Las Entrevistas de El Gráfico

Heber Mastrángelo, 100x100: “Lorenzo estuvo 20 años adelantado“

Anecdotario viviente, el goleador que jugó para Boca y River habla, entre otros temas de Bianchi, y el problema actual de los chicos y el fútbol.

Por Diego Borinsky ·

21 de julio de 2023

  Nota publicada en la edición de marzo de 2013 de El Gráfico

Imagen EL HEBER, hoy, a los 64 años, con los colores de Boca, los que amó de chico y con los que se consagró. Trabaja para Boca en la detección de talentos.
EL HEBER, hoy, a los 64 años, con los colores de Boca, los que amó de chico y con los que se consagró. Trabaja para Boca en la detección de talentos.
1 ¿Por qué todos te dicen Heber si en tu documento figura Ernesto Enrique? Heber era el nombre que me quería poner mi mamá, pero en el Registro Civil no la dejaron. Igual, siempre me dijeron Heber y todo el mundo me conoce por Heber, si me decís Ernesto, ni me doy vuelta. El sobrenombre les ganó al nombre y al apellido.

2 Con tu hijo, al menos, te pudiste desquitar. Sí, pero ojo que tampoco aceptaban el nombre, entonces llamé al Registro Civil de la calle Córdoba, yo ya jugaba en River y era conocido, pregunté si podía ponerle Heber y me contestaron que sí. Y lo anoté ahí.

3 ¿Qué estás haciendo actualmente? Trabajo en Boca, en la captación de chicos de todo el país con el Mono Perotti, el Muñeco Madurga y José Malleo. Miramos unos 36 mil chicos por año para que queden 25. Voy a La Candela un par de veces por semana.

4 ¿Los chicos tienen idea de quién fuiste vos? Muy poco. Hace como 15 años, cuando dirigía a la Reserva, les hablé un día: “No saben definir; desde acá hay que pegarle así”. Los pibes me miraban como diciendo “¿Este viejo habrá jugado alguna vez?”. Entonces les pedí que fueran detrás del arco y empecé a patearle a Martín Ríos, el arquero. Los pibes se reían, yo me daba cuenta. Y largué: pim a un palo, pim al ángulo, pum de emboquillada. Yo siempre le pegué despacio, pero con efecto. Después de varios tiros paré, porque tenía fiebre en la rodilla. A mí se me calienta la rodilla cuando pateo seguido. Los pibes me terminaron aceptando que no sabían definir, “pero como le pega usted es más difícil”, se quejaban.

5 ¿Todavía peloteás a los arqueros? No, ya tengo siete operaciones en la rodilla, puedo mandar algunos centros, lo que me da bronca es que no tiren los centros a la cabeza del compañero, porque por más que te cambien la pelota y sea más liviana, si te quedás un rato pateando, enseguida le agarrás la mano. ¿Cuántos días te puede llevar agarrar la pegada a esta pelota? El tema es que no se quedan.

6 ¿Pero algún chico te dice algo que le comentó su abuelo? Poco, los pibes de hoy no son como nosotros, que vivíamos para el fútbol y sabíamos la historia de Boca y de todos los clubes. Estos chicos no saben de historia, es la realidad de esta época.

7 ¿Qué significa para vos haber vuelto a La Candela? Paso seguido por mi habitación, la que compartíamos con Gatti. Está igual. Al lado de la nuestra dormían Lorenzo y el profe Castelli. Eran las únicas de ese sector, el resto estaba en la otra punta. Nadie se acercaba a hinchar las pelotas porque por ahí te agarraba El Loco (por Lorenzo) con sus papeles y te tenía un rato largo. En la Candela dormíamos unos 300 días al año. Cuando jugábamos por Copa, por ahí me guardaban el fin de semana, el equipo jugaba en el interior y yo me tenía que quedar corriendo solo en La Candela.

8 ¿Cuál es la imagen más fuerte que te viene de esa época? La de Lorenzo. Nos decían “Loco” y nos dábamos vuelta todos: el Toto, Gatti, a mí también me decían Loco. Mis compañeros me mandaban para calmarlo. Lorenzo se fastidiaba en la previa de los clásicos, se ponía nervioso y los muchachos me decían: “Si te ve bien a vos, se tranquiliza”. Yo entraba en su habitación y le comentaba: “Menos mal que me tiene a mí, que hoy estoy para dos goles” y ahí sonreía y se aflojaba: “Bueno, bueno, que los muchachos coman lo que quieran” (fuerza la voz, imita el tono de Lorenzo).

9 ¿Cuántos años llevás en Boca? Creo que voy por 22, en distintas etapas. Fui jugador del 76 al 81. Al poco tiempo me llamaron para que fuera ayudante de Dino Sani. Nos hicimos grandes amigos con el brasileño, después seguí con Di Stéfano y con Zanabria. Dirigí la Reserva hasta que vino Menotti y nos echó. Cuando había plata, chau, ¡afuera! Volví con Macri: fui técnico de la Cuarta, Quinta y Sexta, gané 13 campeonatos, hasta que me echaron en 2003. Regresé con Angelici. En los dos casos, tanto con Macri como con Angelici, les trabajé a los vitalicios para que ganen las elecciones.

