eligió en 2007 para su tapa anual de trajes de baño. Por qué se ganó ese lugar no hace falta adornarlo con adjetivos: la imagen que acompaña esta nota lo explica mejor. Desde aquella portada, su nombre en el mundo de la moda es una marca, y por eso suele vérsela en publicidades y revistas de modas.

Hace poco más de un año propició un episodio singular: que Cristiano Ronaldo asista a una entrega de premios en carácter de acompañante. Sucedió en la embajada francesa en Madrid, cuando la revista Marie Claire entregó los premios Prix de la Moda. Esa noche, la directora de la publicación recordó que un tiempo atrás, cuando le propusieron a Irina ser la tapa de la revista, ella había puesto la condición de que no se la vinculara con CR7. “Le dijimos que en todo caso sería al revés, diríamos que Cristiano Ronaldo era su novio”, comentó la señora. Irina sonreía desde una mesa, mientras un muchacho sentado a su lado no paraba de mirar su teléfono.

Imagen AFICHE español tras el cuarto Balón de Leo.
AFICHE español tras el cuarto Balón de Leo.
Se come cargadas por todos lados
El martirio comenzó una noche cualquiera, en un lugar insospechado. Septiembre de 2011, Nicosia, capital de Chipre. Era un partido más de clasificación para la Eurocopa 2012, a la que Portugal asistiría. Lo insospechado comenzó de pronto, con algunas voces incipientes, que de a poco se fueron multiplicando hasta parecerse bastante a un coro estruendoso. “¡Messi, Messi!”, gritaban los chipriotas cada vez que Cristiano entraba en contacto con el balón. Él respondió con su mejor arma, los goles: marcó dos en el contundente 4-0 de su selección. En los dos festejos miró a los hinchas, como devolviéndoles la atención dispensada. El entrenador del APOEL, Ivan Jovanovic, estaba en la cancha como espectador. Tiempo después, antes de otra visita de CR7 a la ciudad para un APOEL-Real Madrid, recordaba: “Estuve en Chipre-Portugal y el trato a Cristiano fue el peor. Los hinchas chipriotas nunca se habían portado tan mal”.
La moda se convirtió en epidemia, y el muchacho debió aprender a convivir con la cargada constante en territorios hostiles. Pasó en Bosnia, en otro partido de la selección. Esa vez no se aguantó la bronca, y respondió a los gritos tapándose los oídos al festejar un gol. Pasó en diversas canchas de España, lejos del Santiago Bernabéu, claro. Pero lo peor pasó ¡en Portugal! En febrero de este año, cuando ingresaba al hotel donde se concentraba la selección para un amistoso, unos hinchas que estaban en la puerta arrancaron con el ya típico “¡Messi, Messi!”. Seguro que Ronaldo habrá mirado sin creer, o pensado que era un chiste. En el fondo, da pena. La sombra de Leo lo acompaña donde vaya. Como si no fuese suficiente tenerlo instalado cada día en su propia cabeza.

El perfil familiero
Fácil es abrir la chequera y repartir cuando se tiene mucho. Y más todavía cuando los que reciben son de la misma sangre. Pero el sentido de unión familiar que habita en CR7 hace que estos gestos vengan desde que era nadie. Tenía 16 años y empezaba a aparecer en la primera del Sporting Lisboa cuando pidió un préstamo para ayudar a su hermano mayor, Hugo. Quería pagarle un tratamiento de desintoxicación de drogas. Hoy Hugo es dueño de una fábrica de pinturas en Portugal.

Su hermana mayor, Elma, está al frente de la tienda CR7. Cátia, la siguiente, se ha desplazado a Madrid con su familia para vivir. Es que a Cristiano le gusta tenerlos cerca. Tanto que José Pereira, esposo de Cátia, es una especie de secretario privado del jugador. Hombre de confianza, más que nada. Y la propia Cátia, gracias al hermano, se dio el gusto de grabar dos discos como cantante pop; en esa faceta, ella se hace llamar Ronalda.

Pero si alguien de su familia concentra la atención del portugués, esa persona es su madre. Por pedido de ella, mandó construir un asilo en Madeira para los pobres de la isla. Cristiano está convencido de que darle los gustos es un modo de devolverle los esfuerzos que María Dolores hizo por sus hijos. Él le regala una mansión en Funchal, anteojos Prada, viajes en vuelos privados; todo parece poco. Las cuentas bancarias del futbolista no son sólo suyas: también están a nombre de su mamá. Ella vive con Cristiano e Irina en Madrid. Es que, por linda que sea, la rusa tuvo que aceptar la cercanía de su suegra. En eso, Ronaldo se parece a los Benvenuto: lo primero es la familia.

Imagen CRISTIANO entrena a full, tanto en el club como en su casa.
CRISTIANO entrena a full, tanto en el club como en su casa.
Profesional ciento por ciento
En tiempos en que los entrenadores se quejan de la falta de compromiso de los jóvenes, de que hacerles entender que un profesional lo es las 24 horas, ahí está CR7 para dar el ejemplo. Suele ponerse en foco en sus placeres mundanos: ir de shopping, por ejemplo; o que el shopping vaya con los productos que le gustan a Ronaldo a su mansión ubicada en una urbanización madrileña, dado el revuelo que genera su presencia en lugares públicos. Pero –aquí viene lo central– su gusto por la ropa (fue modelo de Armani) tiene un link directo a un aspecto estético: a CR7 le gusta verse bien, y eso redunda en un cuidado extremo de su cuerpo. Son famosos sus 3.000 abdominales diarios, repartidos entre el entrenamiento en el club y el gimnasio que tiene montado en su casa.

Esa obsesión, alimentada en su época del United, ha convertido su físico en un arma. Sus piques se parecen más a los de un velocista que a los de un futbolista cualquiera. Y su trabajo en la ciudad deportiva del Real Madrid, cuentan las crónicas de los diarios deportivos españoles, es metódico e integral. "Me visto, a veces tomo un desayuno, otras voy al gimnasio, en ocasiones toco solo la pelota, muchas veces hago trabajo de prevención de lesiones", describe en su biografía, Momentos. Mira el video del partido recién terminado cuando vuelve a su casa, sí o sí. Y nada en la pileta, para relajarse. Sus cuidados incluyen la dieta, por supuesto, y también una conocida aversión por el tabaco y el alcohol. Esto último se entiende fácil; su padre, a quien adoraba, falleció por una insuficiencia hepática, rastro de su vieja adicción.
El día de CR7 no tiene al entrenamiento como una interrupción de sus actividades. Le gustan los boliches, las salidas, los viajes, las excentricidades de millonario. Todo es verdad. Pero las prioridades de su agenda están bien cuidadas.

Por Andrés Eliceche. Fotos: AFP. Ilustración: Gonza Rodríguez