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23 Sub 23: #16 Durvan Zapata
Apostó por Estudiantes luego de buenas actuaciones en América de Cali y las juveniles de Colombia. La potencia es su marca registrada.
Por Redacción EG ·
17 de marzo de 2013
Nota publicada en la edición de marzo de 2013 de El Gráfico
Está en los genes. Estudiantes no falla en la elección del 9. Y cuando no los crea, los importa. Cuando señaló a Duván Zapata para traerlo desde América de Cali, arriesgó: el colombiano recién daba sus primeros pasos en el club caleño. Así y todo, acertó. Desde que llegó, a mediados de 2011, hasta el cierre de esta nota, el delantero de 21 años disputó 25 partidos en torneos locales y anotó 11 goles.
Zapata es algo así como el Palermo negro. Un delantero que se mueve dentro del área, de 1,86 metro, más ductil que Martín, pero con menos cabezazo. Y con la mezcla justa de calidad y potencia física.
El atacante, que ya es padre (su hija se llama Dantzel) tiene claro a quiénes quiere imitar. Una vez contó que sus referentes son el marfileño Didier Drogba y el sueco Zlatan Ibrahimovic, y que los observa con atención cada vez que puede.
Para llegar a La Plata, Duván renunció al América de Cali. Había disputado el Mundial Sub 20 con su país (Colombia llegó a cuartos de final) y venía de jugar el torneo Esperanzas de Toulon, donde fue clave: marcó el gol que llevó la definición ante Francia a los penales, y fue campeón. Una vez en el Pincha, le tocó adaptarse. Además de extrañar a su familia y a las costumbres de su país, Zapata tuvo que ganarse un lugar. Y superar lesiones.
Lo hizo a fuerza de goles, incluso en Reserva, cuando le tocó bajar. El amor es recíproco: él está contento en La Plata (“Estoy muy cómodo con la ciudad, la gente y la hinchada”, dijo) y en el club le renovaron el contrato por cinco años más.
Debería partir al mercado italiano, este delantero de Estudiantes, de 21 años.
Zapata es algo así como el Palermo negro. Un delantero que se mueve dentro del área, de 1,86 metro, más ductil que Martín, pero con menos cabezazo. Y con la mezcla justa de calidad y potencia física.
El atacante, que ya es padre (su hija se llama Dantzel) tiene claro a quiénes quiere imitar. Una vez contó que sus referentes son el marfileño Didier Drogba y el sueco Zlatan Ibrahimovic, y que los observa con atención cada vez que puede.
Para llegar a La Plata, Duván renunció al América de Cali. Había disputado el Mundial Sub 20 con su país (Colombia llegó a cuartos de final) y venía de jugar el torneo Esperanzas de Toulon, donde fue clave: marcó el gol que llevó la definición ante Francia a los penales, y fue campeón. Una vez en el Pincha, le tocó adaptarse. Además de extrañar a su familia y a las costumbres de su país, Zapata tuvo que ganarse un lugar. Y superar lesiones.
Lo hizo a fuerza de goles, incluso en Reserva, cuando le tocó bajar. El amor es recíproco: él está contento en La Plata (“Estoy muy cómodo con la ciudad, la gente y la hinchada”, dijo) y en el club le renovaron el contrato por cinco años más.