10 O sea que viviste las buenas y las malas. Con Marito (Zanabria) tuvimos que pintar los números con marcador en las camisetas, en aquel partido con Atlanta. Intervinieron el club y lo cerraron, estuvimos cuando no estuvo nadie, eh. Eso fue Boca también. Nos quedamos sin dirigentes, cerraron el club con llave, la Candela, todo. Cada uno se llevaba la ropa a lavar a su casa, pasamos por el Parque Sarmiento y le pedimos al profe de ahí si nos dejaba entrenar porque no teníamos dónde hacerlo. El Puma Armando me lo había anticipado cuando compraron a Maradona. El sabía lo que iba a pasar. Fue el hombre que salvó a Boca.

11 Lo salvaron Alegre y Heller. Hay dirigentes que dicen que salvaron a Boca al levantar la quiebra. Está bárbaro, Don Antonio era una gran persona, pero para levantar la quiebra tuvieron que vender la Ciudad Deportiva en 23 millones. Es como si hoy Boca vendiera Casa Amarilla para pagar una deuda. Así cualquiera lo hace, por eso digo que el que salvó a Boca fue el Puma Armando: si no hubiese hecho la Ciudad Deportiva, la deuda no se levantaba.

12 ¿Cómo le hiciste la campaña a Macri? Fuimos con Roberto Mouzo casa por casa todos los días durante cuatro meses a tocarles timbre a los socios. A Mauricio, las encuestas le daban que perdía en vitalicios. Y también que el mejor equipo de la historia era el de Lorenzo, entonces nos eligió. Teníamos el padrón y entre mi señora y mis hijos me armaban un recorrido diario por Boca y Barracas y tocábamos el timbre en las casas de los vitalicios.

13 Me imagino la sorpresa de esa gente. Ojo que es jodido hacer a los vitalicios, eh, porque te abrían y por ahí la señora te abrazaba y te decía: “Lo enterramos ayer”. Otros estaban en la cama, entubados. La mayoría se largaba a llorar al vernos, nos hacían pasar. “Es la primera vez que vienen jugadores a casa”, nos comentaban y no nos dejaban ir, nos quedábamos un par de horas. Se hacía largo el tema. Les decíamos que Boca necesitaba un cambio y que ese cambio era Mauricio. Y si el vitalicio te decía que lo iba a votar, olvídate, lo votaba. Te veían ahí y lo votaban.

14 Para ustedes también debe haber sido emocionante. Claro, porque los viejos son los únicos que nos vieron jugar. Los pibes ahora están con Guillermo, con Palermo, ni nos conocen a nosotros.

15 ¿Con Angelici hiciste lo mismo? Le conseguí 2 mil votos, ya soy un experto en campañas, pero esta vez lo hice por teléfono y yo solo, ya los conocía. En su momento le juntamos 1.000 personas en el club Sarmiento de Olivos, Posse nos prestó un lugar de la UCR para llamar por teléfono desde ahí, yo le había aconsejado a Mauricio salir un poco del barrio.

Imagen MUY JOVENCITO con la camiseta de la Selección Argentina, a comienzos de los 70.
MUY JOVENCITO con la camiseta de la Selección Argentina, a comienzos de los 70.
16 ¿Dónde empezaste a patear una pelota? En Rufino, mi pueblo, pero tuve un problema importante: a los 6 años sufrí poliomielitis y estuve un año en cama, sin caminar. Me quisieron mandar a Bahía Blanca para aislarme. pero mi mamá gritó a los cuatro vientos: “El pibe de acá no se va”. Y no me fui. Mi casa era la única en 4 manzanas, todo campo era, así que abría la puerta y desde mi cama veía jugar a la pelota a los pibes. Ninguno venía a verme porque los padres les decían que era contagioso.

17 ¿Qué hiciste un año tirado en la cama? ¿Mirabas la tele? ¿Qué tele? Ni radio había en casa (risas), después la compramos. El diariero pasaba con la revista “Así es Boca”, y me dejaba de regalo alguna para dibujar.

18 ¿Llegaste a pensar que no ibas a poder caminar más? Los médicos creían que iba a quedar paralítico. El doctor le dijo a mi mamá que me masajeara todos los días quince minutos por hora. Y Nelly, mi santa madre, lo hacía religiosamente. Así me recuperé.

19 ¿Volviste a caminar de un día para el otro? No, no, fui probando: me paraban y me caía, trataba de dar dos pasos, y me pegaba un porrazo.

20 ¿No te afectó en tu carrera? Para nada. De hecho, jamás me desgarré. No sé, tal vez fue por esos masajes de mi madre o quizás por la comida, por la leche. Me aburrí de tomar leche de pibe. Agarraba las vacas que pasaban cerca de casa y ahí mismo las ordeñaba en un tachito, sacaba con el cucharón y tomaba.

21 Qué satisfacción para tu madre verte jugar en Primera, ¿no? Me vio muy poco, en Atlanta nada más. Murió del corazón a los 42 años, yo tenía 21. Tuve una madre espectacular, nunca la vi enojada, nunca me pegó. Cuando El Gráfico me hizo mi primera nota en Rufino, lo único que le pedí al Negro Thiery, el periodista, era que me sacaran una foto dejándole flores en el cementerio a mi vieja.

22 ¿Laburaste de pibe? Sí, en el matadero, tenía una yegüita blanca y arriábamos las vacas y después las matábamos.

23 ¿Cómo llegaste al fútbol de Buenos Aires? Primero me fui a probar a Rosario Central y metí cuatro goles en un partido. “Le vamos a mandar el telegrama”, me avisaron. Al otro día pasé por Rosario y les dije: “Mejor no me lo manden que ya estoy viejo” (risas). No me lo mandaron nunca. El Coco Malegni, de Junín, que había jugado con Zubeldía, llevaba chicos a Atlanta y era íntimo amigo de mi papá. Le habló y entonces me fui a probar.

24 ¿Quedaste de una? Quince minutos duró la prueba. Yo llegué de nueve, pero el Nano Gandulla me dijo: “Hijo, ¿puede jugar de diez?”. Ni sabía quién era, me vio 15 minutos, llamó a un dirigente y pidió que me compraran a Jorge Newbery de Rufino.

25 ¿Tuviste buenos maestros de inferiores? El Nano Gandulla y Victorio Spinetto fueron los mejores. Con Don Victorio nos quedábamos hasta la noche pateando. Ponía una rueda y teníamos que embocar en el medio, de zurda y de derecha. No le pude ganar nunca, pero aprendí muchísimo. Un fenómeno Don Victorio: como maestro y como persona.

26 Ahora se perdió el hábito de quedarse después de hora. Sí, se perdió. Hoy vos te llevás el silbato a la boca y te quedás solo en la cancha. Por eso, en Primera División ves que de cada 10 centros, 8 van para cualquier lado. Antes, si vos metías un pase de 40 metros, se la tenías que poner al pecho o al pie del compañero sí o sí. No tenías opción.

27 ¿Por qué se perdió esa costumbre? Porque ahora los chicos tienen mil cosas para entretenerse: la televisión, la Play, los teléfonos. Cuando era técnico de Boca, les hacía dejar colgados los aros a los pibes. Conmigo no jugaba nadie con arito: ¡es Boca, viejo! Los chicos me respetaban, hasta el día de hoy me llaman de todo el mundo.

28 ¿En Rufino la mayoría es hincha de River? Y... sí, por Bernabé (Ferreyra), Amadeo (Carrizo) y el Gallego Baéz. A Bernabé lo conocí, me juntaba con él acá, un hombre muy sencillo y humilde. Cuando falleció, yo jugaba en River y fui uno de los que llevó el cajón con el presidente. Con Amadeo todavía hoy me hablo.

Imagen GRITANDO un gol con la camiseta de Atlanta, su primer equipo en el fútbol profesional.
GRITANDO un gol con la camiseta de Atlanta, su primer equipo en el fútbol profesional.
29 ¿Qué destacás de tu paso por Atlanta? Le estaré siempre agradecido a Atlanta porque me dio la primera oportunidad, pero jugué 7 años y cobré el mes todo junto sólo una vez, me pagaban de a puchos. A mí me operaron de la rodilla, mi señora estaba con la panza a punto de parir, con un calor como el de hoy, y tenía que ir de una punta de la ciudad a la otra para cobrar. Don León Kolbowsky te debía, pero te terminaba pagando. Nosotros esperábamos jugar contra River y Boca para cobrar algo, nos repartían ahí mismo en el vestuario.

30 ¿Pasaste hambre cuando llegaste a Buenos Aires? Mucha. En la pensión de la calle Heredia estaba con el Loco Gatti y otros jugadores. Te daban de comer, pero poquito, entonces me iba a la esquina, a lo de Valentín, que tenía fiambrería. Armaba un par de sándwiches y con eso completaba. Me fiaba Valentín, una fiera. Después pasé a la pensión de Salguero y Santa fe, ahí estaba Doña Paca, una española que cocinaba como los dioses y me adoraba. “Al piojito no le van a comer la comida”, decía, porque yo era el más chico de todos. Fue como una madre para mí.

31 ¿De quién eras hincha de chico? De Boca, ¡y fanático! Mi ídolo era Paulo Valentim. En mi cuarto tenía colgados los posters de todos: Roma, Silvero, Marzolini... En mi casa compraban la “Así es Boca”, éramos todos de Boca. En la radio escuchaba al equipo de Musimessi, Colman y Edwards. Si perdían, me volvía loco... pero los muchachos perdían muy poco.

32 ¿Qué sentiste cuando te compró River? Cuando venís acá ya sos un profesional. ¿Quién no va a querer jugar en River por más que seas de Boca? Aparte, en Atlanta cobraba 5 mil pesos por partido... cuando me los pagaban, y en River, 70 mil, ¿cómo te parece que me podía sentir? De hecho, después le metí cinco goles a Boca con la de River. Yo estoy agradecido a todos los clubes en los que jugué, y mientras fui profesional, jamás dije de quién era hincha.

33 ¿Por qué te tuviste que ir de River si anduviste bien? Hice la pretemporada en el 75, pero nadie me decía nada, se contactó conmigo la gente de Unión y cuando me vino a hablar Labruna ya había arreglado con ellos. Ahí está un poco mi locura, porque cuando Labruna se acercó, le contesté: “¿Por qué no me hablaron antes?”. Estaba hecho un balazo, ese 1975 fue mi mejor año.

34 Después te vengaste con la camiseta de Boca. Y… lo saqué siempre de la Libertadores: cada vez que nos enfrentábamos, le metía goles... y afuera River. Sé que Angel gritaba “Marquen a Mastrángelo”, y tiraba todo a la mierda cuando hacía goles.

Imagen EN RIVER se mostró tras su paso por Atlanta: tuvo tres años muy buenos y le metió cinco goles a Boca, como este.
EN RIVER se mostró tras su paso por Atlanta: tuvo tres años muy buenos y le metió cinco goles a Boca, como este.
35 ¿Qué te acordás del clásico del 5-4 ganado por River? Que metí un gol al minuto y el del final también era mío, pero Morete la empujó en la línea. Nunca supe que le iban a dar tanta bolilla a las estadísticas, sino hubiera pateado tiros libres y penales, que nunca lo hice.

36 ¿Cómo pasaste de Unión a Boca? En el contrato con Unión había puesto que si me buscaba un equipo de Buenos Aires me tenían que avisar. Al mes, Lorenzo, que era el técnico de Unión, me cuenta: “Te quiere San Lorenzo, pero ahí no hay un mango”. El había dirigido hacía unos años, además yo estaba bien en Unión, era como el Real Madrid. Unas semanas después me comenta: “Te quiere Independiente, ahí sí hay plata”. Fui al hotel Nogaró, me junté con el dirigente José Epelboim, me dijo que me querían. “Quedate en Unión, que a fin de año pasamos los tres a Independiente con Gatti”, me dijo Lorenzo. Durante las fiestas, sonó el teléfono en Rufino. Era Lorenzo: “No pasés a Independiente que arreglé con Boca”.

37 ¿Ahí nomás cambiaste de rumbo? Rabasi, un gran dirigente de Unión, me llamó y me avisó: “Ojo que te están matando con el 15 por ciento”. Nos habían comprado a Gatti y a mí por un millón de pesos, todos decían que Gatti valía 600 y yo 400, pero era al revés. De ahí me querían sacar plata. Armando me llamaba todos los días, yo no quería saber nada. Mi mujer me aconsejó: “Andá a hablar con ese señor, le decís que no querés pasar y quedás bien”. Fui a su concesionaria de Avenida La Plata. “Es la primera vez que pretendo comprar a un jugador y no quiere venir”, me recibió. Le dije: “Quiero esto, esto y esto, si a una sola cosa me dice que no, me levanto y me voy, no tengo problemas”. Pedí una barbaridad. Y el Puma entró a tirar los fajos de billetes sobre la mesa. Cuando dejó de tirar, le pregunté “¿Cuánto hay?”. Era el 15% calculado sobre 400 mil. “Siga tirando porque yo costé 600 mil y eso es lo que no me gusta”, le dije.

38 ¿Qué te contestó? Nada. Sacó unos fajos más y los tiró sobre la mesa. “Lo único que te pido es un favor, que te subas al tren que sale en dos horas a Mar del Plata con el plantel”. Le dije que no tenía ropa. “Te compro la ropa que vos quieras, pero te vas ahora”. Yo había ido con un amigo, así que metí los fajos en una valija, se la dí y le pedí que la lleve a casa y yo me fui a hacer la pretemporada. Armando me dijo: “Salvo Boyé, acá putearon a todos los que usaron la 7, espero que no te pase lo mismo a vos”. Linda bienvenida.

39 ¿Era difícil pelear los contratos con Armando? No, por ahí te peleabas, pero se arreglaba todo de palabra, firmabas en blanco y al final te terminaba pagando más de lo que habías firmado.

Imagen TAPA de El Gráfico con uno de sus goles para River en el clásico contra Boca.
TAPA de El Gráfico con uno de sus goles para River en el clásico contra Boca.
40 Vos que jugaste en los dos, ¿qué diferencias hay entre River y Boca? La hinchada y la cancha. Hay cien hinchas de Boca en una esquina y mil de River en la de enfrente y si se ponen a gritar, se escuchan más a los de Boca. Eso no cambió. En la Bombonera, cuando no te quieren, te das cuenta enseguida porque los tenés encima. En el Monumental no sabés si te putean o te aplauden porque están a 100 metros.

41 ¿Los wines son una especie en vías de extinción? No... ya no existen más los wines. Ojalá hubieran. Si yo te pongo un wing izquierdo y otro derecho, sin nueve, ¿cómo te marcan? Jugale mano a mano a Pinino Más o a Felman... te pelan como un ajo.

42 ¿Vos preferías jugar por izquierda o derecha? Yo era nueve, así que me daba lo mismo ir por una punta o la otra. Utilizaba la viveza. Por ejemplo, iba por derecha y Felman, un fuera de serie, por el otro lado. El 4 le pegaba y por ahí lo echaban, y en general en el banco no ponían un buen reemplazante de marcador de punta, porque iban 5 tipos nada más. Entraba el suplente y le decía a Felman: “Dice Lorenzo que cambiemos de punta”. Y era mentira, entonces le dejaba un marcador de punta bueno y yo me iba con el improvisado.

43 Para los que no te vieron jugar, ¿a quién te parecías? Quizás el que se parece un poco haciendo diagonales es Rodrigo Palacio.

44 ¿Eras de hablarles a los defensores? Sí, pero nada agresivo, les contaba cuentos o les preguntaba por la familia. El Panadero Díaz era el que más se enojaba. Un 3 de la reputa madre. “Che, Panadero, ¿sabés el último de gallegos?”, le decía. Y se ponía nervioso. Nunca insulté ni dije cosas feas, siempre algo gracioso. O a un marcador de punta jovencito le hablaba: “Hola, nene, ¿cómo estás? ¿Tu papá todo bien?”, y apenas se distraía y me contestaba, pum, metía el pique y me perdía.

45 ¿Passarella era muy bravo como rival? A Passarella yo lo hice quedar en River. Lo habían rechazado en varios clubes, vino a prueba desde Sarmiento, le fui a hablar al presidente y a Pipo Rossi, el técnico, para que se quedara. Y en las prácticas, me venía a marcar a mí y yo no corría, le decía qué iba a hacer para que se quedara con la pelota.

46 ¿Vos eras el más pícaro en el Boca de Lorenzo? Hacía un poco de lío, pero siempre bromas sanas. Mouzo y Pernía eran fierreros y limpiaban los autos al detalle: tenían cromado el motor, lustraban con franela hasta los tornillos. Yo me iba arriba de La Candela, a una sala que tenía siempre murciélagos. No iba nadie ahí, pero como yo soy del campo no les tenía miedo a los bichos, entonces subía con varios huevos, los ponía en filita en la ventana, y cuando arrancaban el auto para guardarlo, los llenaba de huevazos. Nunca supieron quién era, ja, ja, hasta hace unos años que les conté.

47 ¿Lorenzo era de despertarse a la noche para darles indicaciones? Todas esas cosas las aprendieron de Lorenzo, incluido Bilardo. El Loco fue el primero. A Alcides Merlo, en Unión, lo volvió loco. Teníamos que jugar contra Central. Kempes la rompía. Lo agarró a Merlo. “Viejo, ¿te animás a marcar a Kempes?”, le preguntó. “Sí, Maestro”, contestó Alcides. “¡Pero no te me vas a cagar, ¿no!?”, insistió. “Tenés que olvidarte de la pelota, porque vos con la pelota no sabés un carajo, ¿estamos? Vos marcalo a Kempes por toda la cancha; diez contra diez ganamos nosotros”. Así, de frente. En la semana, lo paraba en las prácticas. “A Kempes por todos lados; diez contra diez ganamos nosotros”, repetía el pobre Merlo cuando lo agarraba el Loco. A la noche lo despertaba. “Sí, Maestro, tengo que seguir a Kempes por todos lados, diez contra diez ganamos nosotros, la pelota no me interesa porque yo no sé un carajo con la pelota”, repetía semidormido. Así era Lorenzo.

48 ¿Y cómo terminó la historia? Nos fue bien, pero en el segundo tiempo Kempes se lesionó, y Merlo lo siguió hasta la puerta del túnel, ja, ja, no sabía qué tenía que hacer, entonces se acercó a preguntarle al Loco. “Agarrá al 16”, le dijo, y me acuerdo del pobre Merlo mirándoles la espalda a los jugadores de Central para saber a quién tenía que marcar. No tenía ni idea, él sólo se había concentrado en su tarea de anular a Kempes (risas).

49 ¿Vos eras el preferido de Lorenzo? Puede ser, quizás porque los dos éramos locos. Nos peleábamos mucho, también, después venía a mi casa, o me llamaba. Una vez me sacaron la uña del dedo gordo del pie con una tenaza porque se me había infectado. Me dolía como la puta madre. Lorenzo vino a los dos días a casa: “¿Qué te parece si te pongo un algodoncito ahí para que puedas jugar?”. Noooo, si yo andaba apenas en ojotas, entonces ahí me enojaba, lo mandaba al diablo y me iba a Rufino a tirar tiros. Después llamaba a Rufino, lo atendía mi papá, o mi mujer. “A ver, dame con ese Loco”, le pedía a mi viejo.

50 ¿Qué fue lo más importante que te enseñó? Estuvo 20 años adelantado al resto. Te decía qué te iba a pasar en el partido, porque contaba con toda la información. Y después pasaba eso. A mí me sacó de nueve y me puso de wing. Jugábamos sin nueve, como el Barcelona, y me enseñó los secretos para fabricar diagonales. Te anticipaba cómo iban a venir los goles. La del Atlético Mineiro fue mundial. Nadie le había podido ganar en Brasil. Lo agarró al Colorado Suárez. “Sos el mejor tres que hay en Boca”, le dijo. “Graaaaacias, Maestro”, le respondió el cordobés. “Sos el mejor tres... pero mañana no vas a jugar, lo voy a poner a Bordón, porque va a hacer un gol de tiro libre y con ese gol vamos a ganar”, le cantó. ¿Cómo terminó? Ganamos 2-1 con ¡dos goles de Bordón! ¡Los dos de tiro libre!

51 ¿Qué recordás de la final del Nacional 76 contra River? Que no podía caminar y me puso igual. Tenía un esguince de tobillo de este color (negro). El doctor le dijo que no podía jugar. “No importa, que se concentre”, le contestó. Agarró yema de huevo y me vendó, cuando se me secó, no podía pisar, era como yeso, me tiraban todos los pelos, lo hizo para que no me moviera. Me lo sacó el día previo al partido y después me metió una inyección. Me dijo: “Jugá parado, nada más te pido, si no estás, se me va a venir Passarella al ataque y no tengo con quién marcarlo, pero si está Mastrángelo, Passarella tiene miedo y no sube”. Ganamos 1-0 con gol de Suñé de tiro libre, salimos campeones, todos se fueron a festejar y yo a mi casa, a tirarme a la cama varios días porque no podías más.

52 ¿Lorenzo vendía cambiadas las lesiones? Claro, eso hizo el día previo a la final con River. Yo tenía el pie derecho jodido, me llevó al consultorio e hizo pasar a toda la prensa. Estaba en la camilla, todo tapado, con merthiolate en la pierna izquierda, el médico hizo que me ponía una inyección. “Me la dio en la otra pierna, Maestro”, le dije cuando se fueron los periodistas. “Para que mañana te peguen en la que tenés sana, boludo”, me respondió. Y sí, ¡me tiraron cada patada!

53 ¿En la final con Cruzeiro del 77 usaron camiseta blanca por cábala? Tuvimos que cambiar y nos pusimos la blanca, pero abajo teníamos la de Boca, eh, nosotros no nos sacamos nunca la camiseta de Boca de la piel.

54 Me imagino el duelo de espadachines entre Lorenzo y Bilardo en la final de la Libertadores 78 contra el Deportivo Cali. Uffff... En la última práctica en el estadio nos cortaron la luz, no sabíamos dónde estábamos, nos cerraron la puerta y al fondo aparecieron unos hinchas tirando piedras. Pa, pa, pa, piedrazos a lo pavote, nos pusimos a devolverles. En el partido, a los 5 minutos, en un corner, viene de atrás el Pecoso Castro y me refriega los ojos con una sustancia. Jugué todo el partido casi sin ver nada.

55 ¿Qué hiciste? Me acerqué a Lorenzo y le dije: “Maestro, no veo un carajo”. Y me contestó: “No importa, jugá igual que ellos no saben que vos no ves” (risas). Me pusieron hielo, me dolía, me ardía... Tiempo más tarde coincidí con Bilardo en un Mundialito y me confesó que era Vick Vaporub. Lo de las piedras también lo había armado él. Eran normales esas cosas, lo de las alfileres también. En Boca no hacíamos esas cosas.

56 Lorenzo tampoco era un santo. Pero hacía otras cosas: era de mojarte la cancha, de embarrarla. Boca era un equipo barrero, cuando veíamos que se venía la tormenta, sabíamos que ganábamos. Yo era un jugador que no me caía, por eso de mi lado hacía dejar el pasto más alto, y bien mojado, para que se cansen los contrarios, yo era livianito. A veces no la embarraban como él quería, entonces agarraba la damajuana de vino y se quedaba sentado en el costado hasta que el canchero hiciera lo que él quería. El Loco era un tipo que no dormía pensando en los partidos.

57 Hizo espionaje antes de la final intercontinental contra el Borussia. Infiltró al profe Von Foerster, muy amigo suyo, entre los alemanes. Hablaba perfecto alemán, se hizo pasar por periodista y fue a todas las prácticas un mes antes de que viajáramos nosotros. Pasó un informe perfecto. Sabíamos virtudes y defectos de cada uno de los alemanes.

58 Para esa final armó un equipo superofensivo. Yo estaba tomando un café con él, se acercó Armando y le preguntó: “¿Cómo va armar, Maestro?”. El Loco arrancó: “Gatti; Pernía, Tesare, Bordón, Suárez”. El único titular de la defensa era Pernía. “¿Está seguro, Maestro?”, se quedó el Puma, y no quiso saber más nada. Por suerte no siguió, porque también sacó a Benítez y a Veglio. “Estos creen que nos vamos a colgar del travesaño y los vamos a atacar, se van a sorprender”, me dijo. Puso tres puntas y dos volantes ofensivos: Salinas, Zanabria, Saldaño, Felman y a mí. Y eso que odiaba las tres puntas. A los 35 minutos ganábamos 3-0.

Imagen FUE TAPA de El Gráfico con River, Boca y Unión, como en este último caso.
FUE TAPA de El Gráfico con River, Boca y Unión, como en este último caso.
59 La más divertida... Uhhh, tiene miles. En un Racing-Unión, cobraban todo para Racing. El referí se llamaba García. Y empezó con los insultos: “¡Che, Rodríguez, la reputa que te parió”; “¡Rodríguez, la concha de tu madre!”; “Rodríguez, ¿quién te pagó hijo de puta?”; “Chupetín de brea”, ja, ja, chupetín de brea les decía, porque estaban vestidos de negro, no como ahora. En un momento pasé al lado y le dije: “Maestro, el referí se llama García, no Rodríguez”, y él me respondió: “¿Qué querés, que le diga García y me eche a la mierda?”, ja, ja. Un genio.

60 El compañero que mejor te entendió en una cancha. El Toti Veglio, una especie de Zidane, mejor que Zidane en realidad; Zanabria, Cocco, Marchetti, varios...

61 ¿Mantenés contacto con ex compañeros? Hablo con casi todos. El otro día me llamó Pernía para que vaya a Tandil a divertirnos un rato en la peña; con Pancho (Sa) hablo seguido, con Pinino Más, Toti Veglio...

62 El mejor técnico que tuviste. Lorenzo, y más abajo Don Victorio Spinetto, el Nano Gandulla y Federico Vairo.

63 ¿El Boca de Lorenzo usaba nafta de avión? No, fijate a qué edad terminamos de jugar todos. Si nos hubiéramos dado, hubiera sido imposible jugar al fútbol tantos años. En su momento Rattín dijo eso para justificar una mala campaña pero no fue así.

64 ¿Cuál era la clave de aquel Boca? El compañerismo, unos jugadores bárbaros y un técnico adelantado 20 años al resto.

Imagen SONRIENDO con Alberto J. Armando, el presidente que lo llevó a Boca y del que fue su gran amigo. Según Heber fue el hombre que salvó al club en el momento crítico.
SONRIENDO con Alberto J. Armando, el presidente que lo llevó a Boca y del que fue su gran amigo. Según Heber fue el hombre que salvó al club en el momento crítico.
65 También aprovechaban la penumbra de la Bombonera de noche. Se veía poco, pero era igual para todos, por ahí poníamos una sábana blanca detrás del arco, colgada del alambrado, para distinguir al arco de reojo. O usábamos medias amarillas, aunque nos costó muchísimo convencer a Armando.

66 ¿Por qué? Porque no quería saber nada. El decía que Boca era con las medias azules. Estuvimos tres meses para que aflojara: como nadie usaba medias amarillas, hacíamos los pases mirando las medias.

67 ¿Qué pensaría si viera las camisetas violetas de este verano? Uhhhh, se muere el Puma. No parecemos Boca con esa camiseta, la verdad, pero son las nuevas reglas, hay que vender. Para mí, es demasiado.

68 El día más feliz en el fútbol. Cuando salimos campeones de América la primera vez, en Uruguay, la noche en que Gatti atajó el penal de Vanderley con mis guantes. Me los había dado Adidas y se los regalé al Loco. Yo me había olvidado, y cuando nos abrazamos, se sacó los guantes y me los regaló. Estaban todos descosidos, pero ya los usaba de cábala.

69 ¿Y el día más triste? Cuando perdimos la tercera final, contra Olimpia en el 79. Esa Copa era nuestra, también, y marcó el final de un ciclo. Perdimos 2-0 en Asunción porque una pelota picó en una naranja que había en el pasto y le hizo fallar el cálculo a Gatti. Nos mataron a naranjazos allá. Acá empatamos 0-0 y se cortó la serie.

70 ¿Ahora es más fácil ganar la Copa que antes? Antes era más jodido, entraba sólo el campeón y había cada equipo de la puta madre... Nosotros siempre tuvimos que eliminar a River y a Independiente, imaginate. Además, al no haber tele, te hacían cualquier cosa en la cancha.

71 ¿Creés que Veglio transmitió la mística del equipo de Lorenzo al de Bianchi, cuando era su ayudante? Fijate que todos los que ganaron Copas en Boca tenían un ayudante de nuestra época: Veglio con Bianchi, Trobbiani con Russo, Ribolzi con Basile...

72 ¿Ves puntos de contacto entre el Boca de Bianchi y el de Lorenzo? Del Boca de Bianchi que ganó todo, sí, el cero en el arco propio. Boca siempre fue eso, en realidad. El de Musimessi; Colman y Edwards; Lombardo, Mouriño y Pescia metía un gol y la gente sacaba los pañuelos. El de Roma; Silvero, Marzolini; Simeone, Rattín y Orlando ganó 18 partidos 1-0 y fueron campeones.

73 ¿A Bianchi lo trataste? Sí, claro, un fenómeno, jugamos juntos en la Selección, además es muy amigo del Toti Veglio. Un tipo sencillo, buena gente para los jugadores. Esta vez creo que le va a costar un poco más, pero lo va a lograr.

74 ¿Te agarraste alguna vez a piñas con algún compañero? Nunca. Antes, Agremiados hacía una cena a fin de año y entregaban premios y mis compañeros de River me eligieron como mejor compañero a sobre cerrado.

75 ¿Cómo era la relación con la barra brava en tu época? Venía Quique a comer con nosotros, era uno más. “Quique, tenés que dejar de putear a Felman, no jodás, hay que aplaudirlo”, le decíamos. Y lo empezaron a aplaudir. Jamás pusimos un peso, no había negocio.

76 ¿Estabas para ir a algún Mundial? En el 78 estuve en la lista de 40 que armó Menotti, pero el Flaco no llamaba jugadores de Boca porque tenía pica con Lorenzo. Pernía y Gatti debieron haber estado en ese plantel.

77 ¿Cómo te llevabas con Maradona? Un fenómeno Diego, buena gente, igual que Claudia, que venía a La Candela. Estuve en su casamiento. Varios años después, en su segunda etapa, yo estaba de técnico de inferiores y cuando me veía a 200 metros, se acercaba a saludarme.

78 ¿Por qué te retiraste joven? Porque me operaron mal en 1980, me dejaron un pedazo de menisco dando vueltas en la rodilla, por eso en el campeonato de Maradona jugué solo unos minutos, un tiempo contra Huracán.

Imagen METE EL 2-0 al Borussia en Alemania para levantar la Intercontinental.
METE EL 2-0 al Borussia en Alemania para levantar la Intercontinental.
79 Pero te terminaste yendo en conflicto con Boca. Es que no me pagaban. Me acuerdo que mientras me recuperaba de la operación, se acercó Armando, que ya se iba del club, para que firmara por el triple de lo que estaba ganando. “Vos le diste mucho a Boca y no te lo van a agradecer nunca, por eso te hago este contrato”, me ofreció. “No, Don Alberto, le agradezco pero me parece que quedé mal de la rodilla”. Me insistió y me pidió por favor que firmara. No lo hice. Y al final el Puma tuvo razón, a tal punto que me quedaron debiendo 8 meses del año 81, un dinero que nunca reclamé porque no le quise hacer juicio a Boca. En el 82 jugué unos partidos en Defensor Sporting de Uruguay, pero no podía, la rodilla no me dejaba. Igual, cerré la carrera metiéndole un gol a Gremio en Brasil por la Libertadores.

80 ¿Te pareció bien cómo se manejó el tema Riquelme? Román está bien donde está ahora, él nunca debió haberse ido. Boca no tiene fútbol, jugadores como él hacen mucha falta. Y aparte es ídolo, hay que cuidar un poco más a los ídolos.

81 ¿A quién votarías como máximo ídolo de Boca? Y... están Rojitas, Valentim, Rattín, Riquelme... pero primero elijo a Rojitas.

82 ¿Cómo te fue dirigiendo el Sub 20 de Paraguay? A mí me llevó Harrison, el presidente de la Federación, y cuando lo voltearon a Harrison me limpiaron a mí. Todavía me echan la culpa, la verdad es que a los argentinos no nos quieren nada allá.

83 ¿De qué equipos son tus hijos y nietos? Mi hija es de Unión; mi hijo de Boca y las dos nietas son de Boca.

84 ¿Por qué no tenés celular? Me regalaron uno la semana pasada, me insistió mi mujer por si me pasaba algo con el auto, pero todavía no lo sé usar.

85 ¿Por qué creés que River les dio chances de ser entrenadores a ex jugadores en los últimos 20 años mientras que Boca no? Es cierto, River se acordó más de sus ídolos y está bien.

86 ¿Te alegraste con el descenso de River? Noooooo, para nada. Boca y River no se tienen que ir nunca al descenso, sin ellos el fútbol argentino no es nada.

87 ¿Messi es más que Maradona? Para mí, no. Messi está jugando en un equipo con dos millones de cracks, Maradona jugó solo en el Napoli.

88 ¿Por qué te echaron de Boca cuando eras técnico de juveniles? No sé, nunca me enteré, no me dieron explicaciones. Lo único que sé es que me mandaron un telegrama el 31 de diciembre de 2003, y ese año había ganado cinco campeonatos.

89 ¿No lo esperabas? Para nada lo esperaba. Imaginate mi fin de año: me llegó el telegrama el 31 a la tarde. Me dolió mucho. Desde entonces, no volví a ver a Mauricio (Macri).

90 Si entra al bar ahora... Lo saludo, listo, para mí ya pasó todo. Y tampoco dejo de reconocer que cambió muchísimas cosas para bien en el club.

Imagen CON LA CASONA de fondo, hoy elige a los futuros cracks del semillero.
CON LA CASONA de fondo, hoy elige a los futuros cracks del semillero.
91 “Hay gente que trabaja con los chicos que no son sanos”, declaraste apenas te echaron, ¿a qué te referías? A malos ejemplos en el fútbol, déjalo ahí.

92 ¿Hay muchas diferencias entre los pibes de ahora y ustedes cuando empezaban? Creo que antes había más vocación, estábamos desde la mañana a la noche pateando una pelota, ahora los hacen estudiar mañana y tarde, hay muchas otras atracciones y no les queda tiempo para jugar al fútbol. También faltan los grandes maestros que tuvimos nosotros

93 ¿En qué te fijás para seleccionar un chico? Alguno se te va a pasar, porque por ahí justo no tiene un buen día, pero uno se da cuenta enseguida si el chico juega bien. Con los defensores es más difícil.

94 ¿Cuál es el principal problema de los pibes hoy? Un poco de todo: los padres, los empresarios, las presiones sociales, la falta de maestros. A los padres los tenés que frenar porque te rompen los quinotos que da calambre. “¿Qué le falta?”, me preguntan. “Le falta apoyo, gambeta, centro atrás, cabezazo”, les contesto para que no me hinchen, porque los padres te vienen como a apurar. Los empresarios también se acercan, pero yo los corto desde el primer día. No los atiendo, directamente. Sólo acepto de los padres la pregunta de cómo se porta el hijo, nada más.

95 ¿El jugador nace o se hace? El jugador nace y después lo vas puliendo. Si es inteligente, la agarrará más rápido. Por eso, cuando vienen y dicen: “A tal chico lo descubrió Fulano”, no es así. Ahí se anotan todos. Hay que tener huevos para ponerlos de jovencitos en el primer equipo, pero el jugador también se descubre solo, es el jugador el que te viene pidiendo cancha.

96 ¿Qué es lo que menos te gusta del fútbol de hoy? Que se hizo muy comercial, antes todo era más auténtico, más puro. Los dirigentes de antes eran hinchas de verdad, ahora no tanto.

97 ¿Te ponés muy nervioso viendo a Boca o ya estás curtido? Todavía me pongo mal cuando perdemos, ¿podés creer? No voy a la cancha, pero lo vivo con intensidad.

98 ¿Por qué no vas a la Bombonera? Dejé de ir hace unos quince años, uno está todo el día con el fútbol así que el fin de semana aprovecho y lo veo con la familia por la tele. Sé que en Brandsen, sobre la Bombonera, están grabados en el piso los pies de los 100 mejores jugadores de la historia de Boca. Ahí está el mío, pero todavía no fui a verlo.

99 ¿En Europa se cuidan más a los ídolos? Yo te consulto una cosa: ¿cuantas veces Boca salió campeón del mundo? Tres, ¿no? ¿Cuántos anotados hay por plantel? Unos 20, ¿no? Y me pregunto: ¿es tan difícil agarrar una plateíta, aunque sea en un rincón, para los campeones del mundo? Tomen: ésta es la platea para ustedes, con los nombrecitos arriba, en un rincón. ¿No te parece que estaría bien? ¿Qué les cuesta a los clubes darles eso para que los muchachos vayan cuando quieran ir? Me parece que ser campeón del mundo no se da todos los días.

100 ¿Estás contento, Heber, con lo que hacés? Advierto cierta tristeza... Y… la verdad es que más o menos. Contento por estar otra vez en Boca, voy por los 22 años en el club, pero quisiera dirigir, me gusta enseñar y creo que estoy en condiciones. Yo miro los jugadores cuando se prueban y en 10 minutos me doy cuenta si sirven o no, por eso el resto del tiempo no sé qué hacer, me aburro un poco.

Por Diego Borinsky. Fotos: Emiliano Lasalvia y Archivo El Gráfico